Nueva York.-Confieso estar total y absolutamente fascinado con Donald Trump, porque él está “haciendo lo nunca se ha hecho”.  Por vez primera, la derecha y la ultra derecha, que se han pasado toda la historia aterrorizando a la humanidad, están total y absolutamente aterradas, en pánico.

Cuando los amos del mundo están asustados, debemos celebrar.

Estoy más convencido que nunca, Donald Trump es “el camino, la verdad y la vida”; sólo él garantiza los cambios que las grandes mayorías anhelan y necesitan.  Su arrogancia sin par, encarna la esencia de lo que muchos varones blancos entienden como su derecho divino, de hacer lo que gana les dé, son “superiores”.

La superioridad es un “derecho divino” de muchos americanos blancos.

Trump, ese “ser superior” en la Casa Blanca en éstos precarios momentos, tendrá exactamente el mismo efecto que un elefante nervioso en una cristalería, destruirá absolutamente todo.

Mike Bloomberg, un judío, aumentó su fortuna de $4.500 a cerca de $30.000 millones en sus 12 años como alcalde neoyorquino.  Trump, un americano blanco “superior”, como presidente tiene derecho a muchísimo más; con ese afán, todo lo destruirá.

El “camarada Trump” logrará lo que ningún “revolucionario” alcanzó, destruirá, sin querer, una sociedad esencialmente injusta, y tendremos que reiniciar desde cero, negociando un nuevo contrato social.

Con mucho menos desigualdades que el contrato social vigente.

Eso es lo que aterroriza al grupúsculo acaudalado, el 1% del 1%, que lo controla absolutamente todo en detrimento la humanidad, del resto de nosotros, el 99.99%.

Por eso me fascina el “camarada Trump”, su arrogancia, su implante de pelo y su avaricia, tendrán un poder de convocatoria inigualable, tendremos que tomar las calles.

Según plantea la filosofía marxiana, cada sistema trae dentro el germen de su propia destrucción, esa es la misión histórica de Donald Trump.