Los Cocuyos de la Cordillera fueron formados en 1959 como una unidad paramilitar con pretensiones regionales, organizada en la provincia de La Vega con extensión a diversos puntos de la zona del Cibao, bajo la responsabilidad e interés de José Arismendi-Petán-Trujillo[1], personaje que convirtió a la población de Bonao en el centro de operaciones de su feudo y ejército privado. Petán, conocido popularmente por su conducta delictuosa y ser propietario de la empresa radiotelevisiva conocida como “La Voz Dominicana”, se consideró el más sádicos y violentos de los hermanos del dictador Rafael L. Trujillo Molina.
Cocuyos: La rareza de su nombre
El cocuyo es un insecto familia de la luciérnaga, que en las noches oscuras de los campos y zonas montañosas de la República Dominicana, emite destellos de luz del color verde que atemoriza a quienes la ven. Relacionado en la religiosidad popular con la creencia en la existencia de los muertos desandando por trillos y caminos, también son llamados “nimitas”, refiriéndose a las “animas”, o almas de los fallecidos que supuestamente hacen “asomos” en lugares sombríos y solitarios.
La utilización del nombre del “cocuyo”, para referirse al aparato semimilitar organizado por Petán Trujillo, está vinculada a la presencia de estos personajes al servicio del hermano de Trujillo en lugares bajo su control y en los que imponía su dominio, y en zonas boscosas y montañosas frecuentadas por personas tenidas como potenciales enemigas de la dictadura.
Con la referida designación de “Cocuyos de la Cordillera”, Petán buscaba presentar su ejército privado y a sus integrantes, como hombres del campo, residentes en los lugares más apartados y altos de la Cordillera Central; armados de fusiles, revólveres y armas blancas, especialmente machetes, con las que, imponiendo el miedo, controlaban los parajes y aterrorizaban permanentemente a los transeúntes y residentes de esos lugares.
Los “cocuyos”, como lo refiere Rafael Chaljub Mejía en su obra La Era en los días del fin, eran hombres que conocían “los senderos, trillos y caminos difíciles y ocultos de esta parte de la cordillera central”[2] , organizados en los primeros días de abril de 1959 con el objetivo de servir de fuerza de choque contra los expedicionarios antitrujillistas que posteriormente salieron desde Cuba y llegaron a las costas y montañas dominicanas en junio de 1959, con el propósito de derrocar la dictadura de Trujillo a través de la lucha armada. Los expedicionarios desconocían que la zona donde intentaron operar se encontraban muy activos los referidos “cocuyos de Petán”.[3]
Razones para la formación de los cocuyos.
Desde el triunfo de la revolución cubana y la ascensión de Fidel Castro a la presidencia de Cuba en enero de 1959, Rafael L. Trujillo mostró preocupación y dio mayor seguimiento a los exiliados radicados en esa isla, a la espera del desarrollo de los planes contra su gobierno. El repudio a su régimen de parte de los gobiernos de Venezuela, Costa Rica y Cuba, y los vínculos de estos con la oposición a Trujillo radicada principalmente en Caracas y La Habana, fue suficiente para que el mandatario dominicano percibiera que su régimen podía estar seriamente amenazado desde el punto de vista político-militar y que existía la posibilidad de una expedición armada contra su gobierno. De hecho, el dictador conocía los planes, aunque no parecía contar con la información precisa del momento en que esta acción contra su gobierno iba a ser ejecutada. Ante esas expectativas, el régimen procedió a la formación de varias agrupaciones paramilitares, como fueron la Legión Extranjera, Los Jinetes del Este, los Cimarrones de la Frontera y los Cocuyos de la Cordillera, todos con fines preventivos y para la defensa de su administración.
Los Cocuyos de la Cordillera quedaron organizados antes de junio de 1959, como una fuerza paramilitar que tenía por finalidad el control de la población civil de la región del Cibao, con el propósito del mantenimiento de la paz y el orden público, y para “contribuir a la defensa civil que la emergencia por la cual atravesaba el país obligó a convertir en el contingente armado”. [4]
Aunque Ramfis Trujillo, el hijo preferido del dictador, actuando como Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas dijo en un comunicado que los Cocuyos de la Cordillera fueron organizados con “voluntarios campesinos para contribuir a la defensa civil que la emergencia por la cual atravesaba el país” y organizado debido a la “presencia en territorios dominicanos de fuerzas expedicionarias que irrumpieron por las zonas de Constanza, Maimón y Estero Hondo”,[5] la verdad que su formación aconteció meses antes de aquel acontecimiento.
