SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Ni las alertas de Salud Pública ni las casi 100 muertes en menos de dos meses han detenido las intoxicaciones por metanol, registradas en más de 13 provincias del país. Las autoridades de la Procuraduría han detectado que los fallecidos, o ingirieron estas bebidas con dudosa reputación de manera consciente, o bien pudieron adquirir una botella falsificada de marcas reconocidas, pero con el veneno añadido.
Por un lado se encuentran las bebidas popular y tradicionalmente consumidas que se despachan a granel, "que se le puede llamar triculí, pitrinchí, se le puede llamar clerén, pero siempre es una bebida que compras hasta a RD$ 25, si esa es tu disponibilidad”, explica el fiscal titular de la Procuraduría Especializada de Crímenes y Delitos contra la Salud, Rafael Brito. Se trata de un producto que por su precio ha de despertar las alertas del origen dudoso.
Y por otro lado, agrega, están las botellas de marcas reconocidas, que se rellenan y se venden más barato al vendedor, pero al mismo precio al consumidor. Lo que ocurrió este fin de semana en Cancino I, Santo Domingo Este, se inclina más por esta historia, la de un grupo de amigos que ingirieron whisky de la marca Peter Allen, que fue falsificado.
“La bebida (de Peter Allen) ha causado muchos problemas y es porque realmente, el producto interno no corresponde a esa marca, sino a un rellenado y quizás, de otra marca reconocida podrías encontrar alguna cantidad falsificada”, agrega.
Los estudios toxicológicos que desde el Ministerio Público se han hecho a los cadáveres y las botellas incautadas, ha arrojado metanol de entre 3 % y 5 %, niveles ya tóxicos que no se obtienen del proceso de destilación artesanal y rudimentario que se podría realizar en cualquier patio. “Cuando encontramos esa cantidad, es porque se le ha añadido alcohol al producto directamente, alcohol metílico. Todo lo que hemos encontrado es alcohol metílico añadido”, advierte el fiscal.
La razón, la atribuye al bajo precio del metanol y la ausencia de regulación, en comparación con el alcohol etílico o etanol, que se utiliza para fabricar las bebidas lícitas.
La contraparte, el metanol o el alcohol metílico es un disolvente industrial, que en el cuerpo humano puede confundirse con los efectos de una borrachera: dolor de cabeza, vómitos, mareos, vértigos, visión borrosa, incoordinación de movimientos. Estos síntomas o una resaca más intensa de lo normal, es señal del cuerpo para salir corriendo a emergencias. Las muertes por intoxicación de metanol han tenido desenlaces, con menos de 48 horas.
¿Cómo detectar una bebida adulterada?
El patólogo forense Sergio Sarita Valdez dio una formula, una vez se tiene la sospecha de haber consumido bebida adulterada: “… Para contrarrestar los efectos, lo que necesita es tomar ron bueno, para poner a competir ambas bebidas en el hígado, ya que eso aleja los efectos que provocan muerte, ceguera y otros daños irreversibles al ser humano”.
El director Global de Expansión Comercial de Ron Barceló, Vinicio Subero, deja sobre la mesa algunas estrategias que se encuentran en manos del consumidor para evitar consumir alcohol adulterado. La primera sugerencia que hace es utilizar la aplicación “Revísame”, diseñada por la Dirección General de Impuestos Internos para verificar la legitimidad de las bebidas alcohólicas y cigarrillos que se comercializan en el país.
“Adicionalmente, es prioritario que establezcamos las alertas propias del sentido común, como el precio del producto, las condiciones del empaque y la trayectoria de las empresas fabricantes”, insiste Subero.
Las bebidas reconocidas también implementan su propias medidas de seguridad, que cita su gerente, como los ubicados en las tapas. "La tapa cuenta con anillo de seguridad visible solo cuando ha sido abierta la botella. Posee un conjunto de puentes que se rompen al abrir la tapa. La válvula dispensadora es irrellenable, dificultando su adulterio". Además, explica que el precinto de seguridad del Sistema de Control y Trazabilidad Fiscal de la Dirección General de Impuesto Internos (DGII), pierde integridad cuando la botella ha sido abierta.
El Sistema de Control y Trazabilidad, explica la DGII, se basa en la identificación única de cada producto, para controlar y rastrear cada etapa del mismo, desde su origen, con el control de la producción e importación, hasta su destino final, que es el consumo. Utiliza las tecnologías de la información y alta seguridad (física y digital), que permiten autenticar la validez o no del producto.
La aplicación para móviles "Revísame", es una especie de control ciudadano, que permite identificar las bebidas alcohólicas y cigarrillos, a través de un lector de códigos 2D, que se lee en la etiqueta roja y azul sobre las tapas, en caso de las botellas. A través de la aplicación, el usuario puede constatar que lo que dice la botella es la información que refleja el celular, y también tiene la opción de reportar un producto sospechoso.