Víctor Víctor, para unos; para otros, simplemente Vitico; para todos, un luchador incansable de las causas humanas. Su casa natural fue el arte sin fronteras; sus armas más poderosas, su guitarra y su voz; las causas de sus luchas: los males de su pueblo. La ruta de su senda, el amor y la entrega.

Tuve el privilegio de compartir con ese ser humano inmenso con olor a canto y a pura patria, que sólo con pronunciar su nombre el alma se nos crece e invita a recorrer las calles abrazados al hombre. Al filo de la noche se apareció en mi casa a ofrecerme su canto por una causa justa. Los muchachos de La Multitud lo acompañaron como fieles soldados de la lucha del pueblo. Era como a esta hora en que escribo esta nota después de su partida. Aún el crepúsculo me alcanza para envolver su nombre de trigo y esperanza.

Víctor Víctor cantó siempre y luchó para toda la vida. Desde los años setenta, en siete días con el pueblo hasta la última batalla de estos tiempos. Combatió en la defensa de Los Haitises, el 4% para la educación, Loma Miranda y otras luchas populares fueron escenarios donde nuestro Vitico exhibió su arrojo y corazón de buen patriota incansable y firme al servicio del bien común. Fue un militante de la lucha social.

Bajo el manto de su canto libertario, Víctor Víctor le rindió culto a la creatividad. Sus composiciones fueron interpretadas por voces universales de nuestros mejores cantantes de los diferentes géneros musicales. Asumió el compromiso social como bandera de lucha, manteniendo la calidad estética de su quehacer artístico. El género bachata encontró en él a un verdadero aliado en su lucha por abrirse espacio contra los prejuicios de los enemigos del arte popular e identitario de lo que somos como nación hija de la multiculturalidad étnica que producen los procesos históricos de los pueblos.

Me inclino ante la grandeza de este hombre inmenso que sembró el amor entre nosotros para construir una Patria más justa y libre!