El domingo, mientras esperaba el primer boletín de la Junta, tuve la mala suerte de escuchar durante algunos minutos a cantantes urbanos de no sé si hip hop, reguetón o lo que fuera. Y comprendí cabalmente lo que mis bisabuelos dijeron cuando vieron a mis abuelos gozar en grande una guaracha. Y también lo que mis abuelos dijeron cuando escucharon a mis padres gozar como locos el charleston. Y comprendí lo que mis padres dijeron cuando me vieron gozar el rock and roll. Dijeron justo lo que hoy digo al ver a mis hijos gozar esa seudo música de tan pésimo gusto: “¡Este mundo se jodió!”.