Dedicado a Doña Josefina Padilla Deschamps, luchadora incansable por la libertad y la democracia.
La Guardia Universitaria fue una asociación estudiantil, que también incluyó a profesores universitarios en sus instancias superiores; se desarrolló en dos etapas: la primera de 1937 hasta mediados de 1946 bajo el nombre de “Guardia Universitaria Presidente Trujillo”. La segunda, como “Guardia Universitaria Generalísimo Doctor Trujillo” resultado de la reestructuración iniciada en 1958, después de doce años de inactividad. Esta desapareció semanas después de la muerte del dictador en 1961, cuando el presidente Joaquín Balaguer recomendó a Rafael L. Trujillo hijo (Ramfis), la conveniencia de ponerle fin a sus actividades y de esa manera evitar la profundización del descontento estudiantil y a la vez justificar la represión contra los que intentaban formar la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED).
Trujillo contra la autonomía universitaria
Durante los primeros cuatro años de gobierno de Rafael L. Trujillo (1930-1934), los estudiantes universitarios y de las Escuelas Normales mostraron su rechazo a las medidas tomadas por las autoridades educativas en relación al cierre de los planteles, con el aparente propósito de ahorrar los recursos presupuestarios del gobierno. Además, resultaron frustratorias para el sector estudiantil las truncadas conquistas prometidas por los partidos que apoyaron al jefe del Ejército en las elecciones de mayo de 1930, entre ellas la Ley de autonomía universitaria y la Ley de autonomía escolar.
Por el contrario, el Congreso Nacional dispuso que el nombramiento de los rectores y profesores, entre otras iniciativas educativas, fueran atribuciones propias y directas del presidente de la República, modificando las disposiciones que autorizaban al Consejo de Educación y a la Universidad de Santo Domingo (USD), a gestionar de maneras independientes dichas designaciones. Sin embargo, el movimiento estudiantil no pareció amedrentarse y exigió a las autoridades las conquistas prometidas.
Ejemplo del interés de la Asociación Nacional de Estudiantes Universitarios (ANEU), fue la solicitud hecha al presidente Trujillo, aparecida en el Listín Diario del 6 de enero de 1932, en la que informaban al mandatario que hacía “tres años que la juventud universitaria del país está luchando con convicción y entereza por obtener la Autonomía de la Universidad Nacional” pero “nada ha obtenido hasta hoy está bien inspirada juventud que solamente quiere honra, civilización y gloria para esta patria dominicana”.(1) Pero, como dijimos en el artículo anterior, la respuesta fue una contrarreforma que puso fin a los sueños estudiantiles.
Trujillo tomando el control de la Universidad
Las protestas estudiantiles fueron públicas. En la prensa dominicana están registrados incidentes relacionados con el disgusto estudiantil y las medidas represivas tomadas por las autoridades para contener el descontento. En esos años, el gobierno sometió a la justicia a varios estudiantes; unos llevados a las tenebrosas celdas de la cárcel de Nigua, mientras que otros se implicaron en conspiraciones para dar muerte a Trujillo antes de que lograra reelegirse en las elecciones de 1934.
La actitud estudiantil provocó evidente preocupación en el Partido Dominicano y en el mandatario. Esto indujo que los funcionarios del sector educativo y los servicios de inteligencia iniciaran un proceso para controlar los planteles escolares y las actividades universitarias.
En octubre de 1934, debido a una manipulada solicitud de la Sociedad Amantes de la Luz de Santiago, el claustro universitario otorgó a Trujillo el título de doctor honoris causa, condición convertida en ley del 3 de octubre de 1934. El día 17 el mandatario compareció a la Universidad para ser investido como tal. Desde entonces se vio al mandatario participar en actos de la Academia, a la vez que intentaba ganarse el consentimiento de los estudiantes.
La Universidad no desperdiciaba oportunidad para adular al mandatario exaltando su ego: en diciembre de 1940 la institución lo designó como “catedrático de Economía”. Desde entonces, el gobernante asumió la condición de “doctor” y “catedrático” como si en realidad poseyese los grados conferidos honoríficamente. Mediante el mecanismo de manipulación de la prensa y la escuela, la dictadura logró que en la mente de los dominicanos quedara en el olvido que el gobernante nunca aprobó sus estudios más allá de la Escuela Primaria.(2)
Desde antes de 1937 Trujillo “impuso a la Universidad un homenaje obligatorio a su persona, haciendo desfilar a los estudiantes hasta el palacio del Ejecutivo, a entregarle un pergamino que todos tuvieron que firmar, so pena de perder sus estudios para siempre” haciendo que se matricularan a “cientos de soldados” para imponer la militarización de la academia, y como dice José Almoina, que fue su secretario personal, “convirtiendo a ésta en un cuartel”.(3)
Nace la Guardia Universitaria Presidente Trujillo
La estrategia de los que dirigían la política educativa del régimen de Trujillo y la necesidad de que sirviera como sostén de la dictadura, guardaba relación con la necesidad de tomar el control de la Universidad y de las Escuelas Normales; para eso, se hizo necesario silenciar, obligándolas a dejar de operar, tanto a la Asociación de Estudiantes Normalistas como a la Asociación Nacional de Estudiantes Universitarios, que se mostraron desde temprano disidentes con los planes de la dictadura.