La población se enteró de la formación del grupo de Petán, cuando en la ciudad de Bonao se organizó un desfile, el 12 de abril de 1959, en que marcharon juntos miembros de la Legión Extranjera Anticomunista y los grupos de campesinos integrados en los Cocuyos de la Cordillera, bajo las órdenes del teniente general José Arismendi Trujillo Molina.[6] En esa ocasión, en que los miembros del recién creado ejército privado del hermano de Trujillo desfilaron en el campo de deporte la referida localidad, se informó en el periódico El Caribe, que los cocuyos estarían integrados por “hombres que conocen los senderos, trillos y caminos difíciles y ocultos de esta parte de la cordillera central”.[7]
En esa ocasión, el hermano del presidente Trujillo expresó que esos campesinos estarían dispuestos a “convertirse en clarín de guerra y que su machete de trabajo está presto para transformarse en espada vengadora o en ariete flamígero, capaz de segar cabezas en lugar de espigas”.[8]
Petán y sus miles de cocuyos
En cuanto a la cantidad de miembros pertenecientes a los cocuyos de Petán, no existen cifras creíbles. El periódico El Caribe del 13 de abril de 1959 da la cifra inicial de 3 mil desfilando en Bonao, mientras que el coronel Luis José León Estévez, en una entrevista publicada en la Revista Militar en mayo 1960, dice que los cocuyos sobrepasaban los 10 mil hombres.]9] No hay forma de acceder a una información veraz sobre este particular, pero, debido a la expansión lograda por el referido cuerpo semimilitar a varios pueblos del Cibao y que entre una fecha y otra hay aproximadamente un año, se podría considerar que el número de “cocuyos” pudo haber alcanzado los 5 mil o 6 mil alistados, que era sin dudas, una cantidad apreciable.
Bonao como centro de operaciones
La pacífica y laboriosa comunidad de Bonao, perteneciente a la provincia La Vega, a la que todos llamaban “la villa de las Hortensias”, dejaba pasar por su avenida principal la importante carretera Duarte. Arismendi Trujillo la convirtió desde temprano la dictadura, en el territorio en que expandió su poderío militar y su influencia política y económica como consecuencia de ser, además de alto oficial de las Fuerzas Armadas, hermano del mandatario.
La localidad de Bonao, dice Rafael Chaljub Mejía, fue convertida por el militar en el “campo propicio para disponer a su brutal y retorcida voluntad, de cualquier cosa que despertara su codicia.[10] La influencia de Arismendi Trujillo en ese pueblo, dice tambien el historiador Robert Crassweller, era una forma de imitar a su hermano presidente, por lo que trató a “contrapelo de Trujillo, de tener bajo control los militares del Cibao”.[11] :
“A tal efecto—narra Crassweller—dio nueva vida a la pequeña ciudad de Bonao, entre Santo Domingo y Santiago, convirtiéndola en cuartel general de sus dominios personales, feudales en todo excepto de la tenencia de tierra. Allí presidió toda clase de construcción; estableció clubs, abrió calles y fundó pequeñas empresas; se las daba de grand seigneur, mientras alimentaba cuidadosamente otras ambiciones, pronunciando discursos de la pomposa manera a que era afecto, recitando poesía y entregándose a innumerables fatuidades. Allí pudo acumular haciendas y propiedades de toda clase y forzar a aceptar su participación en todo negocio local que llamara su atención. Y allí se entregó también a los excesos de vicio en una escala que resultaría difícil de creer a todos cuantos no conocieran las condiciones imperantes en Bonao durante la Era de Trujillo. (…). Durante los casi treinta años de su poder en Bonao, fue imposible para cualquier mujer casarse sin su permiso, y ese permiso tenía un precio”.[12]
El cuartel principal de los “Cocuyos de Petán”, tenía su local a la salida de la población;[13] posterior a la muerte de Trujillo en 1961, el edificio fue convertido en cuartel militar y posteriormente en la fortaleza que hoy ocupa la oficina regional de la Policía Nacional.[14]
Cocuyos asesinando expedicionarios
De acuerdo a Leandro Guzmán—uno de los fundadores del “Movimiento Revolucionario 14 de Junio” y esposo de María Teresa Mirabal, una de las hermanas asesinadas por la dictadura de Trujillo el 25 de noviembre de 1960— Petán Trujillo creó los Cocuyos de la Cordillera con el fin de perseguir y asesinar en las montañas a los expedicionarios de junio de 1959,[15] que regresando desde Cuba para combatir a Trujillo, desembarcaron en las localidades de Constanza, Maimón y Estero Hondo, donde fueron asediados por tropas del ejército, de la Legión Extranjera y de los Cocuyos de la Cordillera.
