El carro fúnebre empezó su entrada entre la multitud compactada frente a la tarima, con las flores amarillas y listones morados. En la parte posterior, un muchacho ondea una banderola blanca y azul y otra negra.

“Ahí viene llegando el movimiento de Santo Domingo Oeste”, grita el anunciador a través de unos parlantes que superan la capacidad de resistencia de los presentes, muchos de los cuales se cubren los oídos para aislar el ruido.

Los del Movimiento A Todo Pulmón se dispersan desde la Máximo Gómez y se mezclan con el rojo y azul en la avenida George Washington.

La gente sigue llegando y poco a poco se llenan los otros espacios en blanco que, todavía a las 5 y tanto, muy cerca de las seis de la tarde quedaban vacíos.

Raquel Arbaje toma el micrófono y da la bienvenida con palabras que producen un sonido agudísimo y que se intensifican con los chirridos del parlante. Algunos de los presentes ponen a un lado sus botellas de cerveza y aplauden las palabras de la que, según afirman los simpatizantes del partido opositor, será la primera dama.

Un helicóptero tintado de verde sobrevuela el lugar de oeste a este y de inmediato, el anunciador lo señala diciendo que acaba de pasar el “seguro presidente de la República”, dando paso a la algarabía de la multitud reunida en un punto. El helicóptero vuelve a pasar, ahora en dirección opuesta.

“Él estaba en Santiago”, dice uno de los periodistas que cubren el cierre de campaña del PRM en referencia a Luis, seguido de una interrogante sobre dónde podría aterrizar.

En la tarima, empiezan los anuncios de la presencia de los candidatos y dirigentes del partido, además del PRSC, que se divorció del PLD para caer en los brazos del hijo del perredeísmo. Suenan los nombres de David en el altoparlante, Alberto también.

En medio de la gente, un grupo corre para salir en dirección a la Independencia por la Gómez, causando una conmoción. Del otro lado, un señor entrado en años cae por el calor y se lo llevan corriendo a una ambulancia cercana.

“De que se van, se van”

Picando las seis de la tarde, Luis llega a la tarima y el acto empieza formalmente con las palabras de Milagros Ortiz Bosch, arropada en un enterizo azul y pantalones blancos. Le sigue Alberto Atallah, quien apela al cambio a través del candidato opositor y aprovecha para arremeter contra Danilo.

“Un candidato a la reelección que quiere un Congreso de él como si fuera un patrimonio, se equivocó medio a medio…”, grita Alberto a la multitud, que se extiende por poco más de media cuadra en las tres direcciones. “Queremos que el próximo 15 de mayo, esa llamadita que ha estado sonando más de 100 mil veces en los últimos dos días… que bueno que ha llamado, porque esa llamadita representa por lo menos 10 votos menos para el candidato de la reelección”, concluye.

Le sigue Quique Antún, quien tampoco tarda en enfilar sus cañones contra el partido con el que el PRSC compartió sábanas en más de una ocasión.

“Durante esta campaña, los peledeístas le han hecho al pueblo  mucha bulla, mucho aguaje y mucho movimiento”, grita sacudiendo las manos, antes de arengar a los presentes asegurando la salida del oficialismo del poder. “De que se van, se van”, repite y repite, dándole paso al público para que coreen la frase con él, desparramando bendiciones antes de salir de la tarima. Sobre ellos, un globo flota pidiendo el voto en la casilla 15, mecido por la brisa.

En una alocución transmitida por varios canales de televisión, radio y a través de Internet, Luis Abinader afirmó que en las elecciones del domingo el pueblo dominicano tiene la posibilidad de hacer realidad el cambio que el país necesita

Llega el turno de David Collado (El Emprendedor). Antes de las elecciones, ofrece como sacrificio su cuerpo y alma para recuperar los espacios que afirma han quedado en el olvido por el Ayuntamiento, resaltando el supuesto abandono del Malecón de Santo Domingo.

“De que se va, se va”, también repite David, ante los seguidores del PRM, PRSC y Movimiento Rebelde, cuyo líder Juan Hubieres,  se integra caminando entre la gente, repartiendo abrazos y besos. La barba blanquísima se mezcla con la piel tostada de una joven mujer que aprovecha y le susurra unas palabras al oído, compartidas sólo con el viento.

“¡Ay Roberto!”, dice lamentando. “¡Ay Roberto! El emprendedor te va a dar una pela a calzón quitao”, afirma a través las estridentes bocinas.

“Les pido que me den un chance”

No llovió, más allá de unas ligeras gotas antes de la llegada de Luis Abinader, quien es llamado por Raquel Arbaje, para que aliente a su público, haciendo uso otra vez del micrófono. La voz se le quiebra ocasiones, traicionada quizás por una garganta cansada.

Luis toma la palabra y expresa su compromiso de encaminar el país por un “cambio verdadero”, celebrando además la decisión de la Junta de contar manualmente los votos, siguiendo con su propuesta de cambio, promesas ya dichas durante la campaña.

“Con la fuerza de tu voto podremos cerrarle el paso a toda posibilidad de que se instale la dictadura de un solo partido”, adujo, prometiendo además llevar ante la justicia a los corruptos.

Los aplausos y las alabanzas corren junto a las palabras del aspirante a la presidencia al escuchar sus palabras de victoria en la primera vuelta, al hablar frente a lo que define como un “mar humano”.

“Presidente reeleccionista, váyase en paz”, dice. “Váyase en paz”, repite dos, tres veces antes de pedir al público que se extiende por la Gómez hasta antes de llegar a la avenida Independencia, donde vallas de hierro separan a la gente que ahora sale de la zona, antes de terminar el discurso, que vayan a las urnas tranquilos.

Termina la alocución exhortándole a los que siguen “en el viejo” partido, ahora aliado al oficialismo, de “retomar el camino”, así como del peledeísta traicionado por el partido morado al haber dejado a un lado los ideales de Juan Bosch, con una explosión de papeles blancos y azules que se esparcen con la brisa de la noche.

"Les pido que me den un chance. La oportunidad de enseñarles que no todos los políticos somos iguales", dice antes de alejarse y abrazar a sus compañeros del partido.

El anunciador retoma el micrófono a las 6:58 de la noche, para dar paso a la participación artística, pero los manifestantes no esperaron un minuto más y emprenden la marcha casi en estampida, dejando grandes huecos en la masa que una vez fue compacta, pero sin dejar de agitar las banderolas ni soltar los redoblantes.