Hoy se conmemora en el país, como todos los años desde 1939, el Día del Maestro. Un día que en vez de celebrar, debería ser para reflexionar y analizar cómo los docentes se ven a sí mismos y cómo interpretan y ejecutan su trabajo en las escuelas y liceos públicos.
Así como la educación es la base para el futuro exitoso de los países, los docentes son la base del éxito del sistema educativo de cada nación. Sin embargo, en muchas sociedades la profesión docente pasa hoy por sinsabores, contradicciones y desconciertos que la han llevado no solo al deterioro de su imagen a límites preocupantes, sino también a una crisis de la profesión propiamente dicha.
Un cierto grado de estado de crisis es inherente a la educación y, por tanto, de desestabilización de la identidad profesional, afirma José Gimeno Sacristán. Para este autor, la crisis es un conflicto, no algo necesariamente negativo, y la salida de él no está predeterminada. Los docentes están llamados a tener un papel activo en la resolución del conflicto; deben aprender a sentirse siempre en crisis, en la medida en que sus funciones las desempeñan en contextos inestables, sometidos a cambios que hoy son más rápidos, amplios, complejos y decisivos. Es necesaria una preparación sólida para afrontar las nuevas realidades.
En otros tiempos, ser docente gozaba de prestigio. Pero actualmente esta condición ha cambiado y la docencia es infravalorada en comparación con otras profesiones de igual nivel académico. Los bajos salarios no hacen más que confirmar la poca importancia que se le asigna a la educación, más allá de lo que se afirme en el discurso público. Parecería que cuesta reconocer un hecho obvio: no hay posibilidad de contar con un sistema educativo de calidad sin que los docentes sean los primeros exponentes de esa calidad que se dice perseguir.
En Latinoamérica una de las tareas esenciales del momento es la de encontrar la manera de mejorar la situación de los educadores y modificar el imaginario colectivo referido a la profesión docente, pues parecería que aún perdura la época en que la profesión docente era considerada como una semiprofesión, más cercana a un oficio, que no reúne las características que los teóricos consideran como rasgos profesionales.
Según estudios, a igualdad de salarios, en aquellos países donde tiene prestigio, la profesión docente es escogida con más frecuencia por los estudiantes como primera opción profesional. En cambio, donde se incorporan a la docencia personas menos cualificadas –o con menos alternativas ocupacionales– la imagen social de la profesión se empobrece, resultando menos atractiva para la siguiente generación de estudiantes con vocación y cualidades docentes.
Uno de los rasgos característicos de cualquier profesión es la posesión de conocimientos técnicos y científicos, orientados a realizar un servicio o tarea. Este aspecto medular en el trabajo docente está en cuestionamiento en el país, pues los resultados que obtienen los estudiantes en la primera convocatoria en las pruebas estandarizadas nacionales (octavo y cuarto de bachillerato), no son los deseables; y en las internacionales que se aplican en el Nivel Primario (tercero y sexto) se sitúan por debajo de la media regional en lectura, escritura, matemática y ciencias naturales, según el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo, publicado en diciembre de 2014.
Las diferencias en el perfil de acceso a la función docente en los diversos sistemas educativos sugieren una espiral ascendente o descendente de prestigio y capacidad para atraer buenos candidatos a la profesión. Según estudios, a igualdad de salarios, en aquellos países donde tiene prestigio, la profesión docente es escogida con más frecuencia por los estudiantes como primera opción profesional. En cambio, donde se incorporan a la docencia personas menos cualificadas –o con menos alternativas ocupacionales– la imagen social de la profesión se empobrece, resultando menos atractiva para la siguiente generación de estudiantes con vocación y cualidades docentes.
El efecto del nuevo perfil de la educación primaria, entre otros aspectos, se refleja en los resultados obtenidos por los postulantes que participaron en el Concurso de Oposición Docente en cual solo aprobó el 41% en la primera prueba de Razonamiento Lógico y Competencias, es decir, 6,581 de 16,239 que se presentaron.
Estos resultados “evidencian que los programas de formación en República Dominicana han fracasado”, dijo el presidente de la ADP, Eduardo Hidalgo. Y “reveló que de igual forma reprobó las pruebas 97% de los profesionales de otras carreras que fueron al concurso para ocupar puestos de docentes en las áreas de ciencias y matemáticas, principalmente médicos e ingenieros”. En cambio, la directora de la Regional 10, Sobeida Sánchez Pérez, dijo: “uno de los factores que influyó en que muchos de los postulantes no aprobaran el concurso fue el uso de la tecnología”. Además, agregó que “algunos de los postulantes del concurso ya están trabajando por contrato” (Listín Diario, 16/01/2014). Estas declaraciones confirman la magnitud de la crisis por la que atraviesa la educación dominicana.
Además de la reconocida crisis general de la profesión, este día encuentra a los docentes dominicanos con una percepción generalizada de que los niveles salariales están por debajo de lo que la función docente no solo merece, sino que necesita para vivir con dignidad, a pesar de los incrementos sucesivos obtenidos con el 4%. Pero todavía peor encuentra a miles de pensionados y jubilados que por una inexplicable decisión de las autoridades al poner en funcionamiento el INABIMA en el año 2006, excluyeron de la nómina de este organismo los que estaban en esa condición hasta esa fecha, por lo cual hoy tienen su salario congelado. Estos excluidos cobran por el ministerio de Haciendas, el cual no aplica los aumentos producidos por el MINERD/INABIMA desde 2013.
La preocupación es mayor ante la actitud del ministro actual, Carlos Amarante Baret, quien ni siquiera da una explicación de porqué se mantiene esta irregularidad discriminatoria. Se le planteado por escrito que corrija esta situación, pero su respuesta ha sido el silencio.
Por último, para todos aquellos colegas que cada día renuevan su compromiso, tienen la iniciativa de seguir formándose/aprendiendo y, por sobre todas las cosas, logran un impacto positivo en el aprendizaje de sus alumnos, admiración y felicitación. Ustedes enaltecen la profesión, ¡FELIZ DÍA DEL MAESTRO!