Mayobanex Vargas—expedicionarios sobrevivientes de Junio, que falleció en el 2016—escribió sobre su participación en el desembarco anti trujillista y explicó que Petán Trujillo logró consolidar sus aspiraciones ante Trujillo, pues este le facilitó organizar “una fuerza auxiliar del Ejercito compuesta por campesinos rastreadores de la montaña, residentes en aquellos apartados lugares de la cordillera, o en sus accesos, donde pudiesen hacerse fuertes los guerrilleros”.[16] En aquellas circunstancias relacionadas con el desembarco, lo cocuyos—conocedores de senderos y pasos montañoso—se convirtieron en mensajeros y guías de los soldados del Ejército, cuyas tropas no tenían suficiente conocimiento del terreno.[17] En cuanto a la cantidad de miembros de los “cocuyos” implicados en los operativos contra los guerrilleros, el historiador Emilio Cordero Michel dice que en estas participaron unos 600 miembros de los Cocuyos de la Cordillera.[18] Narra además, como las autoridades utilizaron todos sus recursos para cercar y asesinar a los enemigos de Trujillo:
“Las Fuerzas Armadas de Aire, Mar y Tierra, creyó que con sus oficiales y poderosa aviación desvertebraría la expedición en menos de 24 horas, y que la limpieza y exterminio final los harían sus compañías de fusileros, las tropas regulares del Ejército, la Legión Extranjera Anticomunista y los llamados “Cocuyos de la Cordillera”. Por ello, desde tempranas horas de la mañana del día 15, escuadrillas de cazas P-51 (Mustang), de cazabombarderos a chorro Vampiro, P-47 (Thunderbolt) y Curtiss AT-6 comenzaron a saturar con metralla, bombas incendiarias de napalm y de fragmentación de 500 kgs.”.[19]
En cuanto a la intervención de los cocuyos en contra de los anti trujillistas expedicionarios, algunos ponen en dudas su participación directa en los combates. Gilberto de la Rosa plantea, en su libro Petán: un cacique en la era de Trujillo, dice que era poco probable y que “no se produjeran combates directos entre los expedicionarios y los Cocuyos, pues la mayoría de estos últimos tenían como arma principal el colín o el machete, con los cuales sería un suicidio enfrentar a un fusil o a una ametralladora en acción.”[20]
De todos modos, los cocuyos se mantuvieron en la zona de enfrentamiento y—dice Alonso Rodríguez Demorizi—, se adjudicaron “gran parte de la hazaña de asesinar a 80 invasores, en Constanza”.[21] Por esa razón, cierta o no, ellos se consideraron héroes y condecorados como tales.[22]
Abusando del poder de los cocuyos
En el periódico Hoy del 23 de junio del 2005, en la sección Coctelera, fue publicada una anécdota que relaciona al hermano de Trujillo, los Cocuyos de la Cordillera, a Luis Augusto-Payo-Ginebra y al doctor Joaquín Balaguer en la que se evidencia la forma abusiva con la que actuaban los principales miembros de la familia Trujillo, en especial el teniente general Petán Trujillo. A continuación copiamos parte de la misma:
“Payo desempeñaba las funciones de director del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS), entidad que acababa de recibir unos equipos de Rayos X para uno de sus hospitales. El entonces general J. Arismendy Trujillo Molina (Petán) llamó por teléfono a Ginebra y le dijo que él necesitaba esos equipos para instalarlos en un campamento que haría para los “Cocuyos de la Cordillera”. Payo se hizo el bobo y le habló de trámites burocráticos y otras cositas… Pocos días después Petán volvió a llamarle y le advirtió que si no le entregaba esos equipos, mandaría gente a matarlo.
