ELÍAS PIÑA, República Dominicana.- Las llantas gigantescas de un camión pisotean el lomo jorobado y perforado de la carretera que atraviesa el poblado en dirección a la frontera.
Entre cumbres, un letrero amarillo de piedra saluda y despide a quienes llegan a la provincia, atravesado con desdén por los residentes, quienes ven en sus letras un nombre que tradicionalmente ha sido sinónimo de olvido y pobreza.
En el centro de Elías Piña, los “motores del concho” recorren la calle de un lado a otro, a la caza de un pasajero que contribuya con 20 pesos al almuerzo del día.
A pocos metros, tres hombres sobre un camión destartalado desalojan sus entrañas de las “pacas” que transportan desde la frontera, envueltas en plástico y atadas con cuerdas que las atraviesan de un lado a otro.
“Cuando Quirino estaba aquí todo el mundo tenía su pa’l de pesos en los bolsillo. (Había) Mucho trabajo”, narra un hombre de tez morena, sentado en uno de los bancos del parque, mirando de un lado a otro. Los brazos extendidos sobre el duro y frio espaldar de la banqueta pintada de negro y que ya empieza a perder su color debido al tiempo, el Sol y el roce de los cuerpos. “Quirino llegaba aquí y si había 100 o 200 gente, a todos les daba”.
Su voz no es la única que sirve para defender y hablar de El Don como un benefactor, recordando sus hazañas como hombre de pueblo, bondadoso y caritativo, ayudando a los más necesitados, sin que estos sobrepasen su hambre de auxilio para preguntar sobre la procedencia de su fortuna.
Desde su arresto, Quirino Ernesto Paulino Castillo saltó a la fama en República Dominicana como un personaje controversial. Considerado como uno de los narcotraficantes más importantes del país, fue señalado como el responsable de la movilización de toneladas de cocaína a Estados Unidos.
El informe provincial de desarrollo humano de Elías Piña establece que a pesar de lo evidente de la ilegitimidad e ilegalidad del origen de su fortuna, para muchas personas de la provincia, la noticia de la captura de Quirino causó profundo malestar. Las oraciones y el encendido de velas los días antes de que fuese extraditado a Estados Unidos, fueron escenas comunes en la zona.
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Previo a su detención en 2004, Paulino Castillo era considerado como un gran empresario en su natal Comendador, realizando aportes a la comunidad que, a la sazón, continúan frescos en las mentes de los munícipes, quienes ven en el exmilitar del Ejercito de República Dominicana, un benefactor cuya fortuna sirvió para llevar aliento económico a la provincia más pobre del país.
“Todo ha ido para atrás. Hay muchas familias que se sustentaban de él”, asegura un joven de veinte y tantos años que desmonta raudo de una motocicleta. “Queremos que vuelva, si tenemos que hacer huelga la hacemos, porque realmente lo necesitamos”, sentencia.
Para la antropóloga social Tahira Vargas, el fenómeno no es desconocido. Expresa que desde el 2010, durante la elaboración del Informe provincial de desarrollo humano de Elías Piña, realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Oficina De Desarrollo Humano (ODH), Paulino Castillo se presentó como una figura importante para la vida económica y social de la provincia y para Las Matas de Farfán.
Relata que tras su arresto, la gente “añoraba” el regreso de El Don – nombre con el que se hizo famoso en los medios de comunicación de cobertura nacional – debido a que su encarcelamiento había afectado su forma de obtención de ingresos.
“El hecho de que Quirino ya no estaba ahí y sus negocios habían cerrado, había afectado el ingreso de dinero de los pobladores de Elías Piña”, resalta.
Señala que siendo Elías Piña una de las provincias más pobres del país, descuidada y desprotegida por los gobiernos, con escasas fuentes de ingresos, no es de sorprender que la presencia de una figura como Quirino Ernesto Paulino Castillo, que generó ingresos en la provincia, adquiera tan elevada trascendencia.
Según la antropóloga social, para esto, Paulino Castillo desarrolló una estrategia para obtener ese nivel de aceptación, que consistía en dar apoyo a los programas de la niñez de la provincia, planes educativos e incluso a acciones que se hicieron por la población más vulnerable.
Narco, empresario y filántropo
Frente al parque, dos mujeres en un pequeño comedor se liman las uñas mientras esperan clientes. Un hombre vestido con camisa blanca, de mangas largas entra y saluda, obteniendo una sonrisa de una de las mujeres, quien de inmediato se incorpora ante el pedido del consumidor.
El comprador señala los alimentos colocando el dedo en la vitrina, mientras la joven pesca entre la salsa la pieza de pollo solicitada por el comprador.
En el parque, un tupido grupo de hombres y mujeres se reúne en torno a uno de las banquetas de hierro, declarando alabanzas y defensas al honor de Quirino Ernesto Paulino Castillo.
“Que haya vendido drogas como dicen, eso es problema de quien lo haya permitido, pero nosotros no podemos decir que lo hacía, porque nunca lo vimos”, asevera uno de los curiosos, vestido con poloshirt azul y franjas blancas, mientras que otro recuerda los favores que ha hecho el excapitán en beneficio de la comunidad y de la falta que ha hecho en el pueblo tras diez años de ausencia.
