Nueva York.-El pueblo dominicano habló bien claro, en voz alta.
Según la Junta Central Electoral (JCE), el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) obtuvo 2.2 millones de votos, 33 por ciento de los 6.7 millones de inscritos.
Con 33 por ciento de abstención, sumados al 34 por ciento, 1.5 millón de votos por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), dos terceras partes de electores rechaza al PLD.
Entonces tenemos un panorama bien claro, un gobierno de legitimidad cuestionada, rechazado por la mayoría de los votantes, enfrentando un déficit fiscal insondable, de su propia autoría.
Una deuda pública superior al 40 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) resulta absolutamente insostenible, no habrán más préstamos, ni tenemos dinero para pagar las deudas.
Nos esperan cuatro largos, difíciles y posiblemente tumultuosos años.
Las protestas callejeras actuales contra los resultados electorales, es muy probable que se multipliquen cuando se presente el “pacto fiscal” un hermoso eufemismo para dolorosos ajustes económicos.
Armar una componenda para retener el control político es una cosa, pero implementar exitosamente las políticas que nos esperan al doblar la esquina es otra muy diferente.
Tenemos un altísimo crecimiento económico, y más de la mitad de los dominicanos sumidos en una espantosa pobreza. Pagamos el combustible más caro del mundo y una altísima tarifa energética por un deprimente y deficiente servicio.
¿Cómo convencerán al país de pagar mas impuestos por menos servicios, mas pobreza, más corrupción y más impunidad? En 12 años gobernando, el PLD básicamente destruyó la oposición, no hay nadie para culpar de nuestros problemas.
Un gobierno impopular, imponiendo ajustes económicos insoportables, representa la receta perfecta para un situación absolutamente inmanejable.
Las protestas post-electorales pueden desembocar en grandes protestas contra el inminente “pacto fiscal” el futuro está nublado. Sin dudas asistimos al inicio de unos días bastante difíciles.