Debemos de estar al tanto que el periódico digital Acento publicó una encuesta que ellos encargaron al Centro Económico del Cibao realizada del 19 al 21 de enero. La encuesta incluyó un levantamiento de datos sobre la religiosidad, la militancia religiosa del pueblo dominicano. La encuesta revelaba que el 59.2% de los dominicanos son católicos, el 19 evangélicos (el 2.5 adventistas, 0.7 testigos de Jehová, 0.3 mormones), el 16.6 dicen no militar en ninguna iglesia y el 1.8 no sabía dar respuesta. La encuesta confirma una tendencia que se manifiesta desde hace buen tiempo, y no solo en la religión católica sino en casi todas las llamadas religiones tradicionales históricas (católicos, anglicanos, adventistas, evangélica dominicana) desde las décadas finales del siglo XX.
En el caso dominicano es evidente. La primera encuesta que se levantó en el país fue en 1920 revelaba que los católicos representaban el 98.6 % de la población y que los protestantes eran 11,929, un 1.3 % y ubicados en las zonas geográficas vinculadas al comercio exterior y a la mano de obra extranjera importada para el corte de la caña, se refería a San Pedro de Macorís, Samaná, Puerto Plata y El Seybo. Un próximo estudio que vamos a usar es una encuesta Gallup para el servicio de la embajada americana en el 2006. Informaba que los católicos eran el 69.9 %, pero traía un dato valioso pues distinguía que 39,8 son practicantes y el 29.1 no lo son. Los protestantes, según sus diferentes grupos constituían el 18.2 y los no creyentes el 10.6.
Estas tres fuentes de datos nos dan a conocer, primero, que en el mundo actual las confesiones religiosas se diversifican y se van distribuyendo el universo de personas.
Segundo, que el valor numérico se relativiza y que hay que distinguir entre practicantes y no practicantes. Como es lógico el mayor número de no practicantes está en las filas católicas por ser la religión más numérica y la más tradicional, pero esta distinción está presente en todas las confesiones pues hasta entre los nuevos protestantes ya hay casos desdicientes de fieles no practicantes.
Tercero, se evidencia la fragmentación de las iglesias protestantes, cosa que ellas no tomarían mucho en cuenta por su respeto a la libertad del libre examen bíblico. Pero, también entre católicos hay una diversidad de corrientes teológicas y formas pastorales. Aunque se debe tener muy presente que la unidad es un valor y un signo evangélico.
Cuarto, que crece el número de personas sin militancia religiosa, pero con comportamiento ético, lo que se llama secularizadas.
Y quinto, que hay un dato que no recogen estas encuestas que son las personas asimiladas a religiones orientales (judaísmo, islamismo, budismo, etc) y sincréticas ( Bahai, cienciología).
A lo que nosotros daríamos particular importancia es a la opción religiosa personalizada, a la capacidad de dar razón de la fe, a la concordancia entre profesión de fe y de vida coherente, a la opción religiosa que sea constructora de la sociedad.