El candidato presidencial peledeísta y presidente dominicano, Danilo Medina, fustigó la corrupción y advirtió este viernes que la peor consecuencia de ese delito es que esa forma malsana de propiciar la movilidad social se convierte en una “cultura” y en algo que se observa como normal.

Sostuvo Danilo Medina que cuando esto ocurre:

“Es la generalización de la cultura del dolo, en vez de la del trabajo, en una sociedad cada vez más marcada por la codicia y el hiperconsumismo”.

Advirtió que por eso es necesario asegurar que los países latinoamericanos cuenten con legislaciones que garanticen la vigencia de las reglas del juego de los partidos políticos y también de los procesos electorales.

Resaltó que actualmente, el Congreso de la República Dominicana tiene en discusión estos dos proyectos de ley, la ley de partidos y la ley electoral.

“Y, si me lo permiten, quisiera aprovechar este encuentro para solicitar públicamente a nuestros congresistas que prioricen la aprobación de estas iniciativas una vez haya concluido el proceso electoral.

Para que nuestro país pueda dar ese sustancial paso adelante en la consolidación democrática”, expresó.

Al pronunciar un discurso ante la Internacional Socialista, reunida en Santo Domingo, el presidente Danilo Medina proclamó que los partidos De la Liberación Dominicana (PLD) y Revolucionario Dominicano (PRD) tienen como finalidad común servir a los intereses del pueblo dominicano.

Al expresar su satisfacción por ser el primer candidato del PLD que habla ante la Internacional Socialista, el gobernante y candidato presidencial expresó que ambos partidos tienen un horizonte claro: “servir a los intereses del pueblo dominicano, como objetivo único de toda acción política y de todo acuerdo”.

Sostuvo que por eso, tanto en el PRD como en el PLD miran hacia delante con una misma meta.

“Ampliar las conquistas sociales. Llevar bienestar a los dominicanos y dominicanas. Y trabajar por un país en paz, en el que cada persona tenga los mismos derechos y las mismas oportunidades para ser feliz. Y sabemos que estos son también los principios que mueven a la Internacional Socialista”, precisó.

Dijo que también el PLD y el PRD, como la Internacional Socialista, buscan reducir la desigualdad, mejorar la participación de la ciudadanía y construir Estados más justos y solidarios.

Discurso del Lic. Danilo Medina ante la reunión del Comité de la Internacional Socialista para América Latina y el Caribe

Santo Domingo,1 de Abril de 2015

Sr. Luis Ayala

Sec. Gral. de la Internacional Socialista;

Ing. Miguel Vargas Maldonado,

Presidente de la Internacional Socialista para América Latina y del Partido Revolucionario Dominicano;

Distinguidos Miembros de la Mesa Principal;

Señores Representantes de Partidos Pertenecientes a la Internacional Socialista;

Señores de la Prensa;

Señoras y señores;

Muchas gracias por honrarnos con su presencia.

Deseamos que se sientan en su casa y que disfruten de su estadía en la República Dominicana.

Acogemos esta reunión de la Internacional Socialista en un momento muy singular de la vida política de nuestro país.

No me refiero solamente a que estemos inmersos en periodo de campaña electoral.

Sino porque en este proceso electoral, por primera vez, vamos a participar unidas las dos principales fuerzas políticas de la República Dominicana.

Por eso, quiero comenzar mis palabras diciéndoles que es un gran honor para mí ser el primer candidato del Partido de la Liberación Dominicana que tiene la oportunidad de participar en una reunión del comité de la Internacional Socialista.

Nuestros pueblos han comprobado que la salud, la educación, la vivienda y el trabajo son derechos que solo se pueden lograr dentro del marco democrático. Por eso, las grandes mayorías han llegado a la política latinoamericana para quedarse.

Y quiero, además, agradecer especialmente al presidente y líder del PRD, Ing. Miguel Vargas Maldonado.

Por haber hecho posible esta oportunidad, pues gracias a sus buenos oficios es que esta reunión se está celebrando en nuestro país.

