Dos personas han fallecido, según datos suministrados por las autoridades sanitarias, con Síndrome de Guillain Barré (SGB), una enfermedad que podría estar relacionada al Zika.

Se trata de una mujer de 42 años, quien murió en el hospital Vinicio Calventi, de Los Alcarrizos y un hombre de 64 años de edad, que falleció en Azua.

“El paciente falleció después de desarrollar un cuadro de SGB, el cual fue precedido por síntomas sospechosos de fiebre por virus zika”, indicó la Dirección General de Epidemiología (Digepi), del Ministerio Salud Pública.

Los procedimientos que los médicos aplican en la fase más aguda del síndrome son la inmunoterapia con plasmaféresis (recambio de plasma) y la administración de inmunoglobulina intravenosa.

Sobre la paciente de Los Alcarrizos, Altagracia Guzmán Marcelino indicó que la mujer identificada como Celia Matos Díaz, fallecida en el hospital Vinicio Calventi, había sido diagnosticada con el virus Zika en un centro privado, donde permaneció por unos 18 días.

El mosquito Aedes aegypti, transmisor del zika, el chikunguña, el dengue y la fiebre amarilla

Guzmán Marcelino resaltó que no se ha determinado la asociación del síndrome a la referida infección.

El síndrome de Guillain-Barré es un trastorno autoinmune que afecta al sistema nervioso y desemboca en la parálisis progresiva de los músculos del cuerpo.

Comúnmente se asocia a procesos infecciosos, aunque hay pocos trabajos concluyentes en torno a esa hipótesis.

Lo que se conoce hasta ahora es que, cuando se contrae la enfermedad, el sistema inmunitario – el que se encarga de proteger al cuerpo de enfermedades identificando y atacando a agentes patógenos– ataca a una parte del sistema nervioso periférico.

No hay una cura específica para el síndrome, y los tratamientos suelen centrarse en reducir la gravedad de los síntomas.

Los procedimientos que los médicos aplican en la fase más aguda del síndrome son la inmunoterapia con plasmaféresis (recambio de plasma) y la administración de inmunoglobulina intravenosa.

La plasmaféresis implica eliminar o bloquear los anticuerpos que atacan las células nerviosas.

Y el segundo tratamiento consiste en inyectar directamente inmunoglobulina, un anticuerpo.

La mayoría de las personas sobreviven y se recuperan por completo, pero la recuperación puede llevar varias semanas o meses, y con frecuencia puede provocar discapacidad prolongada que requiere rehabilitación.