“Payo recordaba que entonces se marchó al Palacio Nacional y dijo al subsecretario de la Presidencia, su amigo Virgilio Díaz Grullón, que necesitaba, con carácter de urgencia, una entrevista con el presidente Joaquín Balaguer. Virgilito trató de conseguirla enseguida, pero Balaguer, cachazudo como siempre, envió a decirle que preparaba una reunión con unos delegados de la OEA que vendrían ese día al país y que, por tanto, no podía darle la audiencia…
“Payo le manifestó entonces a Virgilito que retornara a las oficinas del Presidente y le dijera que tenía que recibirlo en ese instante “pues Petán me quiere matar”. Díaz Grullón cumplió el cometido con el amigo y cuando volvió frente a Payo, éste le preguntó: “¿Y qué te respondió el presidente cuando le dijiste que Petán quiere matarme?”. “Qué a él también”, fue la seca respuesta de Díaz Grullón…”.[23]
Los cocuyos y Petán contra Balaguer
En noviembre de 1961, Héctor Bienvenido Trujillo Molina, conocido como Negro Trujillo y José Arismendi Trujillo abandonaron el país y se radicaron temporalmente en las islas Bermudas. Con sus salidas se inició la fuga de los Trujillo al exterior: el 25 de septiembre lo hizo Negro Trujillo y el 30 de septiembre Petán se encaminó vía Haití y Guadalupe, juntándose con el primero. Antes, habían viajados a Europa la señora María Martínez, viuda de Trujillo, y su hijo Rhadamés; además, los nietos de Trujillo.
En los días finales de septiembre, también se marchó a Europa Angelita Trujillo, hija del tirano. El abandono del país de los principales familiares de dictador confirmaba el deterioro del régimen; sin embargo, se rumoraba que algo grande se estaba planificando, pues Ramfis Trujillo permaneció gobernando junto a Balaguer y no parecía estar dispuesto de manera definitiva a entregar el poder. En medio de la presión de la embajada de los Estados Unidos, que buscaba una solución negociada a la crisis y la capital de la República virtualmente paralizada por una huelga de transporte y protestas callejeras, varios de los principales miembros de la familia Trujillo regresaron al país con intención de retomar el control que se iba perdiendo.
El 15 de noviembre tanto Negro como Petán Trujillo y algunos otros miembros de la familia Trujillo regresaron al país y se rumoró la posibilidad de que, junto a Ramfis, encabezaran un golpe de Estado contra Balaguer y de esa manera prolongar la dictadura, apoyados en el control sobre las Fuerzas Armadas y los agrupamientos paramilitares que les eran fieles: la Legión Extranjera, los Jinetes del Este y los Cocuyos de la Cordillera.
Cesar A. Saillant, secretario personal de Ramfis, narra en sus memorias la tensa reunión realizada a las afueras de Ciudad Trujillo (ahora Santo Domingo), en la que se discutió la posibilidad de una asonada militar contra el presidente Balaguer. De acuerdo a su testimonio, el encuentro tuvo lugar el día 16 de noviembre en la hacienda de Negro Trujillo, “donde se tomaron los acuerdos generales para ejecutar el golpe de Estado”.[24]
Todos los participantes—cuenta Saillant—estaban acompañados de sus escoltas y oficiales subalternos fuertemente armados, mientras que los cocuyos de Petán, portando ametralladoras, tomaron posiciones estratégicas de combate, aparentemente en oposición a los hombres de Ramfis Trujillo. Todos los aprestos de aquel día se hicieron con el propósito de sacar a Joaquín Balaguer de la presidencia de la República; pero los planes no fueron ejecutados debido principalmente a la presión internacional, y a la decisión del hijo mayor de Trujillo de abandonar el país de manera definitiva, lo que hizo el sábado 18 de noviembre de 1961.[25]
Aunque en la base aérea de San Isidro, la oficialidad pareció apoyar los planes de Ramfis y sus familiares, no ocurrió lo mismo en la base aérea de Santiago, lo que produjo un intenso movimiento militar la noche del 18 de noviembre y al día siguiente se ejecutó una operación de oficiales contra los seguidores de Ramfis, aplacando la posibilidad del referido golpe. Ese día, dice el capitán Ricardo Bodden, se vio a Petán, antes de partir al extranjero, disparando a los aviones que sobrevolaban la Base Aérea de San Isidro.
