…Y dicen que Dios concluyó aquel séptimo día irrepetible y fue a una nube a comerse un chivito con fruición inigualable, e hizo una siestecita de media hora (irrenunciable tradición de dioses y de humanos verdaderos), y despertó de muy buen humor por todo lo creado en tan corto tiempo, y se tomó un cafecito a la salud de Adán y Eva, y abrió la mejor botella, y dedicó el resto de la noche y parte de la madrugada a regodearse en la magia combinada de Manzanero, Sabina, Barbieri, Piazzola, Milanés, Simone, Silvio…(Perdón… abro los ojos y suspiro: es que acabo de vivir una experiencia estética para dioses).