Mi presencia aquí se debe, como bien saben ustedes, al acuerdo sin precedentes entre el Partido Revolucionario Dominicano, y mi Partido de la Liberación Dominicana.

Que están sumando esfuerzos para impulsar nuestra candidatura a la presidencia de la República.

Pero lo más importante es que este pacto no solo nos llevará a la victoria.

Sino que deberá llevarnos a conformar un gobierno de unidad nacional y, con él, a fortalecer el esperanzador movimiento de cambio que está viviendo el país.

Porque lo más importante es que este encuentro nos ha permitido dejar atrás diferencias históricas. Comprender que ambos partidos tenemos un horizonte claro: servir a los intereses del pueblo dominicano, como objetivo único de toda acción política y de todo acuerdo.

Por eso, miramos hacia delante con una misma meta. Ampliar las conquistas sociales. Llevar bienestar a los dominicanos y dominicanas. Y trabajar por un país en paz, en el que cada persona tenga los mismos derechos y las mismas oportunidades para ser feliz.

Y sabemos que estos son también los principios que mueven a la internacional socialista.

Reducir la desigualdad, mejorar la participación de la ciudadanía y construir Estados más justos y solidarios.

Por eso, una vez más, me siento honrado de formar parte de este encuentro.

Señoras y señores,

Como saben, el PLD, no es miembro de la Internacional Socialista. Sin embargo,  es mucho más lo que nos une que lo que nos separa.

Está en nuestro ADN poner a las personas en primer lugar y luchar por la conquista y preservación de los derechos humanos y sociales. Está en nuestro ADN entender la política desde una perspectiva latinoamericana e internacionalista.

¿Y qué vemos, al mirar hacia América Latina?

Vemos una región que en los últimos años ha demostrado que tiene capacidad para innovar, crecer y llevar nuevas oportunidades a su gente.

Hemos sacado a millones de ciudadanos de la pobreza y avanzado a grandes pasos en la creación de Estados de bienestar.

Nuestros pueblos han comprobado que la salud, la educación, la vivienda y el trabajo son derechos que solo se pueden lograr dentro del marco democrático. Por eso, las grandes mayorías han llegado a la política latinoamericana para quedarse.

Esa es una realidad histórica que va más allá de los ciclos electorales. Sin embargo, no basta con celebrar lo logrado.

Ahora la tarea de los partidos progresistas no es otra que consolidar y ampliar esta realidad en las próximas décadas. Aún queda mucho por hacer.

Tenemos tanto retos del pasado por superar como nuevos desafíos, a los que debemos adaptarnos rápidamente.

Y el primer reto es el de seguir combatiendo la pobreza y la desigualdad durante la siguiente década. Tanto si estamos en el gobierno como si estamos fuera de él.

Las fuerzas progresistas de América Latina debemos impulsar y profundizar las conquistas sociales de nuestros pueblos.

Debemos hacer que los intereses de las grandes mayorías y las políticas de bienestar sean tan irrenunciables dentro del discurso público como lo son hoy la democracia o el derecho a la propiedad. Ese es el camino que hemos elegido en la República Dominicana.

Los esfuerzos del gobierno se han orientado en la dirección de ampliar la cobertura y la calidad de la educación.

En el mejoramiento significativo de la salud pública. El incentivo a planes de viviendas sociales. El incremento significativo del sistema de protección social. Y a la creación de condiciones para generar empleos decentes. Pero no podemos, dar por supuesto que los avances continuarán sin esfuerzo.

No podemos sentarnos y descansar, pensando que lo logrado está garantizado. A decir verdad, desde una perspectiva histórica, el Estado del bienestar es una “creación moderna” y no faltan quienes ya quieren verlo desaparecer. Es más importante que nunca, defender todo lo logrado para las grandes mayorías de nuestra región.

Y, aún más, es crucial seguir trabajando para alcanzar nuevas conquistas. ¡No podemos dar un solo paso atrás!

