Plymouth (Reino Unido), 12 jun (Susana Samhan).- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, logró este sábado arrancar del G7 la aprobación de un plan de estructuras para contrarrestar el avance de China, pero no logró convencer a todos sus socios de adoptar medidas más contundentes frente al gigante asiático.
El mandatario estadounidense buscaba que el grupo de las democracias más industrializadas del mundo (EE.UU., Canadá, el Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón, más la Unión Europea) adoptara acciones de calado frente a China, pero no ha persuadido a todos los socios.
Funcionarios de alto rango de la Administración de EE.UU. hablaron este sábado en varias llamadas con la prensa de las discrepancias expuestas dentro de la cumbre de G7, en Carbis Bay (el Reino Unido), pero no se adentraron en detalles.
Según esas fuentes, Biden y los primeros ministros de Canadá, Justin Trudeau, y del Reino Unido, Boris, han defendido "esfuerzos orientados a la acción" frente a China; mientras que la canciller alemana, Angela Merkel, el jefe del Gobierno italiano, Mario Draghi, y la Unión Europea (UE) se decantan por "una especie de relación de naturaleza cooperativa" con Pekín.
Las fuentes no precisaron en qué puntos hubo divergencias y se limitaron a apuntar que "hubo un poco de diferenciación de opiniones no sobre el tipo de amenaza que hay, sino en lo fuerte que es".
INFRAESTRUCTURAS PARA CONTRARRESTAR A CHINA
De hecho, reconocieron que hubo un punto en que se suspendieron "las conexiones de internet" durante la sesión del G7, debido a lo delicado del asunto.
En concreto el proyecto responderá a las necesidades en este ámbito de países de ingresos medios y bajos de Latinoamérica, el Caribe, África y el Indopacífico.
Pese a esos desacuerdos, que no han sido confirmados por ninguna de las otras delegaciones presentes en el G7, Biden ha convencido a sus aliados de lanzar la iniciativa "Build back better for the world" (Reconstruir mejor para el mundo), como contrapunto al megaproyecto chino "One Belt, One Road" (Una ruta, un cinturón).
Ese plan de China pretende revitalizar la conocida como Ruta de la Seda mediante la modernización de infraestructuras y telecomunicaciones para mejorar la conexión entre Asia y Europa.
Anunciada en 2013 por el presidente chino, Xi Jinping, tiene como objetivo construir puertos, carreteras y ferrocarriles para crear nuevos corredores comerciales que unan China con Europa, África y otras partes de Asia.
Inmerso en plena disputa con Pekín por la hegemonía mundial, EE.UU. busca impulsar una réplica occidental y presenta el plan de infraestructuras como "una colaboración entre las grandes democracias para llevar a cabo un proyecto guiado por los valores, con altos estándares y transparentes".
En concreto el proyecto responderá a las necesidades en este ámbito de países de ingresos medios y bajos de Latinoamérica, el Caribe, África y el Indopacífico.
Los funcionarios estadounidenses aclararon que con esta propuesta se quiere ofrecer algo al mundo en desarrollo, sin "forzar a los países a que hagan una elección".
Y auguraron que ayudará a responder a las necesidades de más de 40 billones de dólares en infraestructuras de esas naciones, que se han visto exacerbadas por la pandemia de covid-19.
La propuesta pretende movilizar capital del sector privado para impulsar proyectos en cuatro ámbitos: el clima, la seguridad sanitaria, la tecnología digital y la igualdad de género, además de contar con inversiones de instituciones financieras.
EL GOBIERNO DE BIDEN SE DA POR SATISFECHO
Tras el anuncio de la iniciativa de infraestructuras y, pese a las diferencias con algunos aliados respecto a China, los responsables de la Administración de Biden se dieron por satisfechos de lo logrado en los dos últimos días de cumbre del G7 respecto a Pekín.
Y es que "hace tres años ni siquiera se mencionaba a China", recordaron.
Aunque los funcionarios rechazaron adelantar nada de lo que pueda aparecer en el comunicado final mañana, subrayaron que "hay unanimidad en términos de la disposición a denunciar los abusos de derechos humanos y las violaciones de libertades" por parte de China.
Biden ha presionado, asimismo, al G7 para que adopte "una acción concreta" contra los "trabajos forzados" en la provincia noroccidental china de Xinjiang, donde vive la minoría uigur.
Además, una de las fuentes estadounidenses agregó que ha habido mucha discusión sobre la cooperación acerca de las cadenas de suministro.
"No puedo ser específico pero va a haber un compromiso muy claro en varios frentes" contra China, destacó uno de los funcionarios al hablar del comunicado final.
BUENA SINTONÍA CON MACRON
Más allá de las sesiones plenarias de la cumbre, Biden mantuvo este sábado un encuentro bilateral con Macron, en el que ambos mostraron una buena sintonía.
Los dos responsables aparecieron ante las cámaras de televisión y los fotógrafos sentados al aire libre con la playa de fondo y se dieron un caluroso apretón de manos.
El presidente de EE.UU. calificó a la UE como "una entidad dinámica y fuerte" y lo relacionó con la capacidad de Europa Occidental "no solo de manejar sus propios asuntos económicos, sino también de proporcionar la columna vertebral y apoyo a la OTAN".
En ese sentido, afirmó de manera contundente que su país cree en la cohesión de la OTAN.
Asimismo, reiteró lo que lleva diciendo desde hace días: que "EE.UU. está de regreso", es decir, que ha vuelto a sus aliados tradicionales, tras las polémicas ocasionadas por su predecesor, Donald Trump.
Por su parte, Macron, que habló en inglés, resaltó la importancia de que EE.UU. tenga un presidente "muy dispuesto" a cooperar. "Creo que usted ha demostrado que el liderazgo es colaborar", enfatizó. EFE