En la historia de los golpes de Estado en la República Dominicana, el fracasado intento del general Elías Wessin y Wessin, programado para la primera semana de julio de 1971, cerró, al parecer para siempre, el método de la asonada militar como forma de ascender a la primera magistratura de la Nación.

El general Wessin se destacó por su participación política dentro de la estructura militar de la República Dominicana, especialmente en el Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA) Y en las Fuerzas Aéreas Dominicana, soportes de su carrera político-militar posterior a la muerte de Trujillo y durante la revolución constitucionalista de 1965.

En los días posteriores a la toma de posesión del gobierno provisional de Héctor García Godoy en septiembre del mismo año, se comentó en medio de la crisis militar que tomaba cuerpo en esos días,  que Wessin era de los cabecillas de una conspiración contra el mandatario, por lo que fue sacado del país de manera compulsiva, el 9 de septiembre, llevado a la zona del Canal de Panamá en avión militar norteamericano y desde allí, trasladado a Miami designado cónsul general de la Republica Dominicana. En noviembre de 1967 se habló de que él era parte de una conjura militar contra el presidente y un año después, luego de criticar agriamente al gobierno de Balaguer y de exigir se le permitiera el retorno, ingresó al país para dedicarse a la política partidarista; pero sin romper sus vínculos con sus compañeros de armas.

En su permanencia en los Estados Unidos, aun con nombramiento oficial de diplomático, el gobierno del doctor Balaguer lo mantuvo con impedimento de ingresar al país, para evitar su participación política  contra el gobierno, dentro del estamento militar. En marzo de 1968, debido a los continuos rumores de golpe de Estado, muchos de sus seguidores y amigos dentro de los cuerpos castrenses fueron puestos en retiros e impedidos de penetrar a las instalaciones militares.

En ese año, encontrándose en los Estados Unidos, anunció su intención de ser candidato a la presidencia para las elecciones del 16 de mayo de 1970; además, reclamó  se levantara el impedimento de entrada impuesto por el gobierno, lo que consiguió el 12 de enero de 1969. Siete días después la Junta Central Electoral emitió el reconocimiento al Partido Quisqueyano Demócrata (PQD), del que era máximo dirigente. Wessin participó como candidato a la presidencia en las elecciones generales del 16 de mayo de 1970, obteniendo el 13% de los votos emitidos, siendo derrotado por el doctor Balaguer, que se reeligió para el período 1970-1974. En 1971 el ex general alegó que en esas elecciones él fue víctima de un fraude electoral.

Las actividades políticas del ex  hombre fuerte de San Isidro, coincidieron con la existencia de un clima político que muchas veces recordaba la dictadura de Trujillo. La oposición política producía directrices que iban desde la sumisión a los intereses del gobierno, incentivar las luchas de la población para establecer un gobierno de “dictadura con respaldo popular”, la guerra de guerrilla, y la organización de planes conspirativos dentro de las Fuerzas Armadas, con ramificaciones en agrupaciones de izquierda, que propugnaban por un “golpe de Estado” de carácter revolucionario que desplazara a Balaguer del gobierno y diera paso a un gobierno “democrático de coalición”. Esta última posición era la propuesta del Movimiento Popular Dominicano (MPD), que se mostraba activo en algunos sectores militares; también se rumoraba de manera insistente sobre los vínculos de esta agrupación comunista con los líderes del PQD.

Esa propuesta de “golpe de Estado revolucionario” y las contradicciones a lo interno de las Fuerzas Armadas, en que se enfrentaban el general Enrique Pérez y Pérez y el general Neit Nivar Seijas, sumado a las gestiones antigobiernistas de los militares wessinistas, parecían catalizadores del posible movimiento militar contra Balaguer.  En ese ambiente, el momento esperado para el levantamiento militar tuvo posibles fechas de ejecución, llegándose inclusive a rumorar, en más de una ocasión, que ya Balaguer había sido derrocado. 

