SANTO DOMINGO, República Dominicana.-El tiempo pasa, el dolor persiste y la lucha sigue. 60 años después de aquel 5 de junio de 1961, fecha en la que Ranfis Trujillo, en un arranque de venganza y odio ultimó a tres soldados del Ejército Nacional que pertenecían a la custodia del entonces jefe del Ejército Pupo Román Fernández, implicado en el magnicidio de su padre, Rafael Leónidas Trujillo Molina.
La historia de este hecho sangriento da cuenta que Luis Nene Trujillo, el día 4 de junio, convocó a Pupo a una reunión al despacho de Ranfis Trujillo, en la Base Aérea de San Isidro.
Tras ser presentado frente al hijo mayor del dictador, este ordenó desarmarlo al tiempo de acusarlo de traidor. Su hijo, José René, en otro despacho recibió la misma humillación. Pupo, falleció luego de recibir terribles torturas. Mientras que su hermano Álvaro y su cuñado Papito Marrero fueron encarcelados, humillados y torturados logrando por gestiones de Petan Trujillo y otros parientes que fueran enviados al exilio.
No así ocurrió con el teniente José Núñez Núñez y los sargentos, Wenceslao Taveras (Martín) y Jorge Taveras, militares asignados a la custodia del alto oficial a quienes el propio hijo del dictador se ocupó de ultimarlo (el 5 de junio) y desaparecer sus cadáveres.
La lucha
Desde esa trágica mañana del mes de junio, Víctor Martínez, hijo del teniente Núñez y hermano de los referidos sargentos jamás vio a sus parientes, enterándose, días después las razones de su ausencia.
Desde entonces, inicio la búsqueda de sus parientes, solicitándoles a los presidentes de turno, alcaldes y a las instituciones del Estado defensoras de los derechos humanos, la memoria histórica y la justicia coadyuvar en la búsqueda y localización de los restos de sus parientes sin encontrar una respuesta al respeto.
Fue entonces, cuando el arquitecto y reportero gráfico Raifi Genao, director de la Revista ´´La venda Transparente´´, publicó en fecha 20de febrero de 2014, una foto donde aparecen tres cadáveres hallados en una fosa común sin identificar el lugar ni si fue tomada por él o si estuvo acceso a ella.
Para Víctor Martínez, esa sería el inició de abrir una investigación para determinar si se trata de sus parientes. Pero lamentablemente las múltiples gestiones que ha realizado no ha encontrado la respuesta esperada. Hasta el propio editor de ´´La Venda Transparente´´ no se ha dignado en escuchar su clamor de justicia, a pesar de los intentos que ha hecho para comunicarse con él.
La indiferencia
Esta indiferencia a contribuido a hondar más la pena y el trauma que viene arrastrando desde su niñez Víctor Martínez quien hoy clama al gobierno de Luis Abinader que autorice a las autoridades correspondientes abrir r una investigación que de con el destino de los restos de sus parientes asesinados por Ranfis Trujillo sin conocerse el lugar donde arrojaron sus cadáveres.
El viacrucis de Víctor Martínez, de conocer el destino de los restos de sus parientes lo ha hecho demandar la creación de una Comisión de La Verdad para que el crimen de su padre y hermanos sea de los casos a investigar y proceder en consecuencia contra los autores, si están vivos, de ese triple crimen.
Desde Ultramar
Martínez, reside en la Ciudad Provident, Rhode Island, Estados Unidos, lugar donde ha mantenido en alto las ideas duartianas y donde viene realizando un trabajo comunitario en defensa de la comunidad dominicana y latina. Trabajo que viene realizando durante más de 50 años sin renunciar a las tradiciones de su país natal manteniendo en el alto su bandera y sus padres libertadores.
Su labor se extiende a su patria y concretamente al barrio de Villa Consuelo donde siempre sus pobladores lo esperan con un abrazo y una sonrisa cada vez que visita al país y a la barriada que lo vio nacer donde ha aportado una escuela básica donde estudian decenas de niños del lugar a quines lo dota de útiles y otras herramientas esenciales para el estudio. Gestión educativa y social que es ejecutada por la Fundación Profesora Mata Pérez (FUNAPE).
Desde este lugar de ultramar, Víctor Martínez ha hecho sentir su voz dando a conocer la tragedia que ha vivido, hace más de 60 años, buscando los restos de su padre y sus hermanos para darle cristiana sepultura en un nicho que le ha separado en el cementerio de la Máximo Gómez.
Es justo que en un país donde hay tan buenos periodistas dedicados a la investigación a ninguno se le haya ocurrido abrir una investigación para que se conozca definitivamente cual fue el destino de los restos de estos tres mártires de la tiranía trujillista. Ojalá que este trabajo contribuya a motivar a quienes tienen la responsabilidad y los medios para investigar este triple crimen que 60 años después se mantiene impune.