Ramfis tenía problemas con Petán
Ramfis Trujillo y su tío no se llevaban bien—dice Cesar A. Saillant—. En ciertas formas, esto incidió en la coyuntura posterior a la muerte de Trujillo para que el hijo del dictador, en su condición de Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, bajo la presión popular e internacional tomara la decisión de suprimir, por lo menos de manera formal, a los Cocuyos de la Cordillera a finales de julio de 1961.
En ese sentido, sigue explicando Saillant, que los “Cocuyos” era una organización rechazada de manera absoluta por el hijo del tirano debido a que estaba orientada por Petán y entre ellos había divergencias familiares:
“Esa institución no es vista con buenos ojos porque se le considera un órgano represivo. El general ha tenido conocimiento de que la sola presencia de miembros de los Cocuyos de la Cordillera indigna a veces y, frente a las circunstancias actuales conviene su disolución.[26] Se comentó en ocasiones, que las dificultades de los dos miembros de la familia estaban relacionadas con la ambición mostrada por el cacique de Bonao, y se temía que apoyado en su milicia privada, una vez muerto Trujillo, este tuviera intenciones presidencialistas.
Un testimonio sobre los cocuyos.
De acuerdo al capitán (r) de la Aviación Militar Dominicana (AMD) Ricardo Bodden, los Cocuyos de la cordillera no fueron definitivamente disueltos el 1 de agosto de 1961, sino que hubo que esperar la salida de Ramfis Trujillo con viaje hacia Europa, el 18 de noviembre de 1961, cuando un movimiento militar tomaba fuerza en la Base Aérea de Santiago de los Caballeros.
El testimonio del aviador Bodden resulta interesante, pues narra de manera breve, pero con datos importantes, lo que ocurrió el día posterior a la salida de Ramfis Trujillo junto a sus más cercanos colaboradores. Respondiendo a preguntas de quien escribe, Ricardo Bodden relató lo siguiente:
“Los Cocuyos de la Cordillera y Los Jinetes del Este afloraron más, después de la muerte de Trujillo, pero eso no era de la simpatía de quien se creía "heredero de la tiranía", Ramfis Trujillo, y por lo tanto en los cuarteles no se ponía atención a esas instituciones.
“Los ex militares que la componían, eran militares cancelados de las Fuerzas Armadas que no tenían trabajo, y por lo tanto se arrimaban a Petán Trujillo o a Félix W. Bernardino.
“El 19 de Noviembre de 1961, al día siguiente de la salida al extranjero de Ramfis Trujillo, Petán se encontraba en la Base Aérea de San Isidro al momento que los aviones Vampiros y P-51 atacaban la artillería y los blindados y Petán con su ametralladora Thompson disparaba a los aviones, mientras la mayoría de los militares se escondían y huían.
“Cuando el general Rodríguez Echavarría ordenó a los tanques de guerra ir a Bonao, para atacar a los cocuyos de Petán y a recuperar las armas que estos tenían, se apareció a la Base Aérea de Santiago, un ex cadete estudiante de Aviación y cancelado, (…) oriundo de Bonao y miembro instructor de los cocuyos, en un camión lleno de las armas de los cocuyos las cuales abandonaron al saber del ataque de la aviación a los remanentes de la dictadura. En ese camión estaban hasta los cuchillos y machetes que los cocuyos tenían cargados en formularios 25. Lo mismo ocurrió en la hacienda de Félix W. Bernardino, que abandonaron las armas (…).
