En la última década del siglo pasado varios gobiernos latinoamericanos cambiaron a la jornada escolar extendida (JEE), bajo el supuesto de que aumentar el tiempo de aprendizaje de los escolares era una oportunidad para mejorar la calidad de la educación. En esa época no existía en el país una política que apuntara a implementar tal estrategia para alcanzar tal propósito.

Según Axel Rivas, la extensión del tiempo de enseñanza es una estrategia clave para avanzar en la dirección de generar cambios en las prácticas de enseñanza, en la organización de las escuelas y en las concepciones y capacidades pedagógicas para lograr mejoras significativas en la equidad y la calidad educativas. Estos elementos aún deben mejorar mucho en el Sistema Educativo Dominicano, a pesar de los avances ocurridos en las dos últimas décadas.

Opina este especialista que la experiencia de las escuelas de jornada extendida debería servir para repensar los proyectos de centro, potenciar innovaciones y rediseñar los espacios y agrupamientos. Esto no debe quedar en el margen de la política educativa, sino pasar al centro neurálgico de las decisiones. Solo así se aprovechará para hacer de la jornada extendida una estrategia no solo de mejora sino de transformación sistémica.

El desafío de la JEE no se reduce en agregar horas al horario escolar, sino en mejorar las propuestas formativas de los niveles educativos que incluye. Por eso, en términos curriculares, la extensión de la jornada escolar posibilita fortalecer la enseñanza de los contenidos de todas las áreas del curriculum, tanto de aquellas fundamentales fijadas para todas las escuelas como Lengua Española, Matemática, Ciencias Sociales, Ciencias de la Naturaleza, como otras complementarias tales como Lenguas Extranjeras, Música, Teatro, Artes Visuales, Deportes, Tecnologías de la Información y la Comunicación, entre otras propuestas, ya que está probado que las mismas enriquecen y optimizan la formación académica de los estudiantes.

En el año 2011, en la gestión de la exministra de Educación, Josefina Pimentel, se inició la JEE como un Programa Piloto en 21 escuelas, con 379 docentes y 8,408 alumnos, luego fue ampliado a 97 escuelas. Según sus palabras, la meta del Ministerio era que si el plan funcionaba se implementaría gradualmente a nivel nacional. (Ver (http://acento.com.do/2013/opinion/209455-jornada-extendida-un-plan-para-no-improvisar/).

En opinión de Pimentel “el modelo educativo de jornada extendida permite organizar ofertas flexibles, enriquecidas con disciplinas artísticas, técnicas, deportivas, con ganancias educativas, sociales y culturales de trascendencia, que beneficiarán el mejoramiento de la enseñanza y el aprendizaje frente a los requerimientos de un mundo de cambios desafiantes”, lo cual no pasó de ser simple discurso pedagógico, porque hay pocas evidencias de que apoyó iniciativas pedagógicas y curriculares para hacer realidad su planteamiento.

Lo que sí hay que reconocer es que ningunas de las 97 escuelas seleccionadas estaban preparadas en cuanto a estructura física, capacidad técnica y gerencial, para iniciar la implementación de la JEE de modo que asegurara un mínimo de éxito. De aquí se deduce que su comienzo, en ese momento, obedeció a que era la tendencia de los gobiernos de la región, la moda, porque el exiguo presupuesto del MINERD no permitía comenzar un programa que requería una alta inversión financiera.

Axel Rivas, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo, en su informe de evaluación para la Oficina de Cooperación Internacional del MINERD, responsable del pilotaje, titulado Escuelas de Jornada Extendida. Documento de diagnóstico y recomendaciones, publicado el 7 de agosto de 2013,  expresa: “Los testimonios recolectados indican que las primeras 97 escuelas seleccionadas compartían tres criterios: 1-Su voluntad de participar del programa piloto de Jornada Extendida, 2-Sus altos índices de vulnerabilidad social, 3-Las condiciones edilicias o la baja matrícula que permitía fusionar cursos de las dos tandas para adaptar el modelo de Jornada Extendida”. Ver http://www.colombiaaprende.edu.co/html/micrositios/1752/articles348928_Escuelas_de_Jornada_Extendida.pdf.

Los conocedores de este tipo de programa sostienen que la ampliación de la jornada escolar puede convertirse, si la propuesta curricular es pertinente, el profesorado competente, el personal que atiende a los estudiantes está entrenado debidamente, y la planta física y el equipamiento son adecuados, en una oportunidad para avanzar en la construcción de la justicia educativa, en la medida que los alumnos provenientes de los sectores sociales más vulnerables accedan a bienes culturales que sus familias no están en condiciones de ofrecerles.

El referido informe diagnóstico contiene varios aspectos que demuestran múltiples debilidades que desdibujan el fundamento de una estrategia concebida para mejorar la calidad de la educación, convirtiendo el modelo en una caricatura de  programa de JEE.  Entre ellos Rivas resalta:

a) La gestión de la implementación de la primera etapa piloto del programa evidencia debilidades que deberían ser consideradas como ejes centrales a revisar en la etapa de masificación. En particular se observa que la gestión central tuvo una muy baja cantidad de recursos asignados, centrados casi exclusivamente en la coordinación de una sola persona y en la delegación de diversos aspectos de gestión en otras áreas del Ministerio de Educación.

b) La implementación tuvo altas dosis de improvisación en la gestión de los recursos, el comedor, la contratación de talleristas y las obras de infraestructura.

c) Las debilidades iniciales se notan en tres ejes: (1) La falta de un claro modelo de análisis de costos por escuela y global de la incorporación al Programa de Jornada Extendida. (2) La ausencia de un marco normativo global que otorgue claridad a las escuelas y defina las funciones y estructura de gestión. (3) La falta de un claro plan de acciones del programa, asociado a esa normativa.

d) Un aspecto que ha quedado todavía relegado a un segundo plano es el referido a una clara base curricular para las escuelas de jornada extendida. En la práctica, se ha dejado una amplia libertad de decisión a las escuelas.

e) No hay un currículo específico para jornada extendida (en la mayoría de los países con políticas de extensión de la jornada tampoco existe). Pero tampoco hay definiciones sobre las prioridades curriculares ni sobre los talleres, lo cual deja amplios márgenes de decisión en las escuelas, con la consecuente fragmentación y dispersión curricular.

f) La JEE tiene un punto débil en su dimensión curricular, dado que no se ha logrado aprovechar el tiempo extra para concentrarse en prioridades claramente definidas por el Ministerio de Educación.

g) El principal problema de los talleres es la falta de referentes especializados con condiciones pedagógicas básicas para asumir esta tarea, especialmente en las comunidades aisladas y más pobres. Muchos talleres han anclado en la formación práctica de oficios.  Algunos resultan inadecuados, poco relevantes o conducidos por personas sin capacidades pedagógicas básicas.

La JEE será lo que el MINERD determine. La conducción del sistema es su competencia. Mirar para otro lado, necesariamente, tendrá consecuencias para el futuro de los escolares que están hoy en las aulas. Se requieren medidas adecuadas para encausar este programa que puede significar la esperanza para la amplia clase que asiste a la educación pública.