Aquel domingo 27 de octubre del 2019 ni Máximo Romero Marcial ni el diputado Radhames Camacho se pusieron de acuerdo para ir al estadio a disfrutar el partido entre Escogido y Licey. Cada uno fue allí con propia gorra y su propia “biografía”. Ninguno de los dos sospechaba que esa noche ambos serían protagonistas de una historia que aún no termina y que no ha sido bien contada. ¡También aquella noche, miles de jóvenes, padres, abuelos, empleados, abogados y periodistas quisimos ser Máximo Romero!
Un periódico de reconocida credibilidad reseñó así la historia: “Detienen a un fanático tras incidente con Camacho en el Estadio Quisqueya. El hecho ocurrió en el juego entre Leones del Escogido y Tigres del Licey en la jornada dominical. Según fuentes, el presidente de la Cámara de Diputados, Radhamés Camacho, mandó a apresar a un fanático por haberlo llamado corrupto en el Estadio Quisqueya Juan Marichal”.
Sigue narrando el mismo periódico: “Testigos afirman que Máximo Eladio Romero Marcial vio a Camacho tomando un whisky de RD$ 8,000 y le dijo que era un corrupto y que había comprado la bebida con el dinero del pueblo. En un video, que ya es viral en las redes sociales, se puede ver cómo dos agentes de seguridad del estadio se acercan a Romero y cómo uno de ellos le reclama, luego de que este insinuara que el político era un corrupto que utiliza el dinero del pueblo en bebidas costosas”. (Diario Libre – 28/10/2019).
Otro periódico digital de similar reputación y de la misma fecha narra lo siguiente: “La Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana (LIDOM) aclaró que ni sus servicios de seguridad, ni los del equipo Tigres del Licey, tuvieron ninguna participación ni vinculación en la detención de un fanático que aparentemente había tenido algún intercambio de palabras con el presidente de la Cámara de Diputados, Radhames Camacho, quien se encontraba presente en el estadio Quisqueya Juan Marichal”. (N DIGITAL. Octubre 28, 2019).
Pese a estos serios testimonios de la prensa, el deplorable suceso ha querido ser desvirtuado, acomodado, ignorado y reescrito por el diputado Camacho en rueda de prensa celebrada en la sede de la Cámara de Diputados. Creyéndose un “fanático especial” se valió de su “poder”, para llevar la Cámara al estadio y después traer el estadio a la Cámara. Allí histriónicamente lo acomodó y lo negó todo. (Diario Libre – 28/10/2019).
Por lo que pasó allí aquella noche, por el atropello y abuso de poder contra un joven que trabaja y estudia, miles de jóvenes, padres, abuelos, profesores, empleados, periodistas, abogados, religiosos, trabajadores, amas de casa y profesionales quisimos hacer sido Máximo Romero Marcial.
Y en realidad, podemos serlo. Y en realidad lo somos. Cada uno de nosotros puede decir y escribir en voz alta y sin miedo: #YoSoyMaximoRomeroMarcial. No sólo porque el deber moral nos impone proteger a las víctimas, sino porque también nos obliga a defender lo justo y lo decente.
No estamos frente a un “micro problema”. No se trata de un asunto trivial; de un pleito de gallera; de una riña entre un “bigleaguer” y un recoge bates; o simplemente de un diputado que se daba unos traguitos de whisky caro entre “hit” y “hit” y que en nombre de “su democracia” se nombró así mismo juez y jefe de la policía. Tampoco se trata de un joven que vocifera verdades guiado por la “biografía” del diputado Camacho.
Lo visto, dicho y hecho allí obliga a poner la mirada en este “acto” generador de amplios y significativos mensajes y “metamensajes” que sirven de telón de fondo a otros grandes males nacionales: una expresión de la maltrecha y viciada democracia nacional, la violación de derechos fundamentales como el derecho a la expresión del pensamiento, el abuso de poder, a la prepotencia y derroche de un servidor público, la debilidad y complicidad de la justicia, la exhibición de hábitos y pruebas del enriquecimiento ilícito y de la corrupción, la irresponsabilidad de “agentes” del gobierno y de los diputados camachistas.
Para que este hecho no se “cierre” ni se sepulte. Para que este hecho no se archive por mandato de alguien. Para que hechos como este no se repitan, no nos crucemos de brazos, rompamos el velo del silencio en nombre de la decencia y la justicia. Digamos al país y al mundo de corazón #YoSoyMaximoRomeroMarcial.
Ante la ceguera y los vicios de la justicia dominicana, recurramos a la justicia de las redes sociales. Muchos hechos de abuso de poder, de corrupción, de violencia e incluso delictivos, de no haberse expuestos en las redes sociales, se hubieran perdido en la inoperancia de las autoridades judiciales o simplemente por la falta de la justicia cuando las víctimas carecen de recursos económicos o de influencias políticas. Difundamos en las redes y escribamos en las paredes #YoSoyMaximoRomeroMarcial. ¡Convirtámoslo en tendencia, hagámoslo viral”.
Hacemos un llamado a todos los dominicanos, a los medios de comunicación, a los 500 mil universitarios, a los 25 mil profesores universitarios, a los bachilleres, a los maestros, a los adolescentes, padres, abuelos, intelectuales, trabajadoras domésticas, diputados y senadores, deportistas, obreros y chiriperos, sectores religiosos, comunidades eclesiales de base, a todos los alfabetizados digitales. A todo el que tenga un celular, un Ipot, una computadora o una tiza o un carbón para escribir en las paredes a que asuma el compromiso de difundir en el país y en todo el mundo este mensaje-testimonio-grito de rebeldía y de decoro: #YoSoyMaximoRomeroMarcial.
Esto funciona. En México en el 2012, cuando el entonces candidato a la presidencia de México, Enrique Peña Nieto, fue protestado y abucheado por estudiantes en la Universidad Iberoamericana (ibero), la prensa gobiernista quiso vender la idea de que los manifestantes eran externos a la universidad, pagados y entrenados para estar allí. Eran 131 y publicaron un video con su verdadera identidad. El 132 hacía referencia a todo el que se sumaba a al movimiento ciudadano, que se extendió por todo el país y en más de 50 ciudades del Mundo.
Entre nosotros, #YoSoyMaximoRomeroMarcial será la consigna y el nombre que asaltará las redes sociales en todo el país y en la diáspora dominicana esparcida en todo el mundo. Esta consigna impulsará un movimiento social para exigir respeto a los derechos ciudadanos, respeto a la constitución; luchar contra el abuso de poder, la irresponsabilidad y el enriquecimiento ilícito de los funcionarios y el combate serio a la corrupción; velará la decencia y la honestidad política y la democratización de los medios, de la educación y de la economía.
Conformemos un movimiento vigoroso contra todos los “camachos” de todos los ministerios, de todas las Cortes y órganos de control electoral, de los mandos militares y policiales, de todas las Cámaras y de todo el gobierno. Y también contra todos “camachos” de la política y del sector privado.
Y ojalá que este movimiento lo presida y encabece Máximo Romero Marcial. Él demostró que tiene valentía, coraje y dignidad. Ya sus amigos comenzaron. ¡Yo me anoto. #YoSoyMaximoRomeroMarcial.