En el mes de marzo de 1962 los periódicos dominicanos (El Caribe y La Nación) traen la información de que ha regresado al país la luchadora antitrujillista Maricusa Ornes. El tirano había sido ajusticiado, y las puertas empezaron a abrirse a los exiliados desde el mes de noviembre de 1961:

“Una luchadora dominicana perteneciente al grupo de Juventud Democrática, se encuentra en esta capital desde hace días, después de largos años de exilio en Puerto Rico. La declamadora dominicana Maricusa Ornes (n. Puerto Plata, 1926) de extensa labor artística en el país y en países de América, hizo un recuerdo de su labor como profesora y artista. Recordó la época en que la juventud se opuso decididamente al régimen del tirano. Maricusa Ornes integró el grupo Juventud Dominicana formado por una pléyade de conocidos intelectuales y jóvenes patriotas.

La artista refirió que en el año 1947 siendo estudiante de término de la Facultad de Derecho, se vio precisada a no terminar su profesión. Afirmó que “me había ganado la inscripción, pero se me solicitó escribir una carta de adhesión al tirano para agradecerle el premio. Consideré que un estudiante de Derecho debe ser honesto con su conciencia, y por tanto me negué”. [1]

La poeta, escritora, dramaturga, y luchadora antitrujillista Carmen Natalia Martínez Bonilla (1917-1976), saluda el retorno de Maricusa Ornes, luego de diez años de exilio en Puerto Rico, donde era profesora de arte dramático de la Universidad de Puerto Rico (UPR), con estas palabras estremecedoras: “MARICUSA ORNES. Desde las estrellas nos llega esta voz con su mensaje poético. Es voz en desvelo. Voz en carne viva, que ha logrado vencer el silencio y la soledad. Voz de transvasación, de nunciatura, que traspasa los linderos del alma y la penetra toda con su cálido acento. Voz que duerme criaturas ensoñadoras en el hueco tembloroso del hombro, y que despierta héroes enterrados bajo la noche sin estrellas. Voz que roza y que hiende; que suplica y que impreca; que pasa como una brizna y se clava como un ancla en el fondo del océano. Voz donde la angustia exprime sus doloridos vasos; donde la ternura filtra sus cordiales; donde el puño de la justicia cuaja en plomo las palabras y las esparce al viento. Voz de comunicación. Lazo. Nudo. Apretadura entre el poeta y los hombres, esta voz que nos llega desde las estrellas con su mensaje de luz, pone una lámpara de amor en medio de la sombra e invita a hacer un alto en el camino. Bienvenida sea esta voz y bien llegado su mensaje!”.

Maricusa Ornes
Maricusa Ornes

Ha su llegada Maricusa Ornes ofrece tres Recitales benéficos a favor de la Biblioteca de Teatro del Teatro Escuela de Arte Nacional, la Asociación Patriótica Femenina para el hogar de niñas adolescentes desamparadas y la Asociación de Damas de la Caridad de San Vicente de Paúl, porque entendía que “Los niños y los ancianos tienen que ser objetos de protección de todos los hogares”. También se presenta en las escuelas “Salomé Ureña” y el “Liceo Juan Pablo Duarte”.

La artista escogió para ofrecer su primer recital en el país -con un programa de autores nacionales y extranjeros- el patio español de la Librería Dominicana de Don Julio Postigo, Propietario-Editor de la Librería, “en reconocimiento a la labor de esa casa de cultura que le abrió sus puertas cuando se inicia en el arte de la declamación” en 1949, en su local de la calle Mercedes número 49. La fecha indicada era el 22 de junio de 1962, a las 8.00 de la noche. La artista lucirá trajes diseñados por la escultura y pintora puertorriqueña Luisa Geigel.

La noche del Recital la lluvia hizo su entrada, el cielo derramó pequeñas lenguas de agua, y los asientos se trasladaron del patio jardín a la sala de lectura bajo techo. El público, que abarrotaba por completo el lugar, corrió las estanterías que fueron luego colocadas contra la pared del improvisado auditorio, teniendo el lugar por decorado mágico único a los silentes libros, y sobre una mesa fue alzada por los brazos de los admiradores impacientes de la buena poesía, y de la libertad, la figura egregia de nuestra declamadora, Maricusa Ornes. En la programación se incluía el poema “El crimen fue en Granada” de Antonio Machado (Sevilla, 1875- Francia, 1939).

El periódico El Caribe publica el 26 de junio sobre el recital lo siguiente: “En la presente secuencia fotográfica de Arriaga [Roberto] se muestra la sensibilidad dramática de la declamadora Maricusa Ornes, en la interpretación anteanoche del poema El Crimen fue en Granada de Antonio Machado. Las fuertes inflexiones vocales del verso de Machado, se aprecia en la segunda y tercera foto de arriba así también los distintos matices emocionales del rostro de la artista, conjuntamente con la mesurada forma de utilizar las manos en algunos instantes de gran potencia en las imágenes del poema”. Su presentación hizo justo honor a las palabras que pronunciara el doctor Marcio Veloz Maggiolo momentos antes como un preámbulo merecido sobre ella.

Observemos ahora la secuencia fotográfica de Arriaga.

 

NOTAS

[1] Regresa al País Luchadora por la Libertad Dominicana”. Por Pascal Peña. (El Caribe, 19 de marzo de 1962):16.

 

EL CRIMEN FUE EN GRANADA: A FEDERICO GARCÍA LORCA

  1.         El crimen

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
… Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.

  1.         El poeta y la muerte

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque— yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban…
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»

3.

Se le vio caminar…
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

 

ANTONIO MACHADO