La ANEU desapareció en 1937. En ese mismo año el presidente impuso en la Universidad de Santo Domingo (USD), a la “Guardia Universitaria Presidente Trujillo” (GUPT), constituida el 4 de marzo. Formalmente esa asociación quedó instalada en un acto que contó con la presencia del hermano del mandatario y jefe del Estado mayor del Ejército Nacional general Héctor B. Trujillo, el 18 de marzo de 1937.
El comandante de la GUPT y principal responsable, lo era “el decano de la Facultad de Cirugía Dental, Dr. José Enrique Aybar; su segundo oficial estaba bajo la responsabilidad del secretario de la Universidad, Max Garrido; su oficialidad secundaria estaba constituida por “estudiantes activos en el Partido Dominicano”.(4)
El 2 de mayo de 1937, durante una ceremonia militar, el presidente declaró que había iniciado “la era de mutua compresión que hará del Cuartel y de la Universidad centros de preparación comunes, en los que se elaborara el porvenir de nuestra patria”.(5)
Una de las primeras medidas de Trujillo, fue hacerse acompañar, a partir del 9 de agosto de una comisión de estudiantes de la GUPT, en un recorrido que los llevó por diferentes localidades del país. La comisión de estudiantes estuvo integrada por Carlos Cornielle, Octavio Subervi, Otilio Álvarez, José Ma. Nouel, Pedro Miguel Hernández, Ulises Vargas, Luis Velazco Columna, Ernesto Vanderlinde, Jacobo Álvarez Albizu y Salvador Aybar Mella.(6)
Propósitos de la Guardia Universitaria
De acuerdo con Max R. Garrido, segundo al mando de la GUPT, esta se creó para propiciar el auge de la Universidad “en la triple expresión de la cultura, la salud y la disciplina”. (7) En un discurso de Trujillo pronunciado en el patio de la Fortaleza Ozama, cede principal militar, en un acto en el que concurrieron miembros del Ejército y de la GUPT, el mandatario destacó la vinculación de la Academia y el Ejercito Nacional, tendiente a incentivar la armonía entre los dos sectores y observó la conveniencia de desear la “unidad de conciencia patriótica”.(7a)
“La creación de la “Guardia Universitaria Presidente Trujillo”, como entidad integrada por estudiantes—escribió años más tarde Max R. Garrido—señala una importante evolución en la función social de la Universidad. (…). La Guardia Universitaria es en sí una orientación nueva y de ahora en lo adelante, la ciencia aprendida en la Universidad, va a echar arraigos en la conciencia robustecida por la común responsabilidad ante la historia y en la solidaridad que crea la educación militar en los jóvenes universitarios”.(8)
Es en el texto de Max R. Garrido, que lleva por título “La Guardia Universitaria “Presidente Trujillo”, publicado en 1941, donde quedan registrados los propósitos de esa estructura paramilitar con sede central en la Universidad de Santo Domingo, que perseguía conservar la disciplina entre los estudiantes y contrarrestar “los intentos de falseamiento de las ansias renovadoras”, para de esa forma—dice el texto citado—“imponerse a la fanfarronería disociadora de algún catedrático equivocado, hasta solicitar y obtener su expulsión del claustro; reaccionar vigorosamente hasta frustrar, contra los intentos de quienes, dentro de las aulas o fuera de ellas, pretendieron tomarla como instrumento para sus viles pretensiones políticas y sus pasiones innobles (…) imponiendo el orden y la compostura con el amoroso respeto y la notoria austeridad que llena el pecho de la juventud cuando se le encomienda funciones mayores”.(9)
De esa manera, a todas luces confesadas sin disimulos por el referido oficial de la GUPT y tal y como lo apunta el historiador francés Lauro Capdevila, los “estudiantes y profesores informan acerca de lo que dice y piensa cada cual, marchan al paso para intimidar a sus compañeros y organizan los actos de provocación y puestas en escenas imaginadas en las altas esferas. Por esta razón, la Guardia Universitaria desempeña el papel de una organización-modelo para el poder”. (10)
Reglamentos para una Guardia trujillista
La Guardia Universitaria fue creada sin contar con una reglamentación que normara su funcionamiento. Por esa razón, en principios se intentó copiar de las prácticas militares comunes en el Ejército. Se hicieron consultas buscando la aprobación de las instancias militares para la readecuación de una con las normas de la otra. La recomendación que pareció primar fue la de mantener la asociación desvinculada orgánicamente de la estructura militar, aunque siempre se tuvo el interés de mostrar las relaciones entre las dos instancias, dotando a la Guardia Universitaria de banderines, insignias, sables, y uniformes para hacerla aparecer como una institución militar.
En el interés de dotar la GUPT de un reglamento, el odontólogo y profesor de la Universidad José Enrique Aybar convocó una asamblea general de miembros, el 19 de agosto de 1938, con la presencia de unos doscientos estudiantes. En la reunión se dio lectura al “reglamento interior de la Guardia Presidente Trujillo”, definida como una institución “reconocida por el Benefactor de la patria con carácter semi-militar”. En otro de los artículos, se dejó establecida la estructura de la agrupación, de carácter semejante a la militar, y se aprobaron los oficiales responsables, agrupados bajo la denominación de “la plana mayor”:
Las principales responsabilidades la tenían el mayor comandante Dr. José Enrique Aybar; el capitán de leyes Max R. Garrido; capitán ayudante Homero Henríquez; primeros tenientes: Rodolfo Bonetti Burgos, Otilio Álvarez V., Máximo Lloverías Martí, José María Nouel Simpson, Ulises Vargas, Federico C. Aybar. Segundos tenientes: Carlos Cornielle, M. Columna Velasco, Alfredo Mere, Héctor Rafael Goico, Luis Oliva y Rogelio Mañón.
Los demás miembros integrantes de la GUPT fueron nombrados con rangos de cadetes. Esta estructura, tal y como lo refiere el historiador Eliades Acosta en su libro sobre los documentos de la dictadura de Trujillo, fue comunicada al general Héctor B. Trujillo Molina, quien era jefe del estado mayor del Ejército.(11) La GUPT, actuaba en combinación con los militares y desfilaba al lado del Ejército cuando se realizaban las paradas militares que eran de interés del dictador.
Una agrupación con funciones paramilitares
Aunque Max R. Garrido, capitán de leyes de la GUPT, quiso encubrir la condición de organización paramilitar, diciendo que en ella se ingresaba de manera espontánea y que no existían vínculos reglamentarios entre la agrupación y el Ejercito, “ni los reglamentos del Ejercito, ni los estatutos de esta agrupación, contienen disposición alguna en que se establezcan vínculos o sujeción militar de la una al otro”.(12)
La verdad que era publica su función como organismo paramilitar, y de esa forma actuaba cuando era necesario hacerlo, pues gozaba—dice el mismo Garrido—“de prerrogativas militares cuando actúa como tal”, aunque él prefería identificarla como una organización “semi militar”, asociado “al Ejercito como escuela de pundonor y de responsabilidad, porque palpa los felices resultados que la influencia de la escuela de las armas tiene sobre el individuo”.(13)
Los miembros de la GUPT recibían salarios.
Los miembros de la Guardia Universitaria Presidente Trujillo recibían salarios provenientes de los fondos del Partido Dominicano. Esa condición incidía en el interés de muchos estudiantes, que encontraban atractivo mantenerse en la nómina de la agrupación. El salario entregado era un anzuelo para el reclutamiento y compromiso de sus integrantes, obligados a mantener informados a los organismos de inteligencia del Partido y del Ejército de todos los sucesos ocurridos en el ámbito universitario. Otra modalidad, para motivar el ingreso de los estudiantes a la GUPT, era la de ofertarles nombramientos como empleados en la administración pública:
El “Benefactor de la Patria—dice el capitán Garrido—no se ha limitado a darles un mero amparo traducido en favoritismo, sino que, aprovechando su entusiasmo y el valioso ofrecimiento de su cooperación, los ha utilizado, preferentemente, en los servicios públicos que puedan ser puestos al alcance de su capacidad”.
Por esa amorosa protección—sigue diciendo Garrido—“el estudiante dominicano ha entrado de lleno en el gobierno, y así lo hemos visto actuar, dentro de los servicios afines a su inclinación y en armonía con los estudios que realiza, dirigiendo brigadas sanitarias y dispensarios médicos, sirviendo como inspectores de sanidad, maestros e inspectores de enseñanza, secretarios de juzgados y cortes; inspectores de Rentas Internas, interpretes, directores y auxiliares de oficinas públicas administrativas; ayudantes de los diversos servicios de Obras Públicas, directores de bibliotecas y de archivos, contables departamentales, y en una serie de cargos que escapan a nuestro recuento”.(14)
Aumentando el ego del dictador
A través de toda su historia, tanto en el primer período de existencia (1937-1946), como en el segundo (1958-1961), la Guardia Universitaria sirvió para organizar y promover la exaltación del nombre y la imagen del dictador y sus más cercanos familiares, participando en desfiles, haciendo ofrendas florales en honor del padre, de la madre, y de los hijos del dictador; celebrando las fechas memorables relacionadas con sus natalicios; promoviendo a Trujillo en las campañas reeleccionistas y rindiéndole culto a su personalidad. Estas actividades, eran casi siempre sugeridas por el propio gobernante, quien luego se encargaba de destacar las iniciativas de la GUPT, como sucedió en la inauguración de la plaza de Bani al momento de ser designado, en mayo de 1937, con el nombre Parque José Trujillo Valdez. En esa ocasión, Trujillo dijo entre otras cosas:
“Es para mí honroso, y no tengo inconveniente en declararlo, ver como esta Guardia Universitaria, formada junto a vosotros en esta fecha memorable, inicia en el país, la era de mutua comprensión que hará del Cuartel y de la Universidad centros de preparación comunes en los cuales se elaborara el porvenir de nuestra patria”.
Entre las actividades de exaltación del sátrapa, una de las primeras en ser organizadas se hizo con el propósito de rendir homenaje a Ramfis Trujillo el 18 de octubre de 1937, cuando este acababa de cumplir los ocho años de edad y ostentaba la condición de coronel honorario del Ejército. El día 28 de octubre, fecha relacionada con la fundación de la Universidad, la Guardia aprovechó para entregar al hijo del dictador un diploma que lo acreditaba como coronel y el día 27 de agosto de 1938, la GUPT hizo también presencia cuando al coronel Trujillo Martínez fue ascendido al grado de General de Brigada del Ejército, mediante decreto número 16 del Poder Ejecutivo y firmado por su padre el 26 de agosto del referido año.(15)
La Guardia contra el doctor Heriberto Pieter
Desde los primeros días de instalada, la Guardia Universitaria impuso el terror y la persecución contra estudiantes y profesores, haciendo que los primeros se inscribieran en la organización de manera compulsiva y vigilando las opiniones expresadas por los académicos en las aulas, para de esa forma evitar que utilizaran un lenguaje de crítica y censura a la política de Trujillo.
Una de las primeras acciones represivas de la GUPT contra profesores de la USD, se ejecutó sobre la persona del doctor Heriberto Pieter, destacado profesor de la Universidad. En junio de 1937, cuando el académico participaba en un acto de graduación “pronunció palabras dirigidas a deslustrar la brillantez de aquel acto”, que la directiva de la Guardia desaprobó públicamente, por considerar sus palabras como “injustificable e incongruente actitud universitaria, impropia de quien ostenta en aquella ceremonia, la doble calidad de padrino de dos graduandos y de profesor”.
Al parecer, la expresión del doctor Heriberto Pieter guardó relación con lo que Luis F. Mejía relató años después en su libro de Lilís a Trujillo. Al parecer el doctor Pieter se refirió a los vistosos uniformes militares formados por chaquetas negras y pantalones blancos, utilizados por los miembros de la Guardia Universitaria en el referido acto. A decir de F. Mejía, en “una ocasión uno de los más reputados catedráticos de la Facultad de Medicina hizo notar que esos flamantes uniformes eran propios de los cuarteles de Hitler y no de las aulas universitarias. El dentista Aybar—jefe de la Guardia Universitaria—enterado del caso, increpó insolentemente al sabio profesor, quien fue ese mismo día destituido” como profesor de la Universidad.(16)
La opinión del doctor Heriberto Pieter causó “indignación en el seno de esta asociación”—dijeron los jefes de la GUPT—haciendo que la plana mayor se reuniera e hiciera publicar en la prensa una amonestación contra el médico dominicano. La declaración contra el doctor Pieter estaba firmada por Homero Henríquez, como presidente de la GUPT; Rafael D. Santana S., vicepresidente; Ricardo A. Mejía P., Tesorero; M. C. Peña Morros, vicepresidente; N. Otilio Álvarez V., secretario; Fernando A. Amiama Tió, secretario; Radhames Hungría, secretario; Homero Hernández, secretario, y José Sanz Lajara, sub subtesorero.(17)
Otra acción de persecución de la Guardia a un profesor de la USD, fue la ejercida contra el Dr. Francisco Benzo, quien también era funcionario del gobierno. La GUPT recomendó su expulsión de la Academia en 1940; además, fue destituido de su cargo como Secretario de Sanidad “por haberse ido de la lengua”. Por igual y por esas mismas razones, la Guardia exigió su renuncia como profesor de la Universidad.(18)
El poeta Pedro Mir expulsado de la GUPT
El 7 de septiembre de 1938, Pedro Julio Mir Valentín, estudiante de la carrera de Derecho en la Universidad, fue expulsado de la Guardia Universitaria junto a un grupo de compañeros, por haber remitido una carta a Trujillo comentando detalles relacionados con la organización de la agrupación estudiantil oficialista. Por la reacción de los jefes de la GUPT, se puede entender que lo expresado por Pedro Mir y demás firmantes de la carta molestó al mandatario. Los remitentes cuestionaron que en la dirección de la agrupación estudiantil participarán personas que no eran estudiantes.
Trujillo contestó a los firmantes en una carta publicada en el Listín Diario del 10 de septiembre, manifestándole que él—Trujillo—no intervendrá en los asuntos organizativos de la Guardia Universitaria y que estaba en disposición de retirar su autorización para que la asociación no llevara su nombre “si ella pudiera ser instrumento para inoportunas maniobras políticas tendentes a deslustrar o monopolizar las iniciativas o las actuaciones de la juventud”.
De manera coincidente, el día en que apareció publicada la carta de Trujillo en el Listín Diario, el mandatario participó como figura central en un acto académico celebrado en la Universidad, mientras que en la misma página del referido periódico, la Guardia Universitaria anunció la expulsión de Pedro Mir y sus compañeros.(19)
Entre los estudiantes cancelados como guardias universitarios, además de Pedro Mir, se encontraban los bachilleres Homero Henríquez, Rafael D. Santana y Santana, Federico Aybar C., José Rijo, y Antonio Martínez Ramírez. La decisión de la Guardia Universitaria para la expulsión se tomó el 9 de septiembre de 1938, acusándolos de “haber cometido faltas graves y por haber violado deslealmente los reglamentos que habían jurados”.(20)
Después de la expulsión, al poeta Pedro Mir se le mantuvo vigilado y considerado como uno de los “desafectos” del régimen y aunque se le permitió graduarse de abogado, años después se le ubicó entre los simpatizantes del Partido Socialista Popular (PSP). En 1947 Mir salió del país hacia al exilio, integrándose de inmediato a las luchas contra la dictadura.
Una Guardia con funciones de Partido
“la Guardia Universitaria Presidente Trujillo”, bajo la orientación de José Enrique Aybar, se expandió en acción transformadora en “Partido Trujillista”, que pretendió ser una estructura cobijada a lo interno del Partido Dominicano, aunque no parecieron estar claros los vínculos entre las dos agrupaciones. La fundación de ese partido, que no eliminó la GUPT, aconteció el 14 de octubre de 1940, y anunciada formalmente en un acto celebrado en el Parque Colón la noche del 14 de noviembre. En la manifestación, con la presencia de los máximos dirigentes de la agrupación estudiantil, se observó que en esta solo tendrían cabidas los que de “manera voluntaria y espontánea” se sometieran a una rígida “depuración para determinar la condición de honestidad política y la probada lealtad a la persona de Trujillo. (21) Como una forma de mostrar su agrado por la iniciativa de la Guardia Universitaria, el presidente de la República se inscribió en esta en diciembre del mismo año.
El propósito de la nueva organización política, que parecía desmentir la existencia de un partido único, era con la finalidad de—decía su mentor político—cooperar en la depuración y en la reeducación política del pueblo dominicano”.(22)
Para dejar establecido de manera pública que el Partido Trujillista era dependencia directa de la Guardia Universitaria Presidente Trujillo, su plana mayor anunció que en sus funciones de Junta Superior Directiva del Partido Trujillista, tomó la iniciativa de conocer la exposición del catedrático José Enrique Aybar “en acatamiento de las normas que rigen el recién creado Partido” y de esa manera determinar si tenía méritos suficientes para ser miembro de esa organización.(23)
De acuerdo a Luis F. Mejía, “Solo la flor y nata del Partido Dominicano estaba llamada a integrarlo”, pero para esto era necesario solicitar al Consejo Superior Directivo el ingreso a la agrupación y estar dispuesto a enunciar “sus méritos, devoción ilimitada por el jefe, los servicios prestados a la causa trujillista. Examinado todo meticulosamente, se acepta o se rechaza al impetrante. (24) Aunque el PT tuvo corta vida y se sintió un cierto recelo en el Partido Dominicano, se puso de moda motivar a los oposicionistas tenidos como “desafectos” para que buscaran el amparo de esa organización y así evitar ser víctimas de la represión del régimen; pero realmente lo que se perseguía era “ponerlos en la picota, declarándolos indignos del honor solicitado y desacreditándolos ante el pueblo oprimido que puso en ellos alguna esperanza”.(25)
El Partido Trujillista, en su efímera existencia, no debió de pasar de 1941. Sus dirigentes continuaron concentrados en las actividades de la Universidad, lugar donde se sentía un tímido despertar de resistencia contra la política de Trujillo.
Resistencia estudiantil contra la “Guardia”
Los estudiantes de la Universidad de Santo Domingo estaban obligados a ingresar a la Guardia Universitaria. De no hacerlo se arriesgaban a que se les impidiera la matriculación. Después de un tiempo, muchos de los bachilleres disidentes comenzaron a usar como táctica de sobrevivencia inscribirse en la GUPT aunque se tuvieran ideas y sentimientos contrarios a la política de Trujillo. Pertenecer a la Guardia era una forma de ocultar los verdaderos intereses políticos y así evitar la represión. Muchas conciencias “libres se ocultan bajo esos denigrantes uniformes—dice Luis F. Mejía—en espera de hora propicia, pues el disimulo es la forma de resistencia de los débiles.(26)
Sin embargo, esto no siempre era suficiente para evitar la envestida de los servicios de espionajes instalados en la Universidad, pues los líderes de la GUPT sabían y así lo expresaban, que el estudiante universitario era “impulsivo, reaccionario, orgulloso, terco a veces, obstinado siempre, noble en el fondo, invencible en sus aspiraciones y propósitos”.(27) Por esa razón, Max R. Garrido, oficial de leyes de la GUPT, alertaba en el interés de que sus actividades y su cooperación tenían que estar siempre bajo vigilancia:
“Estimulado en su natural propensión a las explosiones de entusiasmo y a toda clase de aventuras, unas veces por propósitos tendenciosos o utilitaristas y otras por reacción o como deseo de participar anticipadamente en la vida social de su pueblo, su cooperación debe ser siempre objeto de preferente atención y delicado estudio para que no lo desvirtúen ni adulteren corrientes malsanas de opinión, ni contrarias tendencias a los vitales intereses de la patria.”(28)
“La Viuda de Padillas”: el teatro contra Trujillo
El régimen aprovechaba todas las actividades públicas para promover las bondades del mandatario y las realizaciones de su gobierno. Todo, absolutamente todo, se le quería hacer creer al pueblo, era el resultado de la decisión y mandato de Trujillo. Al acercarse la fecha del primer centenario de la República en febrero de 1844, el gobierno activó los mecanismos de propaganda para celebrar dicha fecha, en la que el dictador sobresalía como el “padre de la patria nueva”. La Guardia Universitaria, como era lógico suponer, tomó bajo responsabilidad los actos de los estudiantes de la USD. Pero, al parecer, desconocía que en la Academia se iba asentando de manera secreta un sector estudiantil que rechazaba la política trujillista.
La noche del 23 de febrero de 1944, en un acto que contó con la presencia de la primera dama María Martínez de Trujillo, su hija Flor de Oro Trujillo, así como diplomáticos y funcionarios el Teatro Universitario presentó en la ruina de San Francisco la obra teatral “La viuda de Padilla”, basada en la “tragedia original del poeta español Francisco Martínez de la Rosa”.
El periódico La Nación dejó expresamente reseñado, que la “organización del espectáculo, en cuanto se relaciona con el orden del mismo, la comodidad del público (…), estuvo a cargo de la Guardia Universitaria Presidente Trujillo”.(29)
La presentación de la obra era un discreto atrevimiento de algunos profesores y estudiantes, que la seleccionaron para ser llevada a la tabla a sabiendas de que en 1844, durante la lucha de Juan Pablo Duarte y La Trinitaria, “La viuda de Padilla” había sido utilizada por La Filantrópica para exaltar los ánimos libertarios contra la opresión del gobierno haitiano.
Tal vez por esa razón, la joven Angélica Aybar Nicolás, en función de presentadora del grupo de teatro, al dirigirse al público “explicó en acertadas palabras, dichas con profundo sentido, tanto el significado artístico cultural del Teatro Universitario, como las razones históricas que sobre cualesquiera otras pesaron en el ánimo de los universitarios para elegir precisamente “La Viuda de Padilla” como obra que sirviese al conjunto dramático de la Universidad para su primera actuación pública”.(30)
De aquel acontecimiento y del impacto que tuvo sobre el público reunido en la ruina de San Francisco, dice Jesús de Galindez en su obra La Era de Trujillo (1956), que las raíces de la agitación estudiantil en la Universidad tuvo su origen en la presentación de “la viuda de Padilla” en 1944:
“Cuando el Vicerrector Lic. Bonilla Atiles agrupó unos cuantos muchachos y muchachas para representar el drama “La viuda de Padilla” como aportación universitaria a las fiestas; es un drama español que alaba la rebeldía de los Comuneros castellanos contra el nuevo régimen absolutista del Emperador Carlos V, y pese a su flojera literaria tiene varias expresiones en defensa de la libertad; los trinitarios de Duarte lo utilizaron antes de 1844 como símbolo de su lucha clandestina contra la ocupación, y a Bonilla se le ocurrió aprovechar el pretexto de esta recordación histórica dominicana para repetir la protesta simbólica contra el régimen actual”.(31)
En la presentación de la obra tuvo papel protagónico la estudiante Josefina Padilla Deschamps, pues ella fue la responsable de interpretar “la viuda de Padilla”, lo que fue destacado por el periódico La Nación al decir que la joven estudiante de medicina “realizó una admirable interpretación del difícil papel de La Viuda de Padilla”. Junto a Padilla Deschamps, también tuvo destacada participación quien años después sería su esposo, el estudiante de derecho Rafael Augusto Sánchez Sanlley. Ambos, en sus papeles principales, arrancaron aplausos “en una emocionante escena con la cual hizo su presentación el Teatro universitario”.
“Las autoridades no sospecharon el simbolismo—narra Galindez en su libro—pero aquel grupo de estudiantes floreció en una serie de círculos de estudio espontáneos, que poco a poco se fueron transformando en la organización clandestina en parte descubierta por la policía en el verano de 1945, y más tarde en la organización política “Juventud Democrática”.(32)
Los estudiantes y la Juventud Democrática
La expresión de Max R. Garrido de que se debía de evitar que se “desvirtúen ni adulteren” a los estudiantes con “corrientes malsanas de opinión”, parece guardar relación con la presencia de varios miles de inmigrantes españoles republicanos y comunistas y de otras ideologías, a los que se les permitió ingresar al país desde principios de los años cuarenta. Desde temprano los organismos de seguridad comenzaron a seguir las actividades de los recién llegados por entender, como dice el historiador Roberto Cassá, que muchos de ellos eran “portadores de ideas extrañas y peligrosas”.(33)
Coincidente con el ingreso de los inmigrantes y la influencia que van a tener en la sociedad dominicana, un grupo selecto de estos ingresó a la Universidad de Santo Domingo como profesores, y en el marco de lo que fue una falsa apertura política en el período 1940-1947, Trujillo se empeñó en proyectar una supuesta democratización del gobierno. Surgieron organizaciones de izquierda, siendo el Partido Democrático Revolucionario Dominicano (PDRD), la primera agrupación en aparecer en 1943. Vinculado al PDRD, surgió en 1944 la Juventud Revolucionaria que a partir de 1946 pasó a llamarse Juventud Democrática, formada principalmente por estudiantes universitarios y normalistas.
La Juventud Democrática se convirtió en la contraparte independiente del movimiento juvenil y “luchaba por un régimen democrático progresista, la independencia económica, el bienestar popular, contra los especuladores y usureros, así como por una reforma universitaria que facilitara el ingreso de los pobres a la Universidad”.(34) También expresaba el interés de la creación de una federación de estudiantes alejadas de la manipulación y control de las autoridades universitarias y del gobierno.
Josefina Padilla Deschamps en Juventud Democrática
Entre los muchos miembros de la Juventud Democrática se destacaron los estudiantes Manuel Mena Blonda, Virgilio Díaz Grullón, Carmen Natalia, Silvia Padilla Deschamps, Bolívar Kundhart, Rafael Reyes Valdez y Josefina Deschamps. Esta última, aun perteneciendo a la Guardia Universitaria mantenía una discreta relación con la Juventud Revolucionaria desde 1944, por lo que era mantenida bajo vigilancia por los espías de la GUPT. Posteriormente, en 1946, Josefina Padilla se destacó como la representación femenina en el comité central de la Juventud Democrática.(35)
Juan José Cruz, que fue miembro de la Juventud Democrática y escribió la memoria de esa organización en un libro que tituló Bajo la barbarie (1997), hace referencia a las actividades de las hermanas Deschamps, Carmen Natalia y otros estudiantes en los tiempos que públicamente enfrentaban al régimen de Trujillo, y hace referencia al tipo de actividades que desarrollaban en las calles de la ciudad de Santo Domingo en 1946:
“Propaganda, mítines y ventas de periódicos (aunque no era mandatario hacerlo públicamente pero que si lo hicimos también en ocasiones), actividades estas que aceran las voluntades y compenetran los compañeros que corren los mismos riesgos. En estas faenas de ventas de periódicos en las calles veo en mi memoria a Rafael Valera (Fefé ), Vinicio Echavarría, Rafael Mieses Peguero (Cocuyo) y otros compañeros universitarios o normalistas, catalizados generalmente por Carmen Natalia Martínez B. Recuerdo esas para mi extrañas acciones (porque en las calles nunca se sabía lo que podía ocurrir), las realizadas junto a Carlos Lizardo y /o Josefina Padilla Deschamps y su hermana Silvia (…). Josefina Padilla—dice Juan José Cruz—era la representación femenina en el Comité Central y pionera por tanto entre las que asumieron la responsabilidad de enfrentar la maquinaria trujillista cara a cara”. (36)
Las actividades de la Juventud Democrática, que surgió de manera pública en 1946, estuvieron vinculadas a la agrupación comunista conocida como PSP, que acosada por la persecución política del gobierno terminó cesando en sus actividades en 1947. Varios de los líderes del PSP y de la JD, apresados y llevados a la cárcel terminaron alejados, por lo menos de manera pública, de las actividades políticas. Otros salieron al exilio, mientras que algunos, entre ellos Josefina Padilla Deschamps, simularon arrepentimiento a la espera de nuevas oportunidades libertarias.(37)
La Juventud Democrática derrotó la GUPT
Aunque no existe una documentación que explique las razones de la desaparición de la Guardia Universitaria, es muy posible que ese hecho guarde relación con su imposibilidad de contener el avance del movimiento estudiantil independiente y la presencia de la Juventud Democrática en la Universidad, lo que de seguro irritó al dictador y lo llevó a perder la confianza en quienes habían dirigido la GUPT desde 1937.
Resulta sintomático el hecho de que en febrero de 1946 fuera celebrado un acto importante en la Universidad en “homenaje de lealtad y gratitud de los estudiantes universitarios al generalísimo Trujillo Molina”,(38) y que en el periódico La Nación, en la larga reseña del mismo, no apareciera registrara ninguna referencia relacionada con la GUPT. Esto puede entenderse como reflejo de la situación por la que pasaba esa agrupación oficialista ante los principales del régimen.
En el referido evento, fueron otros nombres los que aparecieron en las crónicas periodísticas. Entre los oradores se encontraban Rafael Molina Ureña “portavoz de la Facultad de Derecho”; Félix Jiménez Herrera, de Medicina; José Antonio Acevedo Alfau y otros estudiantes universitarios. Todos hicieron fervientes llamados para que la juventud universitaria apoyara la reelección de Trujillo en las elecciones de 1947.
Posiblemente la última acción de la Guardia Universitaria, antes de desaparecer a mediados de 1946, guarda relación con la acción ejecutada contra el vicerrector de la USD, el doctor José Antonio Bonilla Atiles.
La Guardia contra Bonilla Atiles
El 21 de febrero de 1946 el vicerrector José Antonio Bonilla Atiles, aunque aparece firmando un comunicado de la Universidad convocando a una asamblea de profesionales, renunció en esa fecha al Comité Patrocinador de la Asamblea de Profesionales de todo el país convocados con el propósito expreso de pedir la reelección de Trujillo para el período 1947-1952. En aquella ocasión, Bonilla Atiles expresó en un artículo aparecido en el periódico La Opinión del 21 de febrero, que él no compartía “el criterio de que nuestro país cuente con un solo hombre, con el presidente Trujillo, para dirigir los destinos. Desgraciado el país que solo cuente con jun hombre por grande que este sea”.(39)
La declaración provocó de inmediato una campaña de prensa y represión política que llevó al vicerrector universitario a abandonar sus funciones en la Universidad y a tener que salir del país. Desde el extranjero tomó parte en las luchas contra la política de la dictadura.
Muestra de que la GUPT había perdido el control de los estudiantes de la Universidad, fue el apoyo público dado al funcionario universitario por un grupo de estudiantes vinculados a la Juventud Democrática, mientras que la respuesta de la Guardia Universitaria fue la concentración de unos 2000 estudiantes reunidos el 13 de marzo “para rendir homenaje a Trujillo bajo la dirección de la Guardia Universitaria”.(40)
Las actividades de la Juventud Revolucionaria primero y a partir de 1944 las desarrolladas por la Juventud Democrática pusieron en graves aprietos a los líderes de la Guardia Universitaria y a los organismos de seguridad instalados en el alto centro de estudios, pues estos no estuvieron en capacidad de detectar hasta 1945, las actividades que los jóvenes antitrujillistas desarrollaban ante sus ojos. La GUPT se mostró incapacitada para cumplir con las responsabilidades represivas y de control asignado por el régimen, lo que de seguro incidió para su desaparición del ámbito universitario.
Las actividades clandestinas y públicas de la Juventud Democrática y el incidente relacionado con el vicerrector Bonilla Atiles, evidenció que la Guardia Universitaria ya no estaba en condiciones de mantener el dominio oficial sobre los estudiantes, desapareciendo a mediados de 1946. Doce años después, el 4 de febrero de 1958, reapareció con la instrucción de contener la disidencia del movimiento estudiantil; pero de esa etapa hablaremos en el próximo y último artículo sobre la existencia de ese mecanismo de control y caliesaje contra los estudiantes universitarios.
(NOTAS BIBLIOGRAFICAS: (1) Listín Diario, 6 de enero 1932; (2) Véase a Jesús de Galíndez, La Era de Trujillo. (1956). Santo Domingo, Libros y Servicios, 1975, p. 173 y Emilio Rodríguez Demoriz, Cronología de Trujillo. Ciudad Trujillo, Colección Trujillo, t. I, p. 132; (3) José Almoina. Una Satrapía en el Caribe. (1950). Santo Domingo, Letra Grafica, 2007, pp.55-56; (4) Jesús de Galíndez, ob. cit., p. 173; (5) Lauro Capdevila, La dictadura de Trujillo: República Dominicana 1930-1961. (1998). Santo Domingo, Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 2010. pp. 71-72; (6) Listín Diario, 10 de agosto de 1937; (7) Max R. Garrido, La Guardia Universitaria Presidente Trujillo. Ciudad Trujillo, Imprenta Cosmopolita, 1941, p. 6; (7ª) Listín Diario, 4 de mayo 1937; (8) Max R. Garrido, ob. cit., p. 8; (9) Ob. cit., p. 19; (10) Lauro Capdevila, ob. cit., p. 72; (11) Eliades Acosta, Documentos de la dictadura de Trujillo. T.1, vol.I. Santo Domingo, AGN, 2012, p;. 280, 281; (12) Max R. Garrido, ob. cit., p. 12, 13; (13) Ob. cit., p. 11; (14) Ob. cit., p. 13; (15) Listín Diario, del 18 de octubre de 1937 y del 27 de agosto de 1938; (16) Luis F. Mejía, De Lilís a Trujillo. (1944). Santo Domingo, Sociedad de Bibliófilos, 2011, p. 340; (17) Listín Diario, 18 de junio 1937; (18) Jesús de Galíndez, ob. cit., p. 173; (19) Listín Diario, 10 de septiembre de 1938. También en E.R. Demorizi, ob. cit., p. 228; (20) Listín Diario, 10 de septiembre 1938; (21) Max R. Garrido, ob. cit., ; (22) E.R. Demorizi, ob. cit., t. I, p. 290; (23) Listín Diario, 18 de noviembre de 1940; (24) Luis F. Mejía, ob. cit., p. 337; (25) Luis F. Mejía, ob. cit., p. 337P. 337; (26) Luis F. Mejía, ob. cit., p. 340; (27) Max R. Garrido, ob. cit., p.10; (28) Ob. cit., p. 10; (29) La Nación, 25 de febrero 1944; (30) La Nación, 25 de febrero 1944; (31) Jesús de Galíndez, La Era de Trujillo. Santo Domingo, Letra Grafica, 1999, p.226; (32) Ob. cit.; (33) Roberto Cassá “Incidencia política de los republicanos españoles en República Dominicana”. En: El exilio republicano español, p.115; (34) Véase Alejandro Paulino Ramos, “Luchas políticas durante la primera mitad de la dictadura de Trujillo”. En: Academia Dominicana de la Historia, Historia general del pueblo dominicano. Santo Domingo, 2015, Vol. 5, , p.257; (35) Juan J. Cruz Segura, Bajo la Barbarie: la Juventud Democrática clandestina (1947-1959). Santo Domingo, Taller, 1997, p. 32; (36) Ob. cit., p. 34; (37) Luis Gómez, “La resistencia a la tiranía trujillista”. En: Academia Dominicana de la Historia, Historia general del pueblo dominicano. Santo Domingo, 2015. Vol. 5, p. 638; (38) La Nación, 2 de febrero 1946; (39) La Opinión, 21 de febrero de 1946; (40) La Nación, 13 de marzo de 1946 y a Jesús de Galíndez, La Era de Trujillo. (1956). Santo Domingo, Libros y Servicios, 1975, p. 173).