Según Tahira Vargas, tal como ha ocurrido en otros países de América Latina con muchos narcotraficantes, el tráfico de drogas de Quirino y el efecto dañino a la población no se siente en Elías Piña porque la droga que traficaba o movía en el país no se quedaba en la comunidad, por lo que la gente no establece una relación directa entre el consumo de drogas en Elías Piña y la presencia de Paulino Castillo.
Explica que el efecto directo del consumo de drogas y su efecto en la familia, se mira más desde quien es el punto inmediato de la red, que muchas veces es el microtráfico.
“Se ve más el microtráfico porque tiene más presencia en las calles de las comunidades que a quienes están vinculados al narcotráfico a gran escala, ya que no les ven una relación directa, porque sus movimientos con relación a la droga son macrosociales. La conexión micro-macro no se da directamente en el impacto que tiene en la gente”.
Entre las principales inversiones efectuadas por Paulino Castillo, el informe del PNUD señala la instalación de una planta de gas, una factoría de arroz llamada “Comendador”, ubicada en el municipio El Llano, un motel, un negocio de lavado de vehículos (carwash), una hacienda (“Elizabeth”) ubicada en el municipio de Pedro Corto en San Juan, una compañía de transporte, y estaba en proceso de finalización la instalación de una empresa de producción de soya. Adicionalmente a esto, era notable la cantidad de dinero que repartía entre quienes lo solicitaban cuando iba al pueblo o lanzando dinero desde su helicóptero.
Indica, asimismo, que Quirino empezó a acumular fortuna gracias a las actividades de contrabando, durante el período de cierre de la frontera de Elías Piña en 1992, luego del golpe de Estado de Raúl Cedrás en Haití. Apenas en 1985-1986 era chofer de autobús, en un negocio de transporte de pasajeros, propiedad de su padre.
“Las maticas de maíz podían quedar así – dice un costurero que “pica” en los cincuenta, con gorra y franela blanca, desmangada. En su cuello cuelga una cinta de medir que se cruza sobre su pecho. Extiende un brazo por delante para representar un tamaño visto como insignificante en la producción de maíz – y él se la compraba al productor. Entonces, es decir que no perdíamos. Como quiera estamos ganando”, expresa, acariciando toscamente su bigote a medio teñir de blanco y la comisura de su boca antes de hacer una pausa y mirar la calle polvorienta que lleva al mercado. "Llegando aquí, no llegó un gobierno… llegó Dios a nuestro pueblo".
¿Quién es el bueno?
El polvo se levanta entre las calles que rodean el mercado. El idioma cambia del español al creole y de nuevo a español en cada metro que se avanza.
A la distancia, dos bocinas compiten por la atención de los pocos visitantes que se atreven a sortear el lodo maloliente que se acumula en un contén y comprar vegetales mal organizados sobre tarantines improvisados.
Entre las frutas apostadas casi a ras de suelo, mujeres y hombre con mirada curiosa pasean la calle, mientras mantienen conversaciones que se pierden en el sonido agudo de las bocinas.
“No es una persona extraña que llegó al país. (Quirino) Es una persona del municipio de Comendador y los munícipes se alegran de su llegada. Es normal”, expresa Israel Aquino Montero, aspirante a sindico por el municipio Comendador, sobre la alegría de los residentes de Elías Piña ante el aviso de la llegada de Paulino Castillo el pasado 28 de febrero.
Explica que los aportes del excapitán a la comunidad no son distintos a los efectuados por otros residentes que, con sus recursos, han colaborado en el desarrollo de la provincia.
Cauto ante el tema político, en lo referente a las acusaciones de corrupción hechas por su compueblano en contra del máximo dirigente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Leonel Fernández, expone que algunas personas intentarán “confundir a la población” podrá salir a decir lo que quiera, sin embargo, el pueblo será el encargado de juzgar.
Sin embargo, Tahira Vargas explica que existe dificultad en la población para establecer una diferencia moral entre el narcotraficante, el político y el corrupto.
Subraya que la política ha estado vinculada a ingresos generados por el narcotráfico y prácticas de corrupción que incluye la criminalidad, algo que se ha visto por años.
“Nuestras figuras políticas, en nuestras comunidades, han sido relacionados a redes de tráfico de drogas, tráfico de personas, explotación sexual comercial de niños y adolescentes, vínculos con violaciones sexuales y abuso sexual hacia menores, corrupción, entre otros”, indica.
“¿Dónde está la diferencia? Es muy difícil de establecer en una sociedad donde el ejercicio del poder ha estado manejado desde todas esas prácticas de corrupción y de abuso. Es muy difícil que se pueda establecer una diferencia entre quién es el bueno y quién es el malo”.
En el parque, la gente continúa absorta en lisonjas hacia Quirino e incluso lo postulan como representante de los residentes de Elías Piña en el Congreso Nacional, criticando las actuaciones de los políticos de la provincia, a quienes acusan de mantener en el olvido a la comunidad.
“Aquí lo esperan todos los que somos infelices, los más desposeídos que necesitamos que venga”, asegura un joven que aprovecha un instante de silencio que se escurre en el grupo. Los curiosos fijan la vista en su compueblano y asienten al escuchar las alabanzas a favor de Paulino Castillo. Eleva uno de sus brazos y apunta hacia arriba con sus dedos. “Dios en el Cielo y Quirino aquí en su pueblo”, dice, apuntando rápidamente hacia el suelo polvoriento del parque. “Aquí lloramos por él”.
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