“No tengo conocimiento que los cocuyos fueran entrenados por el Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA), como dice un escrito aparecido en la Revista Militar, órgano de las Fuerzas Armadas, con declaraciones de Luis José León Esteve sobre ese particular. No, no lo creo; pregunté a varios ex oficiales, instructores del CEFA y me informaron que nunca vieron a Petán ni a ningún cocuyo en esa institución. Eso era, San Isidro, era un ejército privado de Ramfis Trujillo pues tenía los Blindados (tanques y carros de asalto), artillería, guerrilleros, paracaidistas y hasta palomas mensajeras”. [27]
El final de los Cocuyos
Desde marzo de 1961, a dos meses antes de la muerte de Trujillo, ya se rumoraba que Trujillo había “disuelto el Ejercito que organizo Petán Trujillo, después de la inicua matanza de los paracaidistas de Constanza, de junio 14, 1960. Tenía hasta Cuartel, uniforme y jerarquía. Pero Trujillo ha vuelto a ver en su hermano un ambicioso. En Puerto Plata Petán tiene muchos afiliados a su orden”.[28] Posiblemente esa creencia, tenida por el mandatario sobre su propio hermano, alertaba a su hijo Ramfis acerca de las intenciones de su tío, y más cuando se entendía y esperaba que fuera él, el hijo del gobernante, quien asumiera la presidencia de la República una vez desaparecido el dictador.
De todos modos, una vez muerto Rafael L. Trujillo los planes se modificaron bajo las presiones del gobierno de los Estados Unidos, y de las cotidianas protestas que se escenificaban en la ciudad capital, y en los principales pueblos de la República. Entre las demandas de los norteamericanos estaba la inmediata eliminación de los centros de torturas y la disolución de los grupos paramilitares; entre las exigencias de la población, que se marcharan los Trujillo y terminara de manera definitiva la dictadura.
Por esos reclamos, el martes 1 de agosto del 1961, la Jefatura del Estado Mayor General Conjunto de las Fuerzas Armadas, cuyo principal comandante lo era el hijo de Trujillo, tomó la decisión de eliminar la Legión Extranjera, Los Jinetes del Este y a los Cocuyos de la cordillera; pero se sabe que esas medidas fueron tomadas con el fin de producir un impacto propagandístico, complaciendo al Departamento de Estado de los Estados Unidos, y de esa forma ganar tiempo para encontrar la manera de prolongar la dictadura. En el caso de Petán y los cocuyos, se sabe que todavía en noviembre seguían de manera discreta activando en la ciudad de Bonao y otros pueblos del Cibao.
El documento que marcó el inicio de la disolución de los grupos paramilitares referidos, fue publicado en el periódico El Caribe del 2 de agosto de 1961, cuyo texto completo copiamos a continuación:
“Jefatura del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Comunicado.
“Como consecuencia de la perturbación de la paz y del orden público por las fuerzas expedicionarias que irrumpieron por las zonas de Constanza, Maimón y Estero Hondo, violando el territorio nacional y causando la intranquilidad de la familia dominicana, fue constituida una agrupación de voluntarios campesinos para contribuir a la defensa civil que la emergencia por la cual atravesaba el país obligó a convertir en el contingente armado conocido por el nombre de LOS COCUYOS DE LA CORDILLERA.
“Ese grupo de hombres valientes y decididos ofreció una leal y efectiva contribución para la defensa de la soberanía nacional, el mantenimiento de la paz y el orden público y protegieron con eficacia reconocida los intereses de la población rural, por lo cual se hicieron dignos de reconocimiento de la ciudadanía dominicana.
“Los integrantes de esa agrupación armada son en su mayoría campesinos que han dedicado su vida al cultivo de la tierra.
“Deseosos de volver a sus ocupaciones agrícolas habituales han hecho conocer al Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas su deseo de que la citada agrupación sea disuelta.
“La agrupación denominada LOS JINETES DEL ESTE, se organizó con el propósito de contribuir al mayor lucimiento de las Ferias Ganaderas y debido a las mismas emergencias militares apuntadas, se convirtió en grupo auxiliar de las Fuerzas Armadas en la defensa de la soberanía nacional.
“Habiendo desaparecido las causas que motivaron la organización de los citados grupos, LOS COCUYOS DE LA CORDILLERA Y LOS JINETES DEL ESTE, así como la llamada LEGION EXTRANJERA, procede que el alto Comando de las Fuerzas Armadas declarase su inmediata disolución y que extienda a sus integrantes su público reconocimiento por sus valiosos servicios prestados a la República.
