F. Pimentel-Torres, de la Red de Educación Ética y Ciudadana (REDETYC), ha hecho una entrevista al teólogo, intelectual y militante ecologista brasileño, Leonardo Boff sobre su visita a República Dominicana, en el pasado mes de febrero.
Compartimos con las lectoras y lectores de Acento, sus impresiones sobre el viaje, las conferencias, los conversatorios, su importante mensaje sobre el cuidado y preservación de la Casa Común y la firma de un acuerdo de cooperación binacional Brasil-República Dominicana, en el marco del proyecto “Cultivando Agua Buena” para regenerar las cuencas de varios ríos del país.
1. ¿Qué motivó tu viaje a República Dominicana?
R/ Yo fui a la República Dominicana en el contexto de la colaboración internacional entre Brasil y la República Dominicana en torno al proyecto de la Hidroeléctrica Itaipú Binacional “Cultivando Agua Buena”. Se trata de un proyecto ecológico muy apreciado internacionalmente por la perspectiva de no producir con el agua solamente energía eléctrica sino energía humana. Se han integrado los 29 municipios que están en la orilla del gran lago en donde viven más de un millón de personas. Mediante una educación ambiental se han creado centenares de cooperativas para una producción agroecológica, recuperando más de mil km de franjas verdes junto a los ríos y reforestado gran parte de las áreas devastadas, integrando la población indígena y afrodescendiente y creado una inmensa reserva de bosque junto a las cataratas de Foz del Iguazú. Como este proyecto fue reconocido por la ONU como una referencia en el cuidado de las aguas con inclusión social productiva de toda una población, algunos países en América Central en particular la República Dominicana se animaron a replicarlo en sus cuencas de agua respetando siempre las singularidades de cada país y de cada cuenca. Yo acompañé el proyecto “Cultivando Agua Buena” desde el inicio con formación de educadores ambientales y fortaleciendo las bases teóricas de una ecología integral. En razón de esto, fui invitado para transmitir mi experiencia y estos contenidos en mis charlas y conferencias en la República Dominicana.
2. Durante tu estadía en el país tuviste una agenda muy apretada y entraste en contacto con muchas personas, ¿qué es lo que más te llamó a la atención?
R/ Yo sentí que hay una buena aceptación del proyecto, inaugurando ya en Santiago los trabajos en tres cuencas de la región. Sea por parte del poder público, sea por parte de la población con la cual pude entrar en contacto constaté que hay un bueno nivel de conciencia ecológica. Pero por todos era pedido un cuidado especial con la actividad minera para no dañar las aguas. Esto, creo yo, será hecho y el proyecto Cultivando Agua Buena incluye tal exigencia con nuevas tecnologías para disminuir los efectos eventualmente dañinos de esta actividad.
3. ¿Qué impresión tuviste de los avances del proyecto Cultivando Agua Buena?
R/ He sentido mucho entusiasmo, fundamental para que algo nuevo pueda triunfar. Las personas empeñadas en el proyecto han acumulado experiencia, intercambiado con la parte de Brasil en un espíritu de mutuo intercambio. Creo que esto va a implantarse porque beneficia a mucha gente y porque todo empieza desde abajo involucrando las personas de base.
4. ¿Qué impresión te dio la situación ambiental en República Dominicana y en toda la isla, así como los proyectos orientados a la conservación de la Casa Común?
R/ No he podido conocer todo el país. Sé que en la parte sur hay una sequía muy fuerte. Pero viajando de coche de Santo Domingo a Santiago vi que la vegetación está bastante bien conservada sin regiones devastadas. Pero se ve que hay un problema de agua porque había varios ríos secos. Uno de los propósitos primeros de “Cultivando Agua Buena” es rescatar los ríos mediante la forestación.
5. Hay quienes dicen que colaboraste e inspiraste la redacción tanto de la Carta de la Tierra (2000) como de la carta del Papa Francisco sobre el Cuidado de la Casa Común (2015). ¿Cuál considera que son sus principales lecciones y propuestas?
