SANTO DOMINTO-. La Central Termoeléctrica Punta Catalina fue la obra cumbre del expresidente Danilo Medina y al mismo tiempo, el epicentro de duros cuestionamientos que no terminan de tocar fondo, y que incluyen una posible investigación sobre su costo real, por parte del Ministerio Público.

Aun así, en términos operacionales la planta se ha convertido en una pieza clave dentro del sistema energético del país. Así lo resaltó este martes el  administrador de la planta, Serafín Canario, en una rueda de prensa que fue dedicada esencialmente a criticar la pasada gestión de Punta Catalina, por dejar "un botadero de cenizas", y no haber gestionado efectivamente estos residuos.

Sin Punta Catalina, dijo Serafín Canario, el país estaría retornando a los apagones de los años 90. "Posiblemente, en vez de tener controlado el suministro de energía más de un 85 o 90% de circuito, retornaríamos a la época pasada, en la cual a veces había hasta 50% de circuito de alimentación eléctrica".

En el encuentro con la prensa, Canario explicó que hay quienes plantean que la solución a estos inconvenientes está en apagar la planta de Punta Catalina, la cual produce entre el 25% y el 30% de la energía que es inyectada al Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI), que es el conjunto de centrales de generación  eléctrica y sistemas de distribución que se encuentran interconectados entre sí.

"Para la actual administración esa no es una opción, porque apagar Punta Catalina, que tantos recursos le ha costado al pueblo dominicano, sería condenar a esa misma población a sufrir interminables tandas de apagones que afectarían además el proceso de desarrollo que fomenta el gobierno central", especificó.

El apagar punta Catalina por un problema que no fue creado por nosotros, sino que lo hemos heredado, sería un absurdo", dijo Canario

Agregó que Punta Catalina produce alrededor de 750 megavatios brutos y alrededor de 674 megavatios neto que es integrado al SENI y que esa carga puede llegar a representar hasta un 35% de la energía con la que se sirve el país.

La planta que genera energía a partir de la quema de carbón mineral pulverizado fue la promesa del fin de los apagones del pasado gobierno de Danilo Medina, que cargó con una “maldición” de origen, por ser la contradicción materializada de la energía limpia.

La termoeléctrica genera, según sus autoridades, alrededor del 1,000 toneladas de cenizas por día y se busca convertir esos residuos en material vendible para las cementeras que operan en el país, una solución definitiva que ahora mismo se encuentra en proceso de cotizaciones.

Transformar las cenizas para el uso de las cementeras es un trabajo que se llevará tiempo, declaró el ministro de Energía, Antonio Almonte, "y va a costar un dinero, pero es mucho menos que el daño que podría causar eventualmente a la sociedad y al medio ambiente", especificó en rueda de prensa este martes. Aclaró que en lo que se encuentran en ese punto, trabajan completar un relleno sanitario que brindará una solución de tres a cuatro años, mientras tanto.

El pasado

Cuando en diciembre del 2016 se destapara el escándalo de los sobornos pagados por Odebrecht en América Latina, incluidos los 92 millones de dólares en República Dominicana, Punta Catalina fue foco de controversias, precisamente porque quienes ganaron la licitación de la obra fue Consorcio Odebrecht-Tecnimont-Estrella, en el año 2013, cuando para ese entonces los tentáculos de Odebrecht repartían coimas a cambio de obras.

Punta Catalina, estaba prevista para culminar en 2017, pero el pasado 29 de julio fue cuando finalmente quedó inaugurada. Los atrasos valieron llevar al Consorcio y al Gobierno a un arbitraje internacional para decidir quién se haría cargo de US$ 708 millones adicionales que el Consorcio exigía por los retrasos de la obra. En marzo pasado, el Gobierno dominicano, a través de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) acordó pagar US$ 395.5 millones a Odebrecht-Technimont-Estrella, para que finalmente se entregara la termoeléctrica.