
Estados Unidos entregó helicópteros a México como parte de la Iniciativa Mérida. Foto: AFP/Getty
¿Para qué ha servido la Iniciativa Mérida? Es la pregunta que ahora se formula en México ante la nueva crisis de violencia en el país.
La estrategia que se aplica desde 2008 pretende combatir el tráfico de drogas en México y Centroamérica con recursos del gobierno de Estados Unidos.
La inquietud se profundizó tras el reciente anuncio del presidente estadounidense Barack Obama, de que habrá un nuevo recorte al presupuesto del plan en el ejercicio fiscal de 2016, que inicia en octubre de este año.
Algunos cuestionan la forma en la que afectará la reducción presupuestal al combate al narcotráfico.
Pero otros recuerdan que la inversión por la Iniciativa es significativamente menor al dinero que gasta México en su lucha contra la delincuencia.
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Discurso
De acuerdo con la Secretaría de Gobernación, desde 2008 el congreso estadounidense le ha asignado al Plan Mérida (como también se le conoce) unos US$1.600 millones.
En contraste, en 2015 el presupuesto mexicano para seguridad en el país –que incluye el combate al narcotráfico y la violencia que genera- es de unos US$13.000 millones.
Sin embargo, el problema no es sólo la diferencia en el gasto sino el diseño original de la Iniciativa, explica a BBC Mundo Sonja Wolf, académica del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
En la estrategia, un elemento importante fue el discurso de Estados Unidos para reconocer que tiene parte de responsabilidad en el problema del narcotráfico, explica.
"Las iniciativas no pueden ser más que un apoyo, y creo que el Plan Mérida va más bien en lo discursivo, lo simbólico. Estados Unidos quiere hacer su parte pero la ayuda es muy limitada".
Estrategia militar
Durante los primeros años de la Iniciativa, la mayor parte de los recursos se gastaron en tecnología y armas para combatir a los carteles de la droga.

Los carteles de narcotráfico se armaron durante varios años. Foto: AFP/Getty
Por ejemplo las autoridades estadounidenses entregaron a las fuerzas armadas mexicanas helicópteros, aviones con aparatos de rastreo térmico, programas y equipo de cómputo y radiocomunicación así como entrenamiento especializado en operaciones antinarcóticos.
Parte del equipo entregado bajo la Iniciativa, especialmente helicópteros, se perdió en accidentes durante misiones contra carteles de la droga o en operaciones de auxilio por huracanes.
Este cariz militar del Plan fue una petición del gobierno mexicano, encabezado entonces por Felipe Calderón, según han revelado especialistas como Wilbert Torre, autor del libro Narcoleaks.
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Pero con la llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia del país, la estrategia cambió.
Desde 2013, cuando se negoció una nueva etapa de la Iniciativa, los recursos se destinaron primordialmente a la prevención de los delitos y la violencia, según dijo el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong.
Tarea común
La guerra contra el narcotráfico que emprendió el gobierno de Calderón (2006-2012) causó la muerte a unas 70.000 personas, y al menos otras 23.000 más desaparecieron, según cifras oficiales.
En los dos años recientes, ya bajo un nuevo gobierno en México, se han registrado acciones violentas en Michoacán, Guerrero y Tamaulipas.

Los expresidentes Felipe Calderón y George Bush negociaron la Iniciativa Mérida. Foto: AFP/Getty
Las autoridades insisten en que el índice delictivo ha bajado en el país, aunque organizaciones civiles afirman lo contrario.
En todo este lapso, desde mediados de 2008, la Iniciativa Mérida ha estado vigente. Casi siete años después de su inicio el plan necesita más que discursos y dinero, coinciden especialistas.
Una estrategia efectiva contra el narcotráfico y la violencia que genera necesita de acciones contundentes de Estados Unidos, pero también de sus países vecinos.
"Toda iniciativa como la Mérida puede apoyar en algo, pero sobre todo los países que reciben los fondos tienen la mayor responsabilidad en encontrar respuestas más eficaces a lo que quieren hacer", explica Sonja Wolf.
En eso coincide el embajador de Estados Unidos en México, Anthony Wayne.
En una conversación con el diario Reforma, el diplomático recordó que se necesita más que la coordinación entre los dos países para terminar con la violencia.
"Como vecinos podemos hacer cosas para ayudar, para apoyar, pero claramente la evolución en México es responsabilidad de México, no de nosotros".