NUEVA YORK, Estados Unidos (Versión en español Iván Pérez Carrión).-El cambio en el origen de los habitantes del barrio Harlem, en esta ciudad, constituye un desafío para el veterano político demócrata Charles Rangel, quien en esta ocasión mide fuerzas con el también demócrata de origen dominicano Adriano Espaillat.

Un análisis del periódico conservador The Wall Street Journal, firmado por Mara Gay, sostiene que mientras busca la reelección, el representante estadounidense Charles Rangel está enfrentando la transformación demográfica de Harlem, cambios que están recomponiendo los fundamentos tradicionales del apoyo político negro en los EE.UU.

El martes, el viejo político de 84 años de edad se enfrentará en una dura elección primaria demócrata al senador estatal Adriano Espaillat, de 59 años, que, de ser elegido, se convertiría en el primer miembro de origen dominicano del Congreso.

Para el señor Rangel, la pérdida significaría el final de una larga carrera política. Pero él dice que está seguro de que va a mantenerse, a pesar de problemas anteriores que incluyeron una investigación ética de la Cámara de Representantes que dio lugar a una censura y la pérdida de su presidencia del Comité de Medios y Arbitrios.

“Nunca me he sentido mejor en mi vida”, dijo Rangel en una parada de la campaña la semana pasada. “Nadie que se aparte de mí puede decir que en el área en que tienen un interés alguna vez tuvieron a un mejor amigo”.

El desafío del congresista se agudiza por la evolución de Harlem, el barrio del alto Manhattan que ha sido durante mucho tiempo un centro cultural y político negro.

El número de los afroamericanos en el norte de Manhattan ha disminuido en los últimos años, pasando de 200,401 en 2000 a 181,494 en 2010, según datos del Censo de EE.UU. El número de blancos aumentó de 115,284 en 2000 a 150,275 en 2010. En 2012, por primera vez, el distrito vio una pluralidad de votantes latinos.

Fredrick C. Harris, director del Centro sobre Politicas y Sociedad Afro-Americana de la Universidad de Columbia, dijo que Harlem reveló un cambio demográfico en el cual los negros salen de los centros urbanos hacia los suburbios o al Sur, mientras que los blancos que se mudan de nuevo a las ciudades y grupos de inmigrantes más nuevos estiran sus músculos políticos.

“Al final va a haber un dominicano en esa silla”, comentó Harris.

Harris dijo que los cambios son similares a los de la mitad del siglo XX, cuando los negros abandonaron el sur de las ciudades del norte y alteraron el panorama político en sus nuevos hogares. “Lo que estamos viendo aquí es algo que ya hemos visto en toda la historia de las ciudades en los Estados Unidos, la sucesión étnica”, dijo Harris.

Por todo el país, el movimiento de los afroamericanos está aflojando sus bases de apoyo para algunos funcionarios negros electos. El cambio está sacudiendo la política de Chicago y Los Ángeles, dijo el reverendo Jesse Jackson.

"El South Loop solía ser proyectos habitacionales de negros, totalmente; pero todos se han ido, y están construyendo condominios”, comentó Jackson, refiriéndose a Chicago.

En el distrito de Los Ángeles, el representante de la Cámara de EE.UU. Maxine Waters, ex presidente del Caucus Negro del Congreso, los negros se redujeron de 34.6% de la población en 2000 a 29.2% en 2010.

“Ya no sólo dependen del voto negro”, dijo el señor Jackson sobre los miembros negros del Congreso.

“Hay que desarrollar una campaña multicultural”, dijo Jackson.

Como resultado de los cambios, problemas diferentes devienen más importantes. Las preocupaciones de Harlem se han ampliado para incluir la inmigración y viviendas asequibles.

“Los problemas en esta carrera electoral no son temas de negros contra blancos, o hispanos frente a negros: son los temas económicos”, dijo Espaillat, quien perdió contra Rangel en 2012 por cerca de 1,000 votos.

Espaillat, quien llegó a EE.UU. de República Dominicana siendo un niño, dijo que el distrito congresual “continuará siendo un asiento histórico” porque él les daría voz a los que se sienten “como extraños”.

Otro candidato en la carrera, el reverendo Michael Walrond Jr., de 43 años, dijo que es hora de un nuevo liderazgo. “Estamos viendo un cambio de guardia, por así decirlo”, dijo.

El distrito también se volvió a redibujar en 2011 para incluir una pequeña porción del Bronx, lo que ha sumado más latinos al electorado.

Los retos para el Sr. Rangel van más allá de la demografía. En 2010, la censura que recibió y la pérdida de la presidencia del poderoso Comité de Medios y Arbitrios, siguieron a una investigación de ética de la Cámara de mayoría demócrata por cargos que incluían falta de pago de impuestos sobre una propiedad en la República Dominicana.

Y se le ha desprendido parte del apoyo local.

La Federación Unida de Maestros, el poderoso sindicato de los maestros, por ejemplo, hizo suyo al señor Espaillat. En 2012, el sindicato aprobó a Rangel. Algunos demócratas se quedan con Rangel, incluyendo al gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, quien emitió un respaldo al diputado el domingo, refiriéndose a su “experiencia” y “antigüedad”. En abril, el ex presidente Bill Clinton respaldó al Sr. Rangel.

Sin embargo, el congresista de 22 períodos podría enfrentar cierta fatiga de los votantes por haber estado en el cargo durante décadas. Rangel ganó por primera vez la sede en 1970 en medio de un gran malestar por Adam Clayton Powell Jr., el primer miembro negro del Congreso de Nueva York.

Cuarenta y cuatro años más tarde, Rangel dijo que Harlem es, en cierto modo, una víctima de su éxito.

“La gente del centro nos echó un vistazo, y ellos miraron el alquiler, y la tranquilidad del nuevo Harlem, y debido a la espiral de los costos y los salarios estancados, empezaron a hacernos daño”.

Una encuesta del 19 indicó que Rangel conserva mucho respaldo en Harlem. La encuesta de NY1/Siena College daba a Rangel el apoyo del 47% de los posibles votantes primarios y a Espaillat un 34%.

El reverendo Al Sharpton, a quien se le acredita ayudar a impulsar la popularidad del alcalde de Nueva York, Bill de Blasio con los votantes negros en carrera por la alcaldía del año pasado, dijo que Rangel podría tener que superarse a sí mismo para ganar. “Harlem ya no es el Harlem de Adam Clayton Powell y posiblemente (tampoco el de) Charlie Rangel”, comentó Sharpton, de 59 años, quien ha dicho que no apoyaría a un candidato en la primaria. “Ya no se puede simplemente decir, ‘Elíjanme, porque yo voy a ser el alcalde o congresista negro”, dijo. “No es suficiente hablar de la lealtad étnica. Se trata de política."