Mis queridas amigas y amigos,

Al tiempo que decenas de millones de latinoamericanos salían de la pobreza, se ha producido un fenómeno paralelo.

Toda una nueva generación ha recibido más años de educación que sus padres y se han conectado al mundo, y entre sí, a través de internet.

La conciencia colectiva, los valores éticos universales y las luchas internacionales que protagonizaron el siglo pasado, se diluyen cada vez más en un mundo frenético, que desconfía de las instituciones políticas.

Esta generación es la protagonista de una silenciosa pero imparable revolución de las expectativas. Sin embargo, como todo cambio profundo, este también viene acompañado de nuevos retos.

Como nos confirma año tras año el Latinobarómetro, esta nueva ciudadanía valora la democracia como nunca antes.

Los partidos políticos, sin embargo, son evaluados con mucha mayor dureza, especialmente por los jóvenes. Lo cierto es que tanto los partidos como la política pasan por momentos difíciles.

Parecen no tener la capacidad de enfrentar con éxito la magnitud de las situaciones  que enfrenta el mundo globalizado, lo que provoca en amplios sectores sociales una sensación de desconfianza, desengaño y desencanto.

Estas realidades colocan a la sociedad actual en un estadio de ebullición y transformación permanente. Que nos hace pensar que el mundo contemporáneo está asistiendo no sólo a una época de cambios, sino a un “cambio de época”. Incluso en las democracias consolidadas hemos visto que la tentación de la antipolítica ha ido creciendo en los últimos tiempos.

Y cuando aparece la antipolítica invita a esos ciudadanos recién empoderados a avanzar por callejones sin salida. Les invita a avanzar por la vía del desencanto, del individualismo y de la satisfacción material.

O bien, cuando se cansan del individualismo, les invita a entregarse acríticamente a demagogos de todo tipo.

La conciencia colectiva, los valores éticos universales y las luchas internacionales que protagonizaron el siglo pasado, se diluyen cada vez más en un mundo frenético, que desconfía de las instituciones políticas.

Y, sin embargo, no duden ni por un momento que la Política, no solo sigue siendo necesaria, sino que lo es más que nunca.

Porque para consolidar y ampliar los avances sociales de los que hablábamos antes, necesitaremos grandes dosis de política.

Señoras y señores,

Necesitamos, desde luego, a la política más que nunca. Y, por tanto, los partidos políticos también son más necesarios que nunca. Son necesarios para articular la voluntad y las ideas de millones de ciudadanos de una forma que sea constructiva para nuestras sociedades.

Son necesarios para recuperar la idea del bien común, de comunidad de pensamiento y de acción conjunta por el desarrollo y la justicia. Pero para ejercer este papel, los partidos también deben transformarse. Y no solo los partidos, sino también los gobiernos y la totalidad de las instituciones democráticas.

Los partidos no pueden dejar que los proyectos personales o el clientelismo se apodere de su verdadero propósito. No pueden permitir que sus miembros violenten sus propias reglas.

Pero sobre todo porque la peor consecuencia de la corrupción es que, al hacerse cultura, se convierte en normal esa forma malsana de propiciar la movilidad social.

Es la generalización de la cultura del dolo, en vez de la del trabajo, en una sociedad cada vez más marcada por la codicia y el hiperconsumismo.

Por eso, necesitamos asegurar que nuestros países cuenten legislaciones que garanticen la vigencia de las reglas del juego de los partidos políticos y también de los procesos electorales.

Actualmente, el Congreso de la República Dominicana tiene en discusión estos dos proyectos de ley, la ley de partidos y la ley electoral.

Y, si me lo permiten, quisiera aprovechar este encuentro para solicitar públicamente a nuestros congresistas que prioricen la aprobación de estas iniciativas una vez haya concluido el proceso electoral.

Para que nuestro país pueda dar ese sustancial paso adelante en la consolidación democrática.