Se recuerda como al caer la tarde de un día de 1969, miles de estudiantes salieron despavoridos de la Universidad, debido a que, “ya se había ejecutado el golpe”, lo que no pasó de rumor pasajero. En el mismo año, el MPD dispuso una especie de ‘acuartelamiento” de sus “Comandos Revolucionarios Clandestinos” y se concentraron armas de fuego en puntos estratégicos, a la espera de que en cualquier momento la conspiración en los cuarteles se coronaria con el existo. Dentro de la estrategia de esa agrupación comunista, que era la más importante dentro de la izquierda, estaba el sueño de impulsar una nueva etapa de la revolución dominicana.

Antes de las elecciones de 1970 se volvió a insistir en el posible levantamiento. Igualmente, posterior a las elecciones y en el primer trimestre de 1971. En la medida que se acercaba el momento, en que se entendía ya estaban dadas las condiciones para la acción militar, pareció que las relaciones entre los pecudeistas y emepedeistas se afectaron por la falta de confianza en los objetivos perseguidos, aunque se mantuvieron los contactos intentando ponerse de acuerdo para la acción anti balaguerista.

De todos modos, el éxito del proyectado golpe de Estado contra Balaguer era bien dudoso, pues no se contaba con el elemento sorpresa y era común que en los medios informativos de la época se hablara de la posibilidad de un derrocamiento inminente. La indiscreción y el liberalismo de los que conspiraban, impedía tomar las medidas pertinentes para evitar que los cuerpos de seguridad del Estado detectaran sus iniciativas. Ejemplos  de esto, el memorándum del general Enrique Pérez y Pérez al doctor Manuel Ruiz Tejada de fechada 11 de mayo de 1970, en que se denunciaba las reuniones conspirativas en las casas de Wessin, y la entrevista concedida por el líder del PQD al programa de noticias “Información Antillas”, de la emisora Radio Antillas, del 14 de diciembre de 1970, que realizada por el reportero Héctor Peña, fue transcrita en la policía y al parecer hecha llegar al presidente de la República.

Cuando en ese programa de radio se le preguntó al líder del Partido Quisqueyano Demócrata, su parecer sobre los insistentes rumores de golpe de Estado, el general Wessin contestó: “Bueno, yo veo esto, como he visto las demás supuestas conspiraciones. Este régimen, siempre que el pueblo reacciona contra su sistema, se inventa alguna conspiración o algún acto de trascendencia para llamar la atención de la población civil (…). Eso dice la información que apareció en el periódico El Nacional, que según ellos, fue adquirida por una  fuente del Palacio Nacional; pero que yo sepa, en nuestro país, nunca se ha conspirado; aquí quien conspira contra ellos mismos, es el mismo gobierno, por sus malas actuaciones”. Cuando se le pidió que dijera si apoyaba el posible golpe, lo negó con una evasiva: “no apoyamos ningún golpe de Estado; pero sí le decimos al Gobierno que trate de aplacar la ola de terror que está azotando al pueblo dominicano”.

Al parecer, la ingenuidad política del que fue hombre fuerte de San Isidro durante la guerra de abril de 1965, no lo dejaba ver que ya la conspiración era del conocimiento del gobierno. La falta de tactos y la falsa sobrestimación de la fortaleza alcanzada en los preparativos, lo llevaron a descuidar las medidas de seguridad, pues desde el último trimestre de 1970, los organismos de seguridad de Balaguer comenzaron a desarmar y apresar a los líderes locales del PQD y poner bajo vigilancia a los militares señalados como posibles implicados en la conjura. La situación era mucho peor, pues una parte de la dirección de su partido estaba discretamente en convivencia con el gobierno de Balaguer, la que de seguro suplía las informaciones que necesitaba el gobierno para mantenerse alerta contra los propósitos del General.

Es más, uno de los principales dirigentes del PQD hizo llegar al presidente Balaguer una carta, fechada el 12 de octubre de 1970 (Véase colección documentos de la Presidencia, en el AGN),  en la que le afirmaba “estar seguro de que el conjunto del PQD, cuenta usted con buenos amigos, que le profesan cordial amistad y simpatía, que están deseosos de poder demostrar esos sentimientos y que en ningún momento harán nada que pueda lastimarle. Este movimiento que puede resultar de proyección histórica por su importante participación en la vida nacional, antes al contrario, estoy en condiciones de declarar que conjuga su suerte con este aportando responsablemente todas sus energías y las fuerzas del intelecto de sus principales dirigentes”.