Se informa, finalmente, que las armas y el equipo militar de los citados grupos han sido reintegrados ya a los arsenales de ese Comando.[29]
Como conclusión, se puede apuntar que la formación de los Cocuyos de la Cordillera aconteció a principios de abril de 1959 y llegó a su fin de manera formal el 1 de agosto de 1961 y de manera definitiva, el 19 de noviembre, inmediatamente posterior a la salida de los Trujillo, durante el gobierno del doctor Joaquín Balaguer. Con la huida de los Trujillo terminó la dictadura, la “villa de las Hortensias” descansó de su oprobioso manipulador y los Cocuyos de la Cordillera desaparecieron para siempre.
(Notas Bibliográficas: [1] Leandro Guzmán, “Silencio inexplicable”. El Nacional, 18 agosto, 2015. Véase también a Diomedes Mercedes, “Mayo del 61 vs. Junio del 59”. El Día, 12 de mayo 2016; [2] Rafael Chaljub Mejía, La Era en los días del fin. Santo Domingo, Editora Manatí, 2006.p. 84; [3] “Comunicado de la jefatura del estado mayor conjunto de las Fuerzas Armadas”. El Caribe, 2 de agosto de 1961; [4] Ob. cit.; [5] Ob. cit.; [6] Nelson Moreno Ceballos, “Represión y crímenes”. En: Historia general del pueblo dominicano. Vol. V. Santo Domingo, ADH, 2015, pp. 591-630 (P. 624); [7] “Miles voluntarios de Monseñor Nouel integran Legión: se forman Cocuyos de la Cordillera”. El Caribe, 13 de abril 1959; [8] Ob. cit.; [9] Luis José León Estévez, “Cocuyos o milicias de reservas campesinas”. Revista Militar, año xi, no. 109, mayo de 1960; [10] Rafael Chaljub Mejía, ob. cit., p. 84; [11] Robert D. Crassweller, Trujillo: la trágica aventura del poder personal. Barcelona, Bruguera, 1967, p. 156 [12] Ob. cit., p. 155; [13] Alonso Rodríguez Demorizi, Drama de Trujillo: cronología comentada Nueva Canosa. Santo Domingo, AGN, 2012, p.196; [14] El Caribe, 21 junio, 2013; [15] Leandro Guzmán, ob. cit.; [16] Mayobanex Vargas, Testimonio histórico, Junio 1959. Santo Domingo, Editora Cosmos, 1981, p.5. Véase también: Pablo González Casanova (coord.), Historia política de los campesinos latinoamericanos. México, Siglo XXI, 1984; [17] Mayobanex Vargas, ob. cit., p. 5; [18] Emilio Cordero Michel, “Las expediciones de junio de 1959”. Clío, núm. 177, enero-junio del 2009, p. 120; [19] Ob. cit., p. 114; [20] Gilberto de la Rosa, Petán: un cacique en la era de Trujillo. Santiago, UCMM, 2009, p. 97; [21] Alonso Rodríguez Demorizi, Drama de Trujillo: cronología comentada. Santo Domingo, AGN, 2012, p. 130; [22] Alonso Rodríguez Demorizi. Drama de Trujillo: cronología comentada Nueva Canosa. Santo Domingo, AGN, 2012, p. 236; [23] “Coctelera”. Periódico Hoy, 23 de junio 2005; [24] Cesar A. Saillant Valverde, Saillant: Mis memorias junto a Ramfis Trujillo, 1957-1961. (4), 1961. E.C.M.; [25] Cesar A. Saillant V., Participación de Ramfis Trujillo en el asesinato de los héroes del 30 de mayo de 1961: Revelaciones de Sánchez Cabral. Santo Domingo, Museo Memorial de la Resistencia Dominicana, 2012; [26] Cesar Saillant Valverde. Saillant: Mis memorias, ob. cit., pp. 322-323; [27] Alejandro Paulino Ramos, Entrevista al capitán (r) Ricardo Bodden, de las Fuerzas Aéreas Dominicana, sobre la existencia de los Cocuyos de la Cordillera. Santo Domingo, 28 de febrero, 2019; [28] Alonso Rodríguez Demorizi. Drama de Trujillo: cronología comentada, ob. cit., p. 192; [29] El Caribe, 2 de agosto de 1961).