Las elecciones legislativas del domingo en Venezuela han sido una derrota para el gobierno de Nicolás Maduro y el Partido Socialista Unificado de Venezuela. Con los votos contados casi en su totalidad, la Asamblea Nacional Legislativa del país sudamericano quedará constituida con apenas  53 o 54 miembros del partido oficial, y por otros 116 0 117 legisladores de la Mesa de la Unidad Democrática, de la oposición.

La sociedad votante de Venezuela ha preferido entregar el poder del Congreso en forma absoluta a la oposición, y está dejando en una tremenda encrucijada a los oficialistas, que habían ido consecutivamente a por lo menos 18 procesos electorales en los que resultaban ganadores, con Hugo Chávez primero y con Nicolás Maduro luego de la muerte del líder del socialismo del siglo XXI.

Los seguidores de Hugo Chávez llevan más de 16 años gobernando, y han permitido el descalabro de su país, institucionalmente hablando, del mismo modo que una gestión desastrosa ha endeudado a un país rico, hasta extremos inconcebibles, y su producción no petrolera ha sido descuidada, y por ello hay desabastecimiento general, crisis en los servicios públicos, inseguridad ciudadana, corrupción e impunidad y una desconfianza poco común en las autoridades de la justicia, del gobierno y de las instancias de mediación, por ejemplo los medios de comunicación, que han pasado a manos de las autoridades, quienes han abusado del derecho a la información de los venezolanos.

Pese a todas las manipulaciones que se intentaron, pese al control sobre los mecanismos electorales, pese a las mentiras que se divulgaron, pese a la cárcel de los opositores, pese a la falta de supervisión internacional de las elecciones, no fue posible impedir a la ciudadanía votar y hacerlo contra un gobierno que ya resulta rechazado por la generalidad de las personas.

Los venezolanos con recursos han tenido que irse de su país, muchos han emigrado hacia Colombia, hacia Miami, hacia México o hacia la República Dominicana. Con inversiones que antes permitieron que Venezuela rindiera y sirviera y prosperara, se tuvieron que marchar y establecerse como empresarios inversionistas extranjeros en los lugares a donde han podido establecerse.

Un país no puede conducirse de forma tan atropellante como ha sido dirigida Venezuela en los últimos años, con tantos conflictos y con tanto odio. La crispación política es una de las tragedias de la Venezuela de hoy. Los odios están latentes en toda la sociedad, y la rabia contra los gobiernos o contra los opositores es una de las causas de una posible tragedia en ese país.

Esa crispación es lo que impedirá el diálogo necesario entre los legisladores electos y las autoridades. Debía producirse un pacto político por la cohabitación, en donde se escojan los ámbitos de actuación conjunta y en los que no sea posible avanzar. Pero la rabia es muy alta y eso hace complicado el escenario de los próximos días.

El gobierno de Nicolás Maduro se siente golpeado. Se siente traicionado. Diosdado Cabello, presidente de la actual Asamblea Nacional, representa una tendencia, no vinculada con Cuba, y Nicolás Maduro otra tendencia muy estrechamente relacionada con las autoridades cubanas. Venezuela deberá transitar los próximos días con mucha cautela.

A finales de este mes vence la llamada ley habilitante, que otorga poderes especiales al presidente Nicolás Maduro. Una posibilidad es que el Congreso saliente, extienda esa ley por dos años más, lo cual provocaría una situación extrema para los recién electos legisladores. La otra posibilidad ya fue planteada por la oposición, y es utilizar el nuevo congreso controlado por la oposición para invalidar el mandato del presidente Nicolás Maduro. Como se puede ver, el cuadro no es optimista.

Lo que ocurra entre este mes de diciembre y enero, cuando se instalará el nuevo congreso venezolano, será lo que indicará si el camino que escojan las partes será el de profundizar el odio o el de recoger una parte de las diatribas que se han lanzado en los últimos años, y comenzar a conciliar posiciones que pudieran ser comunes. Por el bien de Venezuela y sus integrantes como colectivo democrático.