Como se ve, la suerte del gobierno del doctor Balaguer estaba echada, y no a favor del líder del PQD, que apuró los preparativos desde mediados de 1971:

Los dispersos núcleos militares del ex general Wessin se concentraron en la conspiración al margen del MPD y de otras posibles fuerzas que se mantenían a las expectativas, a la espera del desarrollo de los acontecimientos. De hecho, los diferentes sectores envueltos en la conspiración habían convocados a una reunión para el sábado 3 de julio, en la que se fijaría la fecha definitiva para el golpe militar contra el gobierno de Balaguer.  Sin embargo, de manera unilateral y previendo que la operación se coronaria con el éxito, el sector de Elías Wessin Wessin decidió adelantar la fecha y   ejecutar el golpe militar el 2 de julio de 1971.

A pocos días de la acción conspirativa, el 29 de junio,  el plan fue denunciado por uno de los policías implicados, que a decir de Wessin, “vendió su conciencia por unos cuantos pesos”. Brian J. Bosch, quien publicó una exhaustiva investigación sobre las interioridades de las Fuerzas Armadas de la época, se refirió al proyectado golpe: “La conspiración progresó (…). Hubo algunos alistados en el Batallón Blindado que participaron en la trama, pero ninguno ocupaba una posición que pudiera hacer daño al gobierno. Además, Wessin creyó tener el apoyo de algunos policías de combate en el Departamento de Operaciones Especiales apostados en Manoguayabo, (…) pero su comandante, quien había ocupado esa posición durante cinco años, cumplió con su reputación de adherirse siempre a la línea de mando legal. (…).  La única unidad militar donde tuvo algún éxito fue en el Centro de Operaciones de las Fuerzas Armadas (COFA)”.

De acuerdo a Brian J. Bosch, el sargento de la policía Antonio Espaillat, del Departamento de Operaciones Especiales, suministró las pruebas del complot: “la cinta con la proclamación de Wessin Wessin había confiado la grabación al oficial no comisionado, con instrucciones de que la transmitiera tan pronto el golpe comenzara”.  (Véase a Brian J. Bosch, Balaguer y los militares dominicanos. Santo Domingo, Fundación Cultural Dominicana, 2003. Páginas 163 y 166).

Desde el día 29 de junio ya la residencia de Wessin, situada en el kilómetro 7 ½ de la Carretera Mella, estaba bajo vigilancia. Sintiendo que sus planes habían sido descubiertos, el líder del PQD convocó a una rueda de prensa para denunciar que altos oficiales de las Fuerzas Armadas se preparaban para darle muerte, insinuando que el jefe del Ejército Neit Nivar Seijas era de los responsables de los planes, lo que fue desmentido por el alto oficial. También informó que en el país había militares organizándose para derrocar el gobierno, pero que muchos de ellos ya estaban presos en la Fortaleza Ozama “por no comulgar con este régimen corrupto y criminal”. Esta información evidenciaba que ya tenía conocimiento de que  el movimiento había sido delatado. Con la denuncia, el líder del PQD trataba de adelantarse a la reacción del gobierno y de los militares en su contra.

El general retirado Elías Wessin y Wessin  fue apresado al medio día del miércoles 30 de junio de 1971 y llevado al Palacio de la Policía, donde altos oficiales de las Fuerzas Armadas procedieron a interrogarlo, durante siete horas. Posteriormente lo pusieron en manos del general Enrique Pérez y Pérez, jefe de la Policía, quien, acompañado de escolta especial para la ocasión, lo llevó al Palacio de gobierno y procedió a entregarlo al  presidente Balaguer.

