SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La socióloga y docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Virtudes de la Rosa, exigió que sea revertido el convenio interinstitucional firmado por la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas (FCJP), y el Instituto de Formación Política (IFP) adscrito al Partido Reformista Social Cristiano (PRSC).

En ese sentido, De la Rosa consideró ilegítimo el convenio, el cual calificó como un pacto que deshonra a la universidad estatal, debido a las atrocidades cometidas por el expresidente Joaquín Balaguer, especialmente durante su mandato entre 1966-1978, contra la institución y sus miembros.

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“¿Olvidan que ustedes, los suscribientes, son lo que son porque esta  UASD  pública, democrática y popular  es hija del Movimiento Renovador generado por la Guerra del 1965,  comandada por el Coronel de abril, el presidente en armas Francisco Alberto Caamaño, ese que, apenas ocho años después, fuera asesinado en las montañas de Quisqueya por orden de quien Narciso González llamó ‘el (gobernante) más perverso de América'?”, subrayó.

En el convenio, ambas instituciones se comprometen a desarrollar de manera conjunta, programas de formación y capacitación en todo el territorio nacional y en ultramar.

A continuación, la declaración de Virtudes de la Rosa

REVIERTAN ESE ACUERDO FUNESTO QUE DESHONRA A LA UASD

 

Virtudes de la Rosa H.

Socióloga, feminista

Docente de Sociología y Trabajo Social

Facultad Ciencias Económicas y Sociales

Universidad Autónoma de santo Domingo

 

La vida me ha demostrado que en una sociedad de mercado todo tiene un precio. En ella, se pretende que todo se reduce a una relación de compra y venta. Es decir, siempre se confunde el valor con la noción de precio. Por esa confusión, hay quienes creen que todo tiene precio. Por eso, después de leer el artículo del amigo periodista Vianco Martínez, como uasdiana, me sentí avergonzada y me ha martillado en la cabeza la pregunta ¿cuál será el precio de la ignominia descrita por él acerca del acuerdo firmado por la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UASD con el partido de Balaguer?

¿Qué le costará a este pueblo olvidar ese horrendo 24 de septiembre, cuando la Banda Colorá le arrancó la vida a quien hoy honra con su nombre la Facultad de Ingeniería y Arquitectura, el líder estudiantil y revolucionario Amín Abel Hasbún?

¿Tiene algún valor para quienes deshonrosamente firmaron ese acuerdo la sangre derramada, la inocencia truncada de una adolescente, un 9 de febrero, exigiendo que las tropas interventoras desocuparan los planteles, que fueran reconocidas las autoridades de la UASD, y que se entregara a la academia el presupuesto que le correspondía? ¿Cómo se le explica al Comité del 9 de Febrero, que cada año nos recuerda el asesinato de Amelia Ricart Calventi y de otros jóvenes frente a la escalinata del Palacio Nacional?

¿Tendrá algún valor específico para los “académicos del pacto con el diablo" olvidarnos de la mártir que cada año recordamos, justo al lado de la Madre Nutricia, nuestra inolvidable Sagrario Elcira Díaz?

¿Con qué cara veremos a Tati Ramírez caminar por las oficinas de la Facultad el 26 de mayo, cuando se cumplen 25 años de la desaparición de Narcisazo, el maestro, el revolucionario y el comunicador, el padre de sus hijas e hijos, después que lanzara su último discurso en el Paraninfo de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales contra los aprestos de reelección balaguerista?

Dígannos ¿cuánto nos costará iniciar el camino que conduce a reivindicar a quien llevó a la muerte, prácticamente entre rejas por una acusación falaz, al maestro de la Escuela de Historia, abogado, dirigente de izquierda, antitrujillista y comandante de la Guerra de Abril Roberto Duvergé ?

Expliquen a este pueblo ¿qué haremos cada 17 de marzo, ahí en la José Contreras, donde cayó asesinado el periodista inolvidable Orlando Martínez, autor de la columna Microscopio?

¿Díganme si le pusieron algún valor en dinero a la sangre derramada, a la persecución sufrida, a la tortura soportada, a la angustia y al llanto de las madres, de los padres, de las mujeres, de los hijos e hijas de la juventud uasdiana sobreviviente, de otros muchos hombres y mujeres que aún están en nuestras aulas como maestros/as o en nuestros pueblos y campos, y aún más a los/las que no sobrevivieron a la Banda de Ramón Pérez Martínez ( Macorís) o, sencillamente, a los tantos esbirros del personaje que, de alguna manera, se pretende reivindicar con ese oprobioso acuerdo?

¿Olvidan que ustedes, los suscribientes, son lo que son porque esta  UASD  pública, democrática y popular  es hija del Movimiento Renovador generado por la Guerra del 1965,  comandada por el Coronel de abril, el presidente en armas Francisco Alberto Caamaño, ese que, apenas ocho años después, fuera asesinado en las montañas de Quisqueya por orden de quien Narciso González llamó ‘‘el (gobernante) más perverso de América"?

¿Como justificar que, justamente desde la facultad de los derechos humanos, se apueste a borrar la memoria histórica, a sepultar la conciencia crítica, a presentar ante las nuevas generaciones que la academia, fanal de nuestra mente, luz del presente y del pasado, puede lanzar al saco del olvido el oprobio, la vileza, la perversidad, el crimen y el terror?

Díganme!, por Dios! ¿cómo olvidar a los Palmeros? Pónganle nombre y rostro a los y a las que se nos quedan. Y díganle a este pueblo ¿QUÉ DERECHO hay para aplastar o patear nuestra memoria histórica? No todo se compra y se vende.

Ese acuerdo no tiene legitimidad, pero además es repugnante, y en nombre de Amín, Sagrario, Amelia, Narcisazo, Roberto Duvergé, Orlando, Mamá Tingó, Flavio Suero, Henry Segarra, Otto Morales, el Moreno, Caamaño y todas las y los mártires de la UASD y del pueblo exigimos revertir ese acuerdo funesto que deshonra a la UASD.