SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Si el crecimiento económico no satisface necesidades ni crea oportunidades de trabajo, es cuestionable su efectividad. Los colores oscuros matizan el ‘‘avance económico’’ de la República Dominicana. Así reflexiona el economista Guillermo Caram al observar su desenvolvimiento durante el año 2017.
De entrada, Caram considera que ‘‘sigue secuestrada por los déficits del sistema productivo, fiscal y cuasi fiscal, por las repercusiones del sistema financiero que fomentan una especulación que afecta el sistema productivo’’.
Durante la presente gestión del presidente Danilo Medina, la deuda se ha incrementado 57% mientras el PBI 19%. Es decir, la deuda ha crecido tres veces más rápido que la economía. Y durante los dos últimos años, ha promediado un crecimiento de 11.5%. ‘‘Transitamos un camino peligroso’’, alerta.
En su análisis, el economista recuerda que en el país no hay un régimen de competencia, los precios de los combustibles y electricidad los fija el Gobierno, incluyendo los márgenes de beneficio de las empresas por lo que ellas tienen cómodas ganancias sin escarceo público.
También deja en la memoria actual de la ciudadanía que el transporte está monopolizado por gremios que imponen sus reglas, y que los impuestos y tasas de interés predominantes de la nación son más desfavorables que las vigentes en los mercados en las naciones que constituyen nuestros competidores como EEUU y Centroamérica.
En voz de Caram y de organismos internacionales, los procesos de licitaciones públicas suelen ser manipulados, la burocracia entorpecedora y la corrupción es el principal apoyo de estas malas prácticas.
La infraestructura pública y los servicios sociales como la educación para la destreza laboral deja mucho que desear. La calidad del gasto es baja. No se percibe en que se gastan los RD$1700 millones diarios consignados en el presupuesto. El Gobierno, en lugar de fomentar la competencia para competitividad, cree que puede lograr esta sin aquella. No resuelve los factores fiscales, tributarios, financieros, regulación de mercado para que exista la competencia. En su lugar, cree que va alcanzar la competitividad con anuncios mediáticos, seminarios, organismos y organigramas. Con todo esto, se refuerza el secuestro de la economía, advierte.
Déficit productivo
Las evidencias son deprimentes a juicio del experto. El déficit en la balanza comercial puede estimarse que terminará por encima de los US$8, 000 millones, tres veces peor que en el 1996 que fue de US$2, 635 millones.
La balanza comercial mide la insuficiencia del sistema productivo para satisfacer necesidades. El ascenso de su déficit: 5, 365 millones de dólares en 21 años, es una realidad.
Caram precisa que en términos per cápita, el quebranto productivo de bienes por cada dominicano era de US$ 330 en 1996 y ahora es de US$850. Ahora es dos veces y medio más que antes.
El desempleo
El desempleo se mantiene al mismo nivel que en el 2000: apenas se redujo del 13.9% al 13.3%, 0.6% en 16 años; lo que en voz del economista es ‘‘vergonzoso’’ para una economía que es 3 veces más grande que en el año 2000.
Los déficits en la balanza comercial determinan carencias en la balanza de pagos que suelen ser financiados con endeudamiento en dólares, a tasa entre 10 y 20 veces superiores a las predominantes en los mercados internacionales, agrega.
Déficit fiscal y sus repercusiones financieras
A septiembre 2017, el 90% de las recaudaciones se consumieron en gastos corrientes. Si se le suma la amortización de deudas, para cubrir las cargas fijas, el Gobierno debió tomar prestado RD$ 22 mil millones, aclara Caram.
Y para financiar los gastos de capital tuvo que tomar RD$ 64 mil millones más. Para captar tanto dinero privado ofrece tasas de interés atractivas, 12.5%, según el presupuesto 2018.
Explica que esa tasa tan alta succiona dinero privado que debió dedicarse a financiar el sistema económico-productivo y eleva la tasa a regir en el mercado financiero a niveles que no pueden pagar productores aunque si otros agentes económicos relacionados con el comercio, especialmente importador.
