(EFE/Rafael Salido y Alba Gil).- El gobernante Partido de los Trabajadores (PT) movilizó en defensa del Gobierno a decenas de miles de personas en las principales ciudades de Brasil, unidas bajo consignas como "Dilma se queda" y "Lula guerrillero", en medio de la mayor crisis política del país en las últimas décadas.
La izquierda brasileña cambió la crispación por el tono festivo bajo el lema "no habrá golpe", que corearon los manifestantes, vestidos de rojo intenso, el color que representa al PT, en contraste con el verde y amarillo de la bandera que marca las convocatorias de la oposición.
Música, baile, disfraces y globos acompañaron las movilizaciones en favor del Gobierno, que transcurrieron sin incidentes y que, según los organizadores, congregaron a más de 750.000 personas en todo el país, una cifra muy superior a los 150.00 que estima la Policía y que queda muy lejos de los casi 4 millones que salieron el domingo a las calles para protestar contra el Ejecutivo de Rousseff.
"Estamos hoy en la calle para parar este golpe que sería un retroceso en las luchas que mantuvieron los movimientos sociales hasta hoy", dijo a Efe Sonia Nascimiento, una mujer negra que participó en la concentración Río de Janeiro y que se dijo convencida de que un cambio de gobierno supondría un "retroceso" para los programas sociales impulsados por el PT hace 14 años.
En Sao Paulo, donde decenas de miles de personas se concentraron en la emblemática Avenida Paulista, una mujer que tan solo se identificó como Elisabeth sostuvo que "las políticas sociales han mejorado mucho la vida de las personas más humildes".
Los simpatizantes "petistas" dejaron en segundo plano las sospechas de corrupción que salpican al expresidente Lula, investigado por su posible implicación en los desvíos en la petrolera Petrobras, y la supuestas maniobras para evitar que termine en el banquillo.
Para los partidarios del expresidente, como Sonia Nascimento, la crisis política que sacude al país responde a la estrategia de una "elite rabiosa".
Una "elite" que, para ellos, está representada en el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, que pese a pertenecer a la base oficialista ha dado luz verde al "impeachment" (juicio político con fines destituyentes) contra Rousseff; en el juez federal Sergio Moro, responsable por la investigación de las corruptelas en Petrobras y que divulgó algunas conversaciones telefónicas de Lula, y en los grandes medios de comunicación.
"Yo creo que si Dilma y Lula cometieron algún crimen, tienen que ser investigados, tienen que ser castigados. Pero esas pruebas no existen, no existe un caso sólido", dijo una estudiante que solo se identificó como Shirley y que hoy se acercó a la Plaza XV, en el centro de Río de Janeiro, para exigir el respeto al proceso democrático.
Los defensores del Gobierno, que alegaron marchar en defensa de la democracia, consideran que el juicio político con el que el Congreso intenta destituir a Rousseff no pasa de un intento de golpe de Estado.
"Estoy aquí para ser libre. La democracia de la que hablan es importante, pero para ser libre tenemos que preguntarnos y analizar (sobre si Lula es corrupto o no)", afirmó Carlos, otro de los manifestantes en Sao Paulo. EFE