El expresidente brasileño Jair Bolsonaro se declaró "indignado" tras ser acusado por la Fiscalía este martes de liderar hace dos años el intento de golpe de Estado contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, una demanda judicial que tachó de "inepta", "fantasiosa" e "incoherente".

Bolsonaro "jamás ha apoyado ningún movimiento que pretenda deconstruir el Estado Democrático de Derecho o las instituciones que lo habilitan", afirmó el abogado Paulo Cunha Bueno en una nota compartida en las redes sociales del exmandatario.

La Fiscalía General de Brasil acusó al expresidente de "aceptar" un plan para asesinar por envenenamiento al actual mandatario, a fin de mantenerse en el poder, tras perder las elecciones de 2022 frente al líder progresista.

La acusación se recoge en la denuncia presentada este martes ante la Corte Suprema por el fiscal general, Paulo Gonet, en la que imputó a Bolsonaro y a otras 33 personas de urdir un golpe de Estado para impedir la investidura de Lula.

La querella detalla que la trama estructuró "un plan de ataque a las instituciones", bautizado como 'Punhal Verde Amarelo' (Puñal Verde Amarillo, en alusión a los colores de la bandera brasileña), que buscaba "derrocar" el orden democrático.

"Ese plan fue construido y llevado al conocimiento del presidente de la República (por aquel entonces Bolsonaro), que lo aceptó", señaló Gonet.

El fiscal general basó su acusación en un extenso informe policial, que se divulgó el pasado mes de noviembre y en el que ya se reveló que Bolsonaro tuvo "pleno conocimiento" del potencial magnicidio.

Ahora, la Fiscalía sostiene que los acusados buscaron "neutralizar" el Supremo y evaluaron "el uso de armas bélicas" contra el juez Alexandre de Moraes, relator del caso en el alto tribunal, y "la muerte por envenenamiento" de Lula.

Además, los imputados, entre los que hay militares de alto rango y antiguos ministros de Bolsonaro, querían "el control total sobre los tres poderes" y establecer un "gabinete central" con la intención de "organizar un nuevo orden" sin Lula en el poder.

Para conseguirlo, pretendían crear un ambiente de "conmoción social capaz de arrastrar al Alto Comando del Ejército a la aventura del golpe", lo que finalmente no ocurrió.

Gonet afirmó en la denuncia que, como fase inicial, se llevaron a cabo "acciones de monitoreo" a Lula y al juez De Moraes.

"El plan preveía la muerte de los implicados, por medios como explosivos, instrumentos de guerra o envenenamiento", apuntó.

Bolsonaro es acusado de "liderar" la conspiración golpista, de acuerdo con la Fiscalía General, que le imputa delitos como "tentativa de abolición violenta del Estado Democrático de Derecho", "organización armada para delinquir" y "golpe de Estado".

El Supremo decidirá ahora si acepta la querella y enjuicia al ex jefe de Estado (2019-2022) y al resto de acusados.

Horas antes de que se hiciera pública la denuncia, Bolsonaro, que se declara víctima de una "persecución" judicial, aseguró a los periodistas no tener "ninguna preocupación" al respecto.

En una de las primeras reacciones tras conocerse la imputación, la presidenta del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), la diputada Gleisi Hoffmann, dijo en sus redes sociales que la denuncia es "un paso fundamental en la defensa de la democracia y del Estado de derecho".

Siempre ha tensionado la democracia brasileña

El inculpado este martes por la Fiscalía por intento de golpe de Estado, ha mantenido una tensa relación con la democracia durante su carrera política, marcada por posturas contra el voto popular y nostálgicas de la dictadura militar.

La Fiscalía General de Brasil acusa al ultraderechista, de 69 años, de haber planificado un golpe de Estado en 2022, que finalmente se frustró, para impedir la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva, con quien perdió las elecciones.

Esa acusación podría llevarlo a la cárcel.

Presidente entre 2019 y 2022, capitán retirado del Ejército y líder de la derecha brasileña, Bolsonaro se proclama inocente y dice ser un "perseguido" por la justicia.

"La palabra 'golpe' nunca estuvo en mi diccionario", dijo.

Pese a reivindicarse como un "outsider", antes de presidir Brasil había sido diputado durante 28 años.

"El error fue torturar y no matar"

En los comicios de 2022, perdió la segunda vuelta contra el izquierdista Lula por menos de dos puntos porcentuales.

Pero su historial de declaraciones públicas revela su desapego del régimen institucional.

En 1999 le preguntaron en la televisión si cerraría el Congreso en caso de asumir como presidente. "Sin la menor duda, ¡daría un golpe el mismo día! ¡No funciona!", respondió.

Años más tarde dijo que el "error" del régimen militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985, cuyo carácter dictatorial Bolsonaro niega, "fue torturar y no matar" a los disidentes.

 "Mito"

Nacido en el estado de Sao Paulo, el 21 de marzo de 1955, y proveniente de una familia de origen italiano, Bolsonaro se casó tres veces, la última con su actual esposa Michelle, 27 años menor que él. Tuvo cinco hijos, cuatro de los cuales se dedican a la política.

En 2018, llegó a la presidencia tras una campaña en la que sobrevivió a una cuchillada en un mitin.

En pocos meses pasó de ser un desconocido para la mayoría de los ciudadanos a un fenómeno popular.

Sus seguidores lo bautizaron "el Mito". Ganó el apoyo de millones de votantes cansados de los políticos tradicionales y atraídos por su lenguaje llano y su estilo informal para vestirse y expresarse.

Mientras sus críticos señalaban sus provocaciones racistas, misóginas y homofóbicas, Bolsonaro recibía el apoyo del agronegocio, las asociaciones de usuarios de armas y parte de las iglesias evangélicas, la religión que profesa su esposa Michelle, aunque él se define como católico.

Ya como presidente, dijo que sus comentarios pasados contra las instituciones habían sido fruto de la "indignación" y se calificó como "uno de los presidentes más demócratas de la historia". Al mismo tiempo que dio un protagonismo inédito a las fuerzas armadas.

Bolsonaro, "un movimiento"

El desafío a las instituciones es una impronta suya. Se ha enfrentado especialmente con la Corte Suprema, que objetó sus decisiones como presidente en la gestión de la pandemia de covid-19.

Cerca de 700.000 brasileños murieron por el virus. Bolsonaro se refirió a la covid como una "gripecita" y negó las evidencias científicas sobre el uso de vacunas y mascarillas.

También fue criticado por subestimar el cambio climático. Durante su mandato, la deforestación de la Amazonía brasileña creció más de un 70% respecto del promedio anual de la década previa.

En la última etapa de su gobierno, logró una recuperación de la economía con crecimiento, caída del desempleo y aumento del salario real.

Bolsonaro no oculta su intención de ser candidato en 2026, pese a estar inhabilitado por haber cuestionado sin pruebas la fiabilidad del sistema de voto electrónico.

La fiscalía también lo relacionó este martes con los hechos del 8 de enero de 2023, cuando simpatizantes bolsonaristas asaltaron las sedes de los poderes públicos en Brasilia y causaron graves destrozos.

Aquel episodio recordó la toma del Capitolio en Estados Unidos por seguidores de Donald Trump, a quien Bolsonaro considera su "amigo".

Bolsonaro "ya no es un CPF (número de identificación ciudadana) sino un movimiento", ha dicho el gobernador del estado de Sao Paulo y aliado, Tarcísio de Freitas.

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