Labuhan, Indonesia (EFE).- Las fuertes precipitaciones que desde anoche registra la costa javanesa del estrecho indonesio de Sonda dificultan las tareas de búsqueda y rescate de los 57 desaparecidos tras el tsunami del sábado.
Los equipos de emergencia rastrean unos 100 kilómetros del litoral en busca de personas con vida atrapadas entre los escombros provocados por el maremoto, cuyo último balance oficial sitúa en 373 las víctimas mortales y más de 1.450 heridos.
El distrito más afectado por el envite de las olas es el de Pandeglang, en la parte noroccidental de Java, donde 267 personas perdieron la vida, 1.143 resultaron heridas, 38 permanecen desaparecidos.
En esta área turística muchos visitantes se encontraban celebrando el periodo vacacional cuando fueron sorprendidos por el súbito envite de las aguas y ante la ausencia de alarmas de emergencia, señalan en un comunicado las autoridades.
Ayudados con perros y maquinaria pesada, los efectivos repasan cada amasijo de hierro y madera que antes de ser golpeado por las olas -de entre 2 o 3 metros de altura, según las autoridades- eran chozas y tenderetes de residentes locales.
En un vídeo publicado en las redes sociales, se ve como un grupo de salvamento logra sacar con vida a un niño de cinco años tras más de doce horas atrapado por uno de los vehículos arrastrados por las aguas hasta la playa de Carita.
El lunes, dos días después del tsunami, los miembros de salvamento lograron acceder a la localidad de Sumur, donde se han reportado 36 muertos y 476 heridos.
En la parte norte del estrecho los estragos también han sido importantes; en la provincia de Lampung, en el sur de Sumatra, al menos 75 personas han muerto y 22 están desaparecidos.
Las autoridades achacan el maremoto que llegó a las playas sin activar las alarmas al desplome de parte de la isla donde se encuentra el volcán Anak Krakatao, en el citado estrecho, a raíz de una fuerte erupción.
La Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB) señaló que Indonesia no cuenta con sistemas de alerta de tsunamis provocados por un volcán y que las boyas colocadas para detectar una repentina subida de las olas no funcionan desde 2012 por culpa del vandalismo, la falta de mantenimiento y de fondos.
Indonesia se asienta sobre el "Anillo de Fuego del Pacífico", una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida cada año por unos 7.000 temblores, la mayoría moderados. EFE