Asumo una inquietud generalizada en una sociedad civil cada vez más tirada a la calle: ¿Hay oposición en este país? Esto así porque, según esa percepción, nuestros opositores no trascienden el simple declaracionismo de prensa; porque no superan el inmediatismo; porque, a diferencia de lo poco que queda de la Izquierda histórica, no muestran identidad ideológica; porque no trabajan todos los días con la gente; porque, a diferencia de los inolvidables líderes de antaño, carecen de carisma y valor para apasionar a las multitudes. (De ahí que su ascenso al Poder parece que depende de lo que suceda en el PLD).