‘‘Con razón la deuda sigue creciendo. La deuda pública estaba terminando el año en el nivel de los $ 30 mil millones, consumiendo el 42% del PBI. (53% Si le sumamos la deuda del Banco Central con los agentes económicos)’’, alerta.
Señala que su crecimiento es progresivamente geométrico y hasta exponencial. En 1996 apenas era el 21% del PBI, dos veces y medio menos que ahora.
Déficit cuasi fiscal
Desde la mirada del economista, existe un tercer déficit que está aumentando el secuestro de la economía: El cuasi fiscal.
‘‘Debió haberse resuelto este año, según la ley de capitalización concebida hace 10 años dentro de acuerdos con el Fondo Monetario Internacional’’, pero los gobiernos de Leonel Fernández y Danilo Medina no se han esforzado en su pago. ‘‘En lugar de eso, la situación se ha agravado. Eso no existía antes’’, continúa.
Parte de las causas del déficit cuasi fiscal se encuentra en el mal manejo de la crisis bancaria del 2002. Como fue una decisión de Gobierno, la Ley de Recapitalización estableció que desde el Poder Ejecutivo se cubriría las pérdidas que del Banco Central. La consecuencia de la violación constante de esa Ley, se evidencia en su incremento anualmente en más RD$40,000 millones, contextualiza.
‘‘Los intereses por estos depósitos le generan al Banco Central pérdidas anuales por RD$ 41000 millones. La ley de Recapitalización establece que el gobierno presupuesta cubrir estas pérdidas, pero no lo hace. Este año le acaban de hacer “coca” por RD$ 25000 millones’’.
Caram explica que el Gobierno no está pagando esa deuda, por lo que las acumula y que a ese bolso en 2016 ya se le debía RD$ 363 mil millones, y se espera tampoco se paguen los intereses este año, tal como lo ha propuesto Danilo Medina en su proyecto de modificación presupuestaria del 2017.
‘‘Esa deuda el Gobierno la paga con promesas que no cumple: con papeles y registros, consignándolo en cuentas por pagar. Pero el Banco Central paga los intereses de los “valores en circulación” que coloca con dinero constante y sonante’’.
En su balance económico de la recta final del 2017, advierte que el Banco Central emitió originalmente esos “valores en circulación” dentro de la mala solución a la crisis bancaria de 2002, adoptada por el Gobierno de entonces [presidido por Leonel Fernández]. En otras palabras, estatizó deuda de bancos privados consuma depositantes, convirtiéndolos en pasivos estatales, indica.
‘‘Pagaba intereses por eso depósitos que monetizaba la economía. Para evitar presiones cambiarias lo desmonetizaba emitiendo nuevos valores’’, aclara Caram.
Especulación financiera causada por estos déficits
El experto en economía critica las tasas por los financiamientos internacionales preferidos por el Gobierno, los bonos, que oscila entre el 4 y 8%; de 10 a 20 veces superior a la establecida. Por la Reserva Federal, el Banco Central de EEUU, que parten de 0.25%, llegando al 0.5% y pronosticándose al 0.75.
En el presupuesto se consigna que los financiamientos internos se obtendrán al 12.5% anual a tasa de política monetaria del Banco Central, la comparable con la fijada por la Reserva Federal supera el 5%, señala.
Otros instrumentos financieros emitidos por el Banco central pagan tasa más altas entre 6% y 11%, para letras y subastas respectivamente. ‘‘Todo ello marca una señal al mercado financiero: con tasas tan atractivas, los inversionistas prefieren invertir, y los bancos prestar al gobierno’’. Y si invierten o prestan para activar la economía, lo hacen a tasas más altas que las citadas que no pueden pagarlas actividades productivas como la agropecuaria e industria, comenta.
La lectura de Caram es que el secuestro de la economía por la especulación financiera proviene de que los recursos van donde la rentabilidad de la inversión es mayor, en este caso la tasa de interés, no para producir o generar empleos.
Secuestro por falta de competencia y competitividad
‘‘Al secuestro de la economía por los déficits citados, hay que agregarle la provocada por falta de competencia y competitividad, nacional y extranjera’’, critica.