Amigos y amigas,

Junto a estas garantías, creo además que la clase política debe cambiar su conversación con la sociedad en la que se insertan, tanto si está en el gobierno como si se encuentra fuera de él.

Porque aquellos de nosotros que estamos en funciones de gobierno, para ejercerlas no podemos contar ya solo con la legalidad, que se obtiene en las urnas cada cuatro o seis años.

Sino que necesitamos contar también con la legitimidad ciudadana, que debemos renovar día tras día.

Yo tengo el firme convencimiento de que la única respuesta a los retos planteados por la democratización de la política es apostar por más y mejor democracia.

Por eso, es indispensable que la transparencia como parte del necesario proceso de control ciudadano, forme parte central de un programa o proyecto político que pretenda ser considerado como progresista.

Y que se caracterice por incentivar el trabajo arduo y honrado como mecanismo de inserción social.

Y por eso también, una de las apuestas fundamentales de nuestro próximo periodo de gobierno será la iniciativa República Digital. Que fomentará la completa inserción del país en las nuevas tecnologías.

Incluyendo una fuerte apuesta por el gobierno abierto y los servicios digitales para la ciudadanía.

Es nuestro deber poner las nuevas tecnologías al servicio de la democracia y abrir al escrutinio público nuestras acciones.

Para establecer un nuevo diálogo, cada vez más fluido y participativo con nuestras sociedades.

Con voluntad política y la suma de esfuerzos de gobierno, comunidad académica y empresariado podremos, en el corto plazo, dar un gran salto cualitativo hacia el futuro.

Y en materia de representación política propiamente dicha, me consta que muchas de sus organizaciones están buscando formas de ampliar la participación de sus militantes de base en la toma de decisiones del partido, en muchos casos con la ayuda de las nuevas tecnologías.

Son estas mismas tecnologías las que harán posible experimentos cada vez mayores en presupuestos participativos y consultas ciudadanas, sobre todo en la gestión de las ciudades más conectadas de nuestra región.

Señoras y señores,

Tenemos, en definitiva, mucho terreno en el que experimentar y muchas ideas que compartir en los próximos años.

Debemos consolidar las conquistas sociales y establecer un gran consenso latinoamericano sobre la necesidad y la justicia de los Estados de bienestar. Y debemos hacerlo en un tiempo de vertiginoso cambio tecnológico y social.

Un cambio al que sin embargo no debemos temer, sino que debemos impulsarlo para que desate todo su potencial democratizador.

Debemos abrazar el cambio y permitir que este nos transforme también a nosotros.

La Internacional Socialista que ustedes representan es un buen ejemplo de cómo esto es posible. Porque ustedes llevan más de 120 años reinventándose a sí misma y adaptándose con éxito al paso de la Historia.

Desde el movimiento obrero a la descolonización. Desde la lucha por la democracia a la prioridad del desarrollo sostenible, esta es una organización que ha sabido adaptarse a tiempos y contextos muy diversos.

Y lo ha hecho porque ha sido capaz tanto de liderar, como de dejarse guiar por los millones de hombres y mujeres que conforman su militancia, sus votantes, y sus pueblos.

Escucharles y abrir nuevas vías de participación es la clave para salir victoriosos de este nuevo proceso de modernización.

Un proceso que nos toca protagonizar a todos los partidos progresistas en esta América Latina cada vez más democrática, diversa y segura de sí misma, pero también más vertiginosa y convulsa en sus transformaciones.

Vamos a seguir reclamando por tanto, cada uno desde nuestros espacios, el valor de la política.

Vamos a defenderla, tanto desde el gobierno como desde la oposición.

Vamos a defenderla, tanto en los medios tradicionales como en los nuevos espacios digitales.

Vamos a defenderla, tanto con el discurso como con el ejemplo.

Vamos a preservar los valores democráticos y la institucionalidad en todas las circunstancias.

Vamos a  demostrar, una vez más, lo que la política es capaz de hacer por el bienestar y la libertad de los pueblos.

¡Muchas gracias!