La Seguridad Ciudadana está asociada a muchos factores algunos de los cuales hemos tocado en otros artículos anteriores como son la corrupción, la debilidad del sistema de justicia, las respuestas a la delincuencia y violencia con mano dura que ha fortalecido las redes delictivas, la desigualdad social, entre otras.

En este artículo retomamos el tema de la Seguridad Ciudadana en una perspectiva propositiva. La Seguridad Ciudadana está íntimamente vinculada a la cultura de paz.

La Educación para la paz es un enfoque educativo que se promueve en distintos países de la región desde hace varias décadas. La Educación para la Paz es definida por Jares (1999:124) como:"…un proceso educativo, dinámico, continuo y permanente, fundamentado en los conceptos de paz positiva y en la perspectiva creativa del conflicto (…), y que, a través de la aplicación de enfoques socioafectivos y problematizantes, pretende desarrollar un nuevo tipo de cultura, la cultura de la paz, que ayude las personas a desvelar críticamente la realidad para poder situarse ante ella y actuar en consecuencia…"

Una de las disciplinas fundamentales en la educación para la paz desde este modelo y enfoque es la Música. La música es una disciplina basada en la experiencia vivencial como bien lo plantean Bardia y Sampere (2005) que favorece el desarrollo socio-afectivo de niños, niñas, adolescentes y jóvenes potencializando su creatividad, espontaneidad, libertad e interacción armónica.

La música es de las pocas disciplinas que puede cambiar el estado de ánimo de las personas, por tanto favorece que actitudes agresivas y violentas en la interacción social se transformen en alegría, placer y armonía.

La experiencia de muchos países muestra que la educación artística y musical como disciplinas curriculares básicas en el sistema educativo fomenta una serie de aspectos en la personalidad de niños, niñas y adolescentes como son:

  • La sensibilidad hacia el disfrute de la belleza y de la naturaleza
  • Fortalecimiento del autoestima
  • Relaciones grupales armónicas en las que se identifica el peso de cada persona en el grupo. Estas relaciones grupales se cultivan en la práctica musical desde orquestas, bandas, coros, ensambles y grupos musicales diversos.
  • Tolerancia hacia la diversidad
  • Relaciones personales pacíficas

La educación musical y artística son parte del currículo educativo actual pero como una disciplina secundaria, con poco tiempo y las escuelas no cuentan con los equipos, espacios, recursos humanos y tiempo necesario para ofrecerla como disciplina fundamental que fomenta la educación para la paz. La educación musical no se imparten en las escuelas públicas y privadas en forma integral sino que se desarrollan actividades aisladas para eventos especiales para “animar” los actos de los centros educativos. .

Se ha demostrado que los niños y niñas educados musicalmente desarrollan destrezas que incrementan la inteligencia emocional, desarrollan la sensibilidad asi como valores y actitudes socioafectivas que favorecen la armonía y la paz.

El uso de la música en las aulas, comunidades, espacios laborales y vida social desde esta perspectiva de educación para la paz debe ser un eje fundamental en un programa de Seguridad Ciudadana. Esto significa que la inversión del estado debe estar fundamentada en crear espacios físicos, equipos y personal capacitado en los distintos municipios del país para que la música se enseñe y se practique desde una perspectiva de educación para la paz.

Los barrios, pueblos y campos deben contar con espacios para la formación musical y artística de niños, niñas, adolescentes y jóvenes con escuelas de música y de artes en todas las localidades rurales y urbanas que ofrezcan alternativas al desarrollo cultural y al tiempo libre. .

Los cambios de una cultura de violencia hacia una cultura de paz no solo implican una mayor inversión en educación y una integración de un currículo educativo que importantice la educación musical y artística sino que también deben producirse otras políticas sociales y económicas dirigidas hacia la juventud y hacia la población que incluyan oportunidades para el desarrollo humano y cohesión social.

La alegría, el desarrollo de la creatividad y la armonía social pueden ser fomentados desde la educación musical en el aula tanto en educación primaria, básica y media.

La erradicación de patrones de violencia en la cotidianidad es una urgencia en nuestra sociedad y todos los sectores sociales deben apostar a la inversión en programas dirigidos a la niñez, adolescencia y juventud que fomentan su desarrollo artístico y cultural para crear espacios de armonía social.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY