El Partido Revolucionario Moderno (PRM) fue fundado el 9 de septiembre del año 2014, a causa de una división del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
El PRD, liderado por Miguel Vargas Maldonado, quedó disminuido y pactó una alianza con el entonces oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Antes de cumplir seis años de su creación, el PRM logró liderar una alianza que ganó las tres elecciones de 2020: municipales, congresuales y presidenciales.
Para las presidenciales la alianza que encabezó el PRM contó con el apoyo de los partidos Humanista Dominicano, Dominicanos por el Cambio, Frente Amplio, Alianza por la Democracia, Partido Revolucionario Social Demócrata, entre otros. Esa alianza recibió, además, un importante apoyo de grupos cívicos que habían participado de manera entusiasta en intensas jornadas de protestas, primero en reclamo de la inversión del 4 por ciento del PIB en la educación, como ordena la ley, y para demandar cese de la impunidad y castigo a la corrupción.
Un sector que también fue decisivo para el triunfo electoral fue el de los activistas pro derechos, que han acompañado a las mujeres en la lucha por las tres causales o excepciones para despenalizar la decisión que pueda tomar una mujer embarazada, y a los migrantes y sus descendientes afectados por la Sentencia 168-13.
El presidente Luis Abinader ganó las elecciones del 5 de julio de 2020 con 2 millones 154 mil 876 votos, suma que representó el 52.52% de los sufragios, lo que le permitió el triunfo en la primera vuelta.Un porcentaje nada despreciable fue aportado por los aliados del PRM y por los grupos cívicos.
Buen comienzo
El mundo enfrentaba uno de los peores momentos en la salud y en la economía, a causa de la pandemia de Covid-19. La economía sufrió una forzada disminución del comercio, el turismo y otras actividades de la economía, debido al aislamiento preventivo recomendado por los médicos para prevenir el virus.
El gobierno del presidente Luis Abinader puso especial atención a la adquisición de vacunas, al tiempo que dio continuidad a los subsidios para compensar a quienes se habían quedado sin empleo.
El incremento de las divisas enviadas por los dominicanos residentes en otros países, además de una prudente política de gasto público, entre otros factores, mantuvieron estable y en crecimiento la economía, pese a los factores derivados de la pandemia. En el año 2021 la economía dominicana registró una robusta recuperación.
El otro acierto del gobierno del presidente Abinader y del PRM lo constituye haber puesto a la cabeza de la Procuraduría General de la República a Miriam Germán Brito, acompañada de Yeni Berenice Reynoso y Wilson Camacho.
Sin en principio hubo señales de descontento o desesperación en la ciudadanía, porque no se materializaba la promesa de enfrentar la impunidad y la corrupción, todo cambió desde que se anunciaron las primeras investigaciones y los nombres de los imputados. Pero hubo más: varios funcionarios del gobierno del presidente Abinader fueron apresados y acusados de incurrir en hechos de corrupción o fraude, como ocurrió en la Lotería Nacional (Operación 13). Se envió un claro mensaje de que no se toleraría la corrupción de sus propios funcionarios.
Debilidades y retos
El gobierno del presidente Luis Abinader y del PRM no ha mantenido sus compromisos respecto a temas de derechos, como la inclusión de las tres causales en el Código Penal.
Al mismo tiempo el Gobierno y el partido han asumido el discurso de los políticos más derechistas y conservadores respecto a los inmigrantes.
Si bien el Presidente se ha mantenido firme con el reclamo a la comunidad internacional, sobre todo a las grandes potencias occidentales, para que acudan en auxilio de Haití, algunos de sus funcionarios, como el director de Migración, se han excedido en sus declaraciones respecto a los migrantes haitianos, torpeza y saña en el trato a las embarazadas, provocando críticas y denuncias dentro y fuera del territorio nacional; un daño innecesario a la imagen de la República Dominicana.
Asumir una postura de indecisión respecto a las tres causales le genera al gobierno el apoyo de las iglesias (con excepciones) y de los segmentos sociales más conservadores.
De igual manera, la construcción de un muro en la frontera y el endurecimiento de las políticas hacia los migrantes haitianos le han generado apoyo de los políticos más ultraderechistas, tanto dentro del PRM como en las filas de PRSC, PQDC, FNP. Incluso en su más pugnaz opositor, el PLD, y en la emergente organización opositora Fuerza del Pueblo no se ha manifestado una crítica dura contra el gobierno por su postura hacia la migración haitiana.
Por el momento, al decantarse por la agenda de la derecha más conservadora el gobierno del presidente Abinader ha ganado apoyo en sectores que siempre se sintieron más identificados y cómodos con el PLD y con el ahora líder de Fuerza del Pueblo, Leonel Fernández.
Pero es obvio que esa deriva ha distanciado al gobierno de los liberales y activistas pro derechos, los cuales sí se sienten identificados y apoyan los pasos dados en la lucha contra la corrupción y la impunidad.
El gran dilema para el PRM y el gobierno debe de ser decidir qué les conviene más, cuál de esos sectores, conservadores o liberales, representa más en materia de peso político e influencia en la sociedad. Con quién el PRM gana más, políticamente hablando y, lo más importante, cuál es afín a los principios fundacionales del partido gubernamental. Una cosa es una alianza electoral, lo coyuntural, y otra es abandonar ideales propios para abrazarse a los ajenos; sobre es tipo de errores el PLD y su derrotero hacia la hez de la política constituyen el mejor ejemplo.
Si decide continuar identificándose con la derecha ultraconservadora, se enajenará el apoyo de los liberales y tendrá que disputarse el nicho derechista con Fuerza del Pueblo. Los más derechistas tienen en Leonel Fernández a su líder, al sucesor de Joaquín Balaguer, y no sería una tarea fácil para el PRM hacerse con la lealtad ese segmento político, anclado en el capítulo más infame de la historia dominicana.
La otra apuesta sería tratar de entenderse con liberales y derechistas al mismo tiempo, el oportunismo en su máxima expresión disfrazado con la palabra "pragmatismo", lo que no siempre resulta factible debido a que hay asuntos sobre los cuales no es posible conciliar puntos de vista e intereses. Un liberal nunca apoyaría una línea de "mano dura" contra la delincuencia común, la simple ratería, aplaudiendo que la Policía mate a reales o sospechosos de ser atracadores o a los llamados "descuidistas". Tampoco se sumaría a la campaña xenofóbica ni la condena y rechazo de las personas LGTBIQ. Menos se prestaría a negar derechos fundamentales a las mujeres. Todo lo contrario de los sectores conservadores de la política y de la sociedad en general.
Es el principal reto político que tiene el gobierno del PRM y el presidente Luis Abinader para el 2022 y el resto del cuatrienio. Y tal vez será fundamental para determinar la suerte de los perremeístas en los comicios de 2024. Porque no se trata solo de un asunto del PRM en relación con otros partidos y con la sociedad, sino que es tema cardinal en la interacción interna de sus diversos liderazgos, tradicionales y emergentes, tomando en consideración que el presidente Luis Abinader es el líder de mayor peso político en estos momentos dentro y fuera de las filas perremeístas.