Estamos al fin del año 2017, en tiempos de navidad. Entre abrazos que damos a los amigos, amigas y familiares que regresan, compras de regalos, encuentros de fin de año, ruido ensordecedor, entaponamiento en las principales ciudades, bailes y movimiento corporal cadencioso, es necesario sacar un tiempo para la reflexión personal, familiar y comunitaria, sobre la calidad de vida tenida por la mayor parte de la población nacional durante el año que termina, sobre las luchas contra la corrupción y la impunidad, orientadas a mejorar las condiciones de vida de la mayoría y las perspectivas para el que viene.

En la tradición Judeo-cristiana esta temporada tiene dos etapas importantes: el adviento, preparación a la celebración del nacimiento del profeta Jesús de Nazaret y la celebración propiamente dicha. Dos valores o principios fundamentales acompañan en este período a las comunidades inspiradas por Jesús y su movimiento indignado, profético y utópico: la esperanza y la alegría; ambas relacionadas con el nacimiento de Jesús, con el desarrollo de su conciencia profética  y su opción vital comprometida con el proyecto de  vida digna para los sectores sociales más empobrecidos, que él llamó “Reino de Dios”.

El reciente informe de Participación Ciudadana (PC) nos ha hecho recordar que durante el 2017 se han destapado grandes casos de corrupción, en donde se ha comprobado el robo estructural y sistemático de los recursos públicos perpetrado por las corporaciones económicas nacionales e internacionales (Odebrecht, Embraer…) y por las corporaciones económico-partidarias nacionales, que tiene en lo que llamo el PL-Danilismo y el PL-Leonelismo, así como en el desgastado PRD, una de las empresas de propiedad de Miguel Vargas Maldonado, sus expresiones más actuales.

Entre los principales hechos de corrupción e impunidad que se han conocido este año y que han sido presentados en el informe publicado por PC están: los relacionados con la multinacional de la construcción Odebrecht, el caso de los Tres Brazos, un barrio vendido con todo y gente, escándalo ligado al Consejo Estatal del Azúcar (CEA), cuyos incumbentes vendieron un mismo terreno 3,4 y hasta 5 veces a distintas personas. La apropiación de bienes de Diandino Peña y su grupo, que recuperaron con creces en los negocios relacionados con el Metro de Santo Domingo, las inversiones hechas en las campañas partidarias, desde la primera campaña del PLD, en 1996. El robo perpetrado por el grupo ligado a Félix Bautista en el proyecto de construcción del malecón de Nagua, donde se invirtieron más de 500 millones, sin que se haya comenzado a construir la obra, entre otros casos de corrupción pública.

Un caso de corrupción,  incluido el vil asesinato del abogado Yuniol Ramírez, ha llamado a la atención de la sociedad crítica: lo relacionado con la Oficina Municipal de Servicios de Autobuses (OMSA). El informe de PC señala sobre este caso: “Lo de la OMSA llama a una parada, a una reflexión de hacia dónde vamos, qué tipo de sociedad estamos creando. La OMSA es la puesta en escena de cómo funcionarios públicos, desde las posiciones, realizan el crimen organizado, transformándose en sicarios. Roban y asesinan de manera cruel, atroz. Ya para el 2013 salían en los diarios de circulación nacional, lo que sería la corrupción en la OMSA”.

Dos condenas contra funcionarios municipales corruptos ha sido consideradas como aspectos positivos y de avances en la lucha contra la corrupción y la impunidad: la condena a Raúl Mondesí, quien fuera Alcalde de San Cristóbal, acusado de malversación de RD$300 millones y el ex Alcalde de San Francisco de Macorís, Félix Rodríguez Grullón, acusado de corrupción por RD$400 millones de pesos. Ambos funcionarios han sido condenados este año.

Para algunos estudiosos y analistas sociales el elemento más importante en la lucha contra la corrupción impune durante este año 2017 no es solo que se han destapado grandes casos de corrupción que se han desarrollado en las dos últimas décadas, sino sobre todo el despertar de la conciencia popular sobre las consecuencias sociales y políticas de la corrupción y la impunidad. En este sentido el surgimiento de la Marcha Verde, como colectivo de gente indignada, ha sido el hecho más significativo durante el presente año.

En este camino de re-construcción de la esperanza popular, desde las organizaciones sociales, comunitarias y sectores comprometidos con el proyecto de la democracia revolucionaria, recordamos y hacemos nuestra, en la práctica política comprometida, las palabras proféticas de dos líderes paradigmáticos de nuestra historia nacional reciente: Juan Bosch y Francisco Caamaño Deño. De Juan Bosch recordamos unas frases de su carta dirigida al pueblo dominicano, el 26 de septiembre del 1963, después del golpe de Estado: “Creemos en la libertad, en la dignidad y en el derecho del pueblo dominicano a vivir y a desarrollar su democracia con libertades humanas pero también con justicia social… La democracia es un bien del pueblo y a él le toca defenderla.

De Francisco Caamaño Deñó, por su parte, recordamos algunas frases de su discurso ante el Congreso Nacional, el 3 de septiembre de 1965, cuando afirmó categóricamente, refiriéndose al movimiento cívico-militar-popular que gestó la revolución de Abril de 1965: “No pudimos vencer, pero tampoco pudimos ser vencidos. La verdad auspiciada por nuestra causa fue la mayor fuerza y el mayor aliento para resistir. ¡Y resistimos! Ese es nuestro triunfo porque sin la tenaz resistencia que opusimos, hoy no pudiéramos ufanarnos de los objetivos logrados… Pero, por encima de todo, hemos logrado una conquista inapreciable, de fecundas proyecciones futuras: ¡La conciencia democrática! Conciencia contra el golpismo, contra la corrupción administrativa, contra el nepotismo, contra la explotación y contra el intervencionismo. Hemos conquistado conciencia de nuestro propio destino histórico… ¡Despertó el pueblo porque despertó su conciencia!

Concluimos nuestra reflexión de hoy con el aporte del sociólogo Cándido Mercedes: ¡El gran aliciente, verdaderamente esperanzador, es que los dominicanos y dominicanas despiertan, salen de la inercia, de un letargo prolongado y al golpe de tanto robarles, comienzan a poner la corrupción, como el segundo problema de la sociedad dominicana, después de la delincuencia… Como decía Juan Bosch, nunca es más oscura la noche que cuando va a amanecer… Estamos en la órbita de la esperanza, donde todo un pueblo noble se agiganta, para entender que la corrupción es el lastre de su destino desafortunado”.(1)

 

Nota:

  1. 2017: Un año para olvidar en materia de corrupción. Disponible en: https://acento.com.do/2017/opinion/editorial/8518376-2017-ano-olvidar-materia-corrupcion/