Ese mismo día en horas de la noche, en un acto televisado que el profesor Juan Bosch consideró como “espectáculo absolutamente penoso”, el presidente Balaguer convirtió un salón del Palacio Nacional en “sala de justicia”, para “juzgar” ante la cámara de televisión, y sin representantes del Poder Judicial, al general Wessin como responsable de una conspiración para poner fin al orden constitucional. La sala fue dispuesta para que, en torno a una gran mesa de caoba, tanto el presidente en su papel de acusador, como los oficiales testigos y acusadores, así como los altos mandos de las Fuerzas Armadas y el ex general Wessin quedaran todos de frente. Entre los altos oficiales presentes se encontraban Joaquín Abraham Méndez Lara, Enrique Pérez y Pérez, Adriano Valdez Hilario, Salvador Lluberes Montas, Elio Osiris Perdomo, Anselmo Pilarte, Guillermo Guzmán Acosta, Juan Rene Beauchamps Javier, Ramón Emilio Jiménez y Francisco Rivera Caminero.

En un improvisado discurso, el mandatario  acusó a Wessin de querer derrocar su gobierno. Como prueba hizo que se escuchara una cinta magnetofónica que contenía grabada la proclama en la que se anunciaba el éxito del golpe de Estado. Posterior a esto, tildó al antiguo jefe del CEFA  de ser “un conspirador impenitente y vulgar ambicioso”.  Como parte de la comparecencia televisada, el presidente solicitó al coronel de la Fuerza Aérea Mario Imbert McGregor que explicara las informaciones que sobre la trama había confiado al general Lluberes Montas; pero este dijo desconocer el problema, lo que no fue de agrado del presidente Balaguer.

Terminado el inusual juicio, el presidente pidió a 21 de los oficiales de las Fuerzas Armadas presentes, que decidieran la pena que debía ser purgada por el ex general. El jueves 1 de julio, en horas de la mañana, mediante memorándum firmado por los altos oficiales, recomendaron al mandatario que lo expulsara del país,  hacia España. Ese día, los jefes militares enviaron una carta al presidente Balaguer en la que juraron lealtad a su persona y al gobierno constitucional.

Elías Wessin y Wessin
Elías Wessin y Wessin

Mientras tanto, Wessin fue trasladó  y mantenido en prisión domiciliaria en  la residencia de su concuñado y vecino, el pelotero Guayubín Olivo, quien era miembro del Partido Quisqueyano Demócrata, a la espera de su deportación.  Estando en esa residencia, la que se encontraba rodeada de policías y militares,  fue entrevistado por periodistas de Última Hora, expresando que hablaría más tarde, pero dio muestra de querer responder al mandatario cuando dijo que él—Elías Wessin y Wessin—era  un conspirador vulgar, y ripostó: “pero no un ladrón ni un asesino”.  El 4 de julio fue sacado hacia España, de donde regresó en 1978, después de finalizados los doce años de Balaguer. Como parte de la conjura develada, más de 40 oficiales y decenas de soldados, alistados y clases, sospechosos de estar vinculados al fallido golpe de Estado,  fueron detenidos y expulsados de las Fuerzas Armadas.

Tiempo después, encontrándose exiliado en Panamá, declaró a la prensa que su acción fue motivada por “inflamada de natural rebeldía por diversos factores repugnantes”, entre los que se contaban los más de mil asesinados durante el gobierno de Balaguer, y por el fraude electoral de que fue víctima en 1970. Por igual, la “monstruosa corrupción administrativa”, a la que sumó la frustración de la juventud, la falta de justicia, y el “pisoteo,  y la burla a la respetabilidad de las personas”.

De acuerdo con el periódico “El Nacional de Ahora”, “Elías Wessin y Wessin probablemente tenia vinculaciones con otros grupos y organizaciones para ejecutar el fracasado golpe de Estado al presidente Joaquín Balaguer: “Serias evidencias en ese sentido surgieron hoy de una carta encontrada en los bolsillos de un dirigente emepedeista” Roberto Figueroa Rivera, también conocido como Chapó, ultimado  a balazos  la mañana del miércoles 7 de julio.  En la carta se dice que “el “Turco”  podía dar pasos a un gobierno de coalición, y que en la conspiración estaban el “Cacique, Hermano y demás”.  También se especifica en el documento, que para el 3 de julio había convocada una reunión donde se pondría la fecha definitiva para el golpe, pero “el Wessin, creyó tener suficiente gente solo y quiso adelantarse, joder a los otros y quedarse solo”. En la transcripción textual del documento a que hace referencia El Nacional, encontrado en poder de Chapó y dirigido a un tal “Ernesto”, los primeros dos párrafos tienen relación con la acción intentada por  Wessin:

