Hoy se celebra el día que el calendario dominicano dedica a honrar a las mujeres y hombres que con su trabajo de enseñar, desde la tierna infancia hasta la adultez, contribuyen a la formación de ciudadanas y ciudadanos para su desarrollo personal y del país. También es justo reconocer la labor de los que ya cumplieron esta tarea, sobre todo, de aquellos que se recuerdan por su entrega y compromiso.

Perspectiva Educativa resalta en la fecha, que la profesión docente no es un trabajo más, como creen algunos, y que basta poseer un título  de nivel superior para enseñar. Tampoco, que la educación es un negocio, aunque muchos se enriquezcan en base a ella, y por tanto, no se debe dirigir con la misma frialdad, el mismo distanciamiento y las mismas exigencias que otro tipo de empresa (Badía, 2017).

La docencia, como la educación, está inspirada en la ética de la responsabilidad, por lo cual hay autores que señalan: “Quien se inspira en la ética de la responsabilidad piensa en cambio, no sólo en la pureza de sus valores, sino también sobre todo en las consecuencias de sus actos”.

El docente no debe sustraerse a la responsabilidad de elegir valores universales cuando ejerce su trabajo intelectual. Se trata de una tarea intelectual y moral. Por lo cual, nunca como hoy los docentes están llamados a ejercer la duda sobre su trabajo y a interrogarse sobre su sentido y sus consecuencias. Darling-Hammond y Rothman (2011) señalan: "los [actuales y] futuros docentes deben tener no sólo buenos resultados y excelentes habilidades interpersonales, sino que también un profundo compromiso personal para enseñar y trabajar en las escuelas". Asimismo, muchos otros autores coinciden en que el compromiso de maestros y profesores es de vital importancia en una educación de calidad.

En este sentido, el compromiso docente ha sido identificado como uno de los factores más críticos para el éxito futuro de la educación y las escuelas. Asumir el compromiso desde esta perspectiva es central para "comprender cómo los profesores definen y redefinen su identidad profesional, cómo encaran tanto las reformas como las demandas cotidianas en diversos contextos y situaciones sociales complejas".

El término compromiso es utilizado a menudo por los profesores, para describirse a sí mismos o para hacer referencia a su identidad profesional. Es un concepto que se emplea para caracterizar los atributos deseables de  maestros y profesores. Sin embargo, a pesar de su uso cotidiano, es un constructo polisémico utilizado indistintamente para hacer referencia a la forma en que estos se desempeñan, es decir, profesores que realizan un buen trabajo docente; al tipo de implicación con una tarea, como sinónimo de profesores dedicados; como sentido de pertenencia en referencia a un determinado ethos profesional; o como forma de comportarse que define la profesionalidad docente en función de una pasión por la enseñanza. Mientras que profesionalidad, en sentido amplio incluye aspectos propios de la enseñanza como profesión, es decir, un proyecto pedagógico que se vincula con aspectos éticos y epistemológicos y que afectan no solo la práctica, sino también la identidad personal y colectiva del docente.

Desde esta perspectiva, la reflexión apunta hacia una mirada del compromiso que, junto con establecer vínculo con la identidad del profesor, se asocia al mismo tiempo con el quehacer del docente, lo que vendría a ser una forma renovada de conceptualizar el desarrollo profesional docente, en un escenario de cambio educativo.

El compromiso se considera, generalmente,  como un atributo deseable, asociado a un sentido de profesionalismo. Se define como un vínculo psicológico que tiene implicaciones tanto en la actitud como en el comportamiento de las personas, y que les permite voluntariamente realizar considerables esfuerzos en pos de beneficiar aquello que es objeto de compromiso, que en el caso de la docencia se traduce en profesores que están dispuestos voluntariamente a entregar recursos a favor del ejercicio de la docencia (Choi y Tang, 2009).

Para otros autores el compromiso alude, entre otras cosas, a dedicación a la tarea, adhesión a los objetivos de la educación, una profunda preocupación por sus estudiantes, conciencia de la responsabilidad y del rol docente y, finalmente, un alto grado de profesionalismo.

Las múltiples medidas tomadas para mejorar la calidad de la educación preuniversitaria, a partir del aumento del presupuesto al 4% del PIB y  transcurridos cinco años, aún no se evidencian. Los indicadores de mejoramiento se mantienen, prácticamente, en los mismos niveles anteriores al aumento presupuestal. Esto indica que es necesario introducir replanteamientos que reviertan la situación de poco aprendizaje que presentan las escuelas. Uno podría ser revisar los niveles de compromiso de autoridades y docentes con los aprendizajes de los estudiantes, porque la calidad se mide por lo que ellos aprendan.

En consecuencia, es necesario que unos y otros se enfoquen para cambiar la cruda realidad que atraviesa la escuela, pues los estudiantes dominicanos no están aprendiendo lo que tienen que aprender.