Mantener el discurso estético, a partir de lo simbólico, es una acción estética recurrente, en el.poeta y pintor Eladio de los Santos.
Entre azul, amarillo, negro y rosado, su discurso discurre, recorriendo el lienzo, a pulso y pincel, como quien descifra un poema cromático, en la configuración de la imagen que representa el mirar de encuentros y desencuentros del sujeto-poeta y pintor.
Esta es una pintura que asume el ojo más allá de la mirada del entorno, porque traspasa el panorama de una transtemporalidad expresiva que dialoga con las dimensiones y los trazos del creador.
Hay aquí un ritual entre líneas y luces que confluyen entre claro-oscuros que le dan vida a la imagen, para hacer del cuadro un poema cromático de significativa dimensión estética.
Esta una pintura pluriforme, donde la intención inicial del poeta-pintor, subirte los espacios, para representar la simbología de un absurdo que, nada más se aprecia, cuando el espectador se concentra, alejado de la ceguera de la pasión y se asume como lo que es, un observador crítico del cromatismo que rodea su vista y que activa su razonar.
El ser, en su dimensión social y humana, es presentado, desde el plano espiritual del poeta y pintor, dentro de una cobertura abierta, desde el asombro, la agonía, la tristeza y la angustia que se proyectan en su pintura, como parte de un entramado temático que, aunque no esté planificado, ritualiza el vivir del sujeto creador.
Hay vida que se siente en cada movimiento marcado en la imagen y que, da sentido, a cada imagen presentada en estos cuadros.
El signo, aquí es manifestación de discursos que irrumpen el estado y el pensar del espectador, para inducirlo a la fijación de posturas y dialogías, ante el cuadro y su pluralidad semántica.
Caras que interrogan y que se interrogan, son los motivos que impulsan al poeta y pintor, a presentarnos sus universos de angustias presentadas y su estado de melancolía, para dejarnos su apuesta de ficción y transgresión figurativa.
El pintor y poeta se expande en cada trazo y deja fluir aquí su discursividad cromática. No hay una línea en estos cuadros que no responda a una interrogante de su impulso creativo, por lo que estas obras forman parte de su status autobiográfico y vivencial.
La gente y su panorama existencial, integran el cuerpo gráfico y creativo de este poeta y pintor, para dejar al espectador la búsqueda-crítica de su mirar y de su hablar, frente al cuadro.
Son múltiples mundos de extrañezas, los que nos deja el creador sobre el espacio en blanco, como un dilema a reinterpretar y a asumir, en este ritual del gozo estético que se explaya en estas imágenes.
Es una pintura en movimiento, desde la.cual, el poeta y pintor,, da sentido a su concepción sobre la vida y el arte, dejando al espectador la.apuesta de mirarse e interrogar el proceso, como parte de su travesía hacia los espacios e imágenes que representan sus universos, desde una surreal proouesta creativa.
Estas pinturas,en sí mismas, son poemas cromáticos que nos cuestionan y nos responden preguntas. La estética se convierte aquí en experimentación creativa, desde el pincel y el color, para convertir la obra de arte en resultado interminable del imaginar.
Los senos; la huida; el destello de azul; la tripteza y la Crucifixion, constituyen algo más que designación conceptual, para representar la enunciación gráfica de la vida, asumida por un creador, desde su particular óptica onírica y simbólica. Así es el panorama de los mundos visuales que aquí comulgan con la atemporalidad de un imaginario que traspasa los contornos del color, hecho ritmo y metáfora visual.
Aquí, la imagen conlleva al creador a colorar sobre el arte su mirar, su sentir y su impulso vital, para que , nosotros, como espectadores, no solo persigamos el deleite como resultado artístico, sino que procuremos respuestas desde la.perspectiva fluctuante que se esconde en cada una de estas pinturas, sobre el lienzo y la magia de unos trazos que expresan los significantes y los significados de las imágenes que evocan.
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