R/ Hace 30 años que trabajo el tema de la ecología en el marco de la teología de la liberación. El eje fundamental de este tipo de teología es la opción por los pobres contra su pobreza y a favor de la justicia social y de su liberación. Dentro de los pobres hay que meter el gran pobre que es la Tierra súper explotada por el industrialismo que en su afán de acumulación destruye bienes e servicios naturales. Por esta razón mi primer libro sobre el tema tenía el título: Ecología: grito de la Tierra-grito de los pobres. Esto lo ha enfatizado el Papa Francisco, con estas palabras, en su encíclica y lo repitió en sus discursos en México. Trabajé junto con otros en la Carta de la Tierra bajo la coordinación de Michael Gorbachov y creo que es un documento que apunta valores e principios fundamentales para cuidar del Hogar Común. El Papa utilizó esta Carta y la cita en su encíclica Laudato Si. Como él conocía mis trabajos en esta área me pidió una colaboración mediante envío de textos, lo que hice con mucha alegría. Subrayé algunos conceptos básicos que se encuentran en los dos documentos: llamar la Tierra de Madre y de Casa Común y superar una visión meramente geográfica de la Tierra como planeta; esencial es entender que todos los seres y el entero universo están constituidos por relaciones y que todos son por eso interdependientes; fundamental, de cara a depredación de los recursos naturales, es desarrollar una ética del cuidado y de la responsabilidad colectiva, sin la cual no vamos evitar catástrofes ecológico-sociales; hay que detectar la causa principal de la crisis ecológica que es el exagerado antropocentrismo que no concede valor intrínseco a los seres y nos los ve con valor propio; critica la tecnociencia como la única forma de producción a cuesta de devastar las riquezas naturales. Yo insistí mucho que había que superar una visión reduccionista que se ocupa solamente del medio ambiente, sin considerar la ecología, social, mental, cultural, cotidiana y espiritual. Hice hincapié de que el Papa debía asumir la expresión ecología integral, reservando un lugar especial a la espiritualidad como un proceso de conversión ecológica en la línea del respeto y cuidado de la Casa Común y de todos los seres. El tono debía de ser de esperanza y de ánimo por que el ser humano tiene creatividad y de cara a grandes riesgos puede encontrar soluciones incluyentes y principalmente por la fe de que el Dios cristiano es “el soberano amante de la vida” como se dice en el libro de la Sabiduría (11,26) y que no va a permitir que la vida desaparezca de la faz de la Tierra. Veo que muchos elementos de esta visión se encuentran sea en la Carta de la Tierra, sea en la encíclica “cuidando de la Casa Común”. La encíclica es toda del Papa y mi aporte fue sencillo con contenidos que ya constituyen un bien común de la reflexión eco-teológica de América Latina.
6. Durante tu estadía en el país el grupo de sacerdotes Herder Cámara te envió una comunicación dándote datos sobre la situación ambiental del país y los pocos niveles de compromiso del gobierno dominicano con el cuidado de la Casa Común en el territorio isleño. ¿Qué opinión te merece esa comunicación?
R/ Yo considero válida la preocupación del grupo Helder Cámara y lamento no haber tenido una agenda con ellos. Creo que el problema es real y prácticamente, a excepción de pocos países como Costa Rica, no hay una política oficial y publica que dé centralidad a la cuestión ecológica. Todos están bajo las presiones de la macroeconomía globalizada que intenta acumular más y más sin considerar los límites de la Tierra y de los varios ecosistemas. Creo que el grupo Helder Cámara podrá ser un interlocutor crítico y actuante en relación al proyecto “Cultivando Agua Buena”. Este proyecto presiona el poder público para que cuide más y más de la naturaleza y de sus bienes y servicios escasos siempre con los ojos en los más vulnerables de la población.
7. ¿Quisieras hacer una recomendación final para las lectoras y lectores del diario digital Acento.com y para el liderazgo de las organizaciones comunitarias que luchan por el cuidado ambiental y que cada semana están leyendo tu columna?
R/ Yo diría que la situación de la Madre Tierra en general y de sus habitantes en los varios países es grave y puede producirnos sorpresas no agradables. Pero si empezamos a asumir una conciencia de nuestra responsabilidad en la conservación de las condiciones que sustentan nuestra vida y de nuestros países y tomamos en serio el cuidado necesario hacia cada cosa, como el agua, los bosques, la no utilización de agrotóxicos y si especialmente tenemos una preocupación especial con nuestros bosques, la actual situación no será de catástrofe sino de crisis. Toda crisis purifica y ayuda a cambiar las actitudes. Nuestros dolores no serán de un moribundo en las barcas de la muerte, sino será el dolor de un parto de un nuevo ser que está ya naciendo: una forma de habitar la Casa Común con mucho más amor, respeto, cuidado y veneración. Hay que recordar que según la revelación divina, nuestra misión es de ser los cuidadores y guardianes de esa herencia sagrada que el Creador nos ha entregado. Y vamos a superar, con la fuerza del Espíritu Creador, esta crisis. Y seremos más con menos, más solidarios, fraternos y espirituales. Y la República Dominicana que ya es bella podrá ser todavía más bella para todos.