Nicolás Maduro acaba de renovar su mandato como “presidente de Venezuela”, en un acto ilegítimo y desprovisto de cualquier asomo democrático.

Al mismo tiempo que Nicolás Maduro estaba usurpando la posición de presidente legítimo de Venezuela se estaba votando una resolución en la Organización de Estados Americanos, en la que 19 países decidieron desconocer la legitimidad del “nuevo” gobierno ese Venezuela. Apenas seis aceptaron como legítimo el nuevo gobierno de Maduro y otros ocho países decidieron abstenerse.

La República Dominicana votó a favor del desconocimiento del régimen dictatorial venezolano, y lo hizo bien, en la defensa de un proceso que no estropee el derecho que tienen los venezolanos de darse un régimen en un ambiente abierto, sin atropellos y legítimamente organizado, sin los fraudes tradicionales a que ya los tiene acostumbrado este dictador y sus acólitos.

La Asamblea Nacional de Venezuela, legítimamente electa y desconocida por el régimen de Maduro, ha sido reconocida como la máxima representación de las decisiones democráticas del pueblo venezolano, y naciones como Canadá han dicho estar en disposición de seguirla reconociendo mientras no haya un proceso electoral con legitimidad.

Independientemente de las decisiones arbitrarias del imperio norteamericano, y de las acusaciones de Maduro de que Estados Unidos busca un golpe de Estado, corresponde que las naciones democráticas como República Dominicana brinden apoyo a las instituciones con legitimidad de Venezuela, como la Asamblea Legislativa, para que se busque alguna alternativa distinta de lo que representan Nicolás Maduro y sus acólitos.

Ya República Dominicana auspició un proceso de diálogo que fue torpedeado por el régimen de Maduro. Las elecciones presidenciales fueron un gran fraude, y se desconoció el rol de la Asamblea Legislativa. Al régimen de Nicolás Maduro solo lo reconocen los gobiernos dictatoriales y fraudulentos como los de Nicaragua, Cuba y Bolivia, y tres islas del Caribe que tienen lazos de dependencia con Venezuela, como son Dominica, Suriname y San Vicente y las Granadinas. Ocho países decidieron no votar por el reconocimiento o el desconocimiento del régimen de Maduro. La abstención de por sí representa también un cuestionamiento a un régimen irregular, ilegítimo y fraudulento.

El esfuerzo de la región y de los gobiernos democráticos debe concentrarse en la búsqueda de una alternativa democrática en Venezuela, en donde hay millones de personas sufriendo las consecuencias del desgobierno, la desnutrición y la hambruna, aparte de la falta de medicamentos y muchas otras terribles vicisitudes.