SANTIAGO, República Dominicana.-Desde que tomó la decisión de acoger la decisión del Comité Político del PLD, de auspiciar una reforma de la Constitución para restablecer la reelección y posibilitar la repostulación del presidente Danilo Medina, el senador Julio César Valentín Jiminián ha estado sufriendo de insomnio.

A esto se suma que sus compañeros en la causa leonelista dentro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) lo acusan de traidor e incoherente.

Los peledeístas seguidores de Leonel Fernández Reyna, quienes no perdonan la decisión de Valentín Jiminián, están llamando a la ciudadanía de la provincia de Santiago a votar en su contra en las próximas elecciones de 2016.

El senador por Santiago ha dicho que tomó la decisión apegado a los principios disciplinarios de su partido, y como miembro del Comité Político, organismo voto a favor de se procure una modificación de la Constitución para permitir que el presidente Danilo compita como candidato en las elecciones del próximo año.

“He perdido horas de sueño y quietud antes de ofrecer públicamente la postura que ya había meditado desde el mismo día en que el Comité Político, mi organismo, concurrió a unas votaciones en las que -en mi caso- quedé en posición de minoría”, expresó el legislador en una comunicación que algunos de sus colaboradores, han colgado en las redes sociales.

A continuación las declaraciones del senador

“Acudo al deber de informarles mi postura respecto del tema que nos convoca, al pueblo dominicano, y particularmente a mi Santiago querido, a quien le dedico mi alma y corazón, por lo que significa mi profunda gratitud a su gente, desde el más modesto hasta el más opulento de mis hermanos.

“Con estas consideraciones comunico a los que han seguido mi vida pública que me debo a una organización que, desde que fue fundada por el gran maestro de la política, el profesor Juan Bosch y un puñado de atrevidos patriotas que ha apostado a promover y fortalecer los valores democráticos y las más esclarecidas concepciones de las política moderna y de la democracia, con un legado incomparable en la cultura política nacional y en la modernización y engrandecimiento de la nación dominicana.

“Mi determinación ha llegado a través de un proceso de reflexión complejo y abrumador, en momentos embarazosos que vive mi partido y en gran medida la República Dominicana. He perdido horas de sueño y quietud antes de ofrecer públicamente la postura que ya había meditado desde el mismo día en que el Comité Político, mi organismo, concurrió a unas votaciones en las que en mi caso quedé en posición de minoría.

“He aquí mi decisión:

“Sumarme a un principio metodológico y organizativo vital en la tradición partidaria, el centralismo democrático.

“El 19 de abril perdí el debate y hoy en esta hora crucial no tengo otra salida que la que acudir a un principio fundamental e invariable, insisto, el centralismo democrático, principio partidario vigente que postula la subordinación de las posiciones de minoría a las posiciones de mayoría, una vía incuestionable para la construcción de la unidad de la organización.

“Asumo esta posición no por el presidente Danilo Medina, no por el presidente Leonel Fernández, ni por la modificación misma de la Constitución, lo hago por mi sagrado deber de militante disciplinado que en todo momento he sabido obedecer sus directrices fundamentales, sus decisiones colectivas. Me coloco al pie de mi organización y me supedito a sus orientaciones estatutarias.

“He aquí mi decisión: Sumarme a un principio metodológico y organizativo vital en la tradición partidaria, el centralismo democrático"

“Colocar, no sin ser doloroso, mí más depurado sentido de lealtad a la organización, a sus tradiciones metodológicas, a su tradición colectiva e histórica.

“Fue esa misma directriz institucional que permitió que el CP me propusiera como presidente de la Cámara de Diputados, a pesar de que el primer año un compañero, Elías Serulle, había obtenido la firma de 58 de 70 congresistas del PLD pidiendo al CP su designación, dicho organismo decidió que fuera yo y tanto dicho compañero, el compañero Lidio Cadet quien también fue ponderado, y los 58 firmantes, de manera disciplinada acataron la decisión del organismo encargado de dirigir las políticas legislativas, municipales y de alianzas, lo que me permitió dirigir dicho órgano legislativo durante 4 años.

“Respeto la opinión o posición que adopte cada colega y cada compañero, es un derecho que asiste a cada congresista, pero en mi caso no puedo apartarme de la que considero la posición institucional que implica asumir la recomendación del Comité Político.

“No he cambiado mi posición, ni mi discurso, por ello nunca ni antes ni después del 19 de abril sostuve posiciones rígidas ni radicales, solo me sumo disciplinadamente a la determinación mayoritaria de mi organismo.

“Sé que aún no están cerrados todos los causes de posibles salidas a esta difícil situación de mi partido, aun quedaría el tramo de la Cámara de Diputados, el de la Asamblea Revisora y aun otros más; basta un poco de flexibilidad, algo de cordura y una buena dosis de pasión por los propósitos, la reputación colectiva de la organización y los objetivos nacionales de desarrollo. Sigo soñando que en algún momento habrá una salida poco ruidosa y con amplios niveles de consensos políticos y sociales; sigo abogando por el entendimiento.

“Anuncio que aunque hubiere aspirado a una reforma con motivos más amplios que solo para posibilitar la reelección de un presidente de indudable estima ciudadana, respaldo sin reservas esta propuesta por ser la proposición de mi organización política a la que agradezco mi formación y las múltiples oportunidades que me ha brindado para servir desde diversas instancias públicas y en la que he militado durante tres décadas.

“En definitiva, estimo que esto en nada me distancia de mi aprecio e identificación con el presidente de mi partido, el Dr. Leonel Fernández, proclamo mi gratitud y admiración hacia él como proclamo mi adherencia a la causa colectiva del partido, convencido de que las personalidades pesan, pero sobre ellas pesan las organizaciones, en este caso el partido, que como decía el gran pensador y revolucionario italiano Antonio Gramci, quien refiriéndose al peso entre las individualidades y las colectividades partidarias, llegó a la sabia conclusión de que el príncipe moderno es el partido. En eso creo, en la preservación del colectivo partidario, en sus tradiciones, sus legados, sus encumbradas siglas, sus símbolos, en síntesis, creo firme e indudablemente en su reputación histórica y colectiva”.