“Queremos tratarles varios asuntos con la mayor claridad posible. El Turco estaba trabajando con varios equipos sobre la base de quitarle la cabeza al hombre y diera paso a una coalición ahí estaban todos: cacique, hermano y demás. Para el 3 tenían fijada la última reunión donde se pondría fecha definitiva y demás, pero el creyó tener suficiente gente solo y quiso adelantarse, joder a los otros y quedarse solo—ya días antes de la televisión estaba descubierto pero él pendejo como es cogió miedo—sabía que o le hacía frente a Bala o se la vería junto al pueblo, porque los militares B. harían frente y había que apoyarse en las armas entregándosela al pueblo y esto lo asustó porque perdería el control.  Pendejo y bruto como él solo B. se lo metió en un bolsillo”.

Posterior a esto, el Movimiento Popular Dominicano, de quien Figueroa era máximo dirigente a la hora de su muerte, dio a conocer un documento, el 18 de julio. Evaluando la fracasada asonada militar, el MPD planteo que era partidario de la “unidad de todos los sectores anti balagueristas para derrocar el gobierno y sustituirlo por un gobierno democrático de coalición”, teniendo esto como una coyuntura para “ensanchar la Revolución”. Justificaban la acción, por entender que en el país estaban dadas las condiciones dentro de las Fuerzas Armadas para que el mismo tuviera éxito, y porque ese complot era la “expresión de la descomposición social y de la agudización de las contradicciones inter-oligárquicas. (…). Desde hace años venimos señalando que ante esa realidad la posición de los revolucionarios tiene que ser aprovechar esas contradicciones para que el pueblo se arme y logre sus principales reivindicaciones económicas y políticas”. 

Sin embargo, el MPD decía tener puntos de vistas divergentes con los organizadores del golpe, ya que “mientras ellos ven en el golpe de estado como un fin, para nosotros es un medio para fortalecer las organizaciones populares (…) para debilitar la cadena de dominación imperialista en el país”. Además, apreciaban que el enfrentamiento entre los militares wessinistas y balagueristas, creaba la coyuntura para que el pueblo pudiera armarse y “jugar un papel importante sino decisivo”.

Para ese partido de izquierda, el golpe fue un fracaso debido a las ambiciones personales del general Wessin, quien quiso actuar de manera unilateral: por su “concepción anticomunista no fue capaz de lanzar sus hombres, contando con el respaldo de las fuerzas democráticas. En otras palabras, Wessin se sintió tan seguro del triunfo que no quiso darle participación a otros sectores militares y políticos anti balagueristas y prefirió en el momento crítico correr el riesgo de perderlo todo ante de dar la participación al pueblo”.

El intento de golpe de Estado de julio de 1971 fue la expresión de los conflictos existentes en las Fuerzas Armadas entre diferentes sectores anidados en el seno del gobierno de Balaguer. Aunque tiempo después se percibió que algunos sectores tuvieron entre sus intereses el derrocamiento del régimen, la verdad que la acción del general de San Isidro fue la última inspiración golpista de los militares dominicanos.

(Para este artículo de las “Crónicas de los doce años”, fueron utilizadas las siguientes fuentes: “Aseguran Wessin planeaba golpe”, El Nacional, 10 de noviembre 1967”; “Wessin dice tratan derrocar al gobierno”, El Nacional, 29 de junio 1971 ; “Wessin admite: informa sargento PN reveló la conjura”, El Nacional, 1 de julio 1971; “Wessin para España”, Ultima Hora, 1 de julio 1971; “Pueblo: fuerza decisiva en cualquier golpe de estado anticontinuista”, Libertad, 18 de julio de 1971; “Wessin reitera trama perseguía reivindicaciones para el país”, Ultima Hora, 21 de agosto 1971).