Londres, 14 nov (EFE).- Algunos proyectos de geoingeniería encaminados a manipular la naturaleza para frenar el cambio climático podrían resultar perjudiciales para ciertas zonas del planeta, según advierte un estudio publicado hoy por la revista Nature.

La investigación, desarrollada por la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, analiza el impacto que tendrían técnicas como la inyección artificial de aerosoles en la atmósfera, con la que se intenta replicar los efectos de las erupciones volcánicas.

Los expertos sostienen que, por ejemplo, esa simulación podría tener consecuencias catastróficas para zonas del mundo donde se producen fuertes tormentas o sequías prolongadas.

Aunque la geoingeniería está considerada como una herramienta con gran potencial para combatir el cambio climático, su uso en un hemisferio podría desencadenar desastres naturales en la otra mitad del planeta, destacan los autores del estudio.

Los expertos sugieren que la inyección de aerosoles en la atmósfera de zonas del hemisferio norte puede reducir la actividad ciclónica tropical, responsable de fenómenos meteorológicos recientes como el huracán Katrina.

Pero al mismo tiempo, advierten, aumentaría la probabilidad de que la franja del Sahel, situada entre el desierto del Sahara y la sabana sudanesa, sufra sequías.

A la luz de estos datos, los autores proponen a la comunidad internacional que regule estrictamente este área, con vistas a evitar que se lleven a cabo de manera unilateral grandes proyectos de geoingeniería que podría afectar a otras partes de la mundo.

"Nuestros resultados confirman que la geoingeniería solar regional es una estrategia extremadamente arriesgada. Es crucial que los dirigentes lo tomen en serio y actúen inmediatamente para promulgar una legislación eficaz", declara en el texto el principal responsable de esta investigación, Anthony Jones.

La geoingeniería solar, conocida también como inyección aerosol estratosférica, es una técnica diseñada para refractar parte de la luz solar antes de que llegue a la superficie terrestre, lo que provocaría un enfriamiento de esa zona.

De esta manera, explican los expertos, se imitan los efectos de las erupciones volcánicas, cuando los aerosoles entran en contacto con la estratosfera naturalmente.

Para esta investigación, llevaron a cabo simulaciones con un sofisticado modelo dual de océanos y atmósfera y analizaron el impacto de "la inyección de aerosol hemisférica" en la "frecuencia tropical ciclónica" del Atlántico Norte.

Descubrieron que la frecuencia tropical ciclónica disminuiría en el hemisferio norte tras la inyección de aerosoles, mientras que aquella disminuiría en el hemisferio sur al aplicarse la misma técnica.

No obstante, aunque la geoingeniería solar aplicada a la mitad septentrional rebajaría la actividad tropical en el Atlántico Norte, podría provocar sequías en la franja del Sahel, subrayan.

Según Jim Haywood, coautor del estudio, los esfuerzos para limitar el calentamiento global por debajo de una horquilla de entre los 1,5 y 2 grados deben tener en cuenta la "información de escala regional para evaluar adecuadamente toda la gama de impactos climáticos". EFE