Anhelamos vehementemente un estado mejor de democracia y en consecuencia, de sociedad. Nos quisiéramos cobijar en un cuerpo social donde las vallas socioeconómicas y políticas no sean tan infranqueables que nos impidan realizarnos como seres humanos, en esta cotidianidad tan azarosa, tan incierta para el conjunto colectivo. Nos encontramos cuasi en una parálisis degenerativa que socava el tejido social-institucional, en una atomización que simboliza la falta de confianza y la articulación de la interactuación social. Cada día se ensancha más el déficit de cohesión social.

Las ventanas rotas se esparcen como ondas expansivas generando perplejidad, estupor; quedando la sociedad, actualmente, atrapada con las tasas de victimización por corrupción y por delincuencia. Según el último Informe de OXFAM: Una economía al Servicio del 1%, la República Dominicana y Costa Rica fueron los dos países donde la desigualdad creció más. Mientras en la Región el 20% más pobre recibe ingresos del 5%, en nuestro país el 20% del Quintil 1 solo recibe ingresos del 4%.

Esa desigualdad se amplifica a través de tener 32% de jóvenes entre 15 – 29 años, NI NI (ni estudian ni trabajan), un desempleo “estructural” de un 14%, una masa salarial que ha venido degradándose en un 25% en el interregno del 2000 al 2015 y con ello la calidad de vida y unos servicios sociales básicos, en el Siglo XXI, que no existían en Europa y Estados Unidos al comienzo del Siglo XX. Cuando se le pregunta a los dominicanos cual es el principal problema que nos asiste al día de hoy: La delincuencia y la criminalidad. En la Encuesta SIN MP MARK PENN del 20 de Enero la respuesta fue de un 45.5%.

En Barómetro de Las Américas, la victimización por delincuencia ha venido creciendo de manera sistemática desde el 2010 (16.53%; 19.06%; 23.44%). Con respecto a la victimización, directa, esto es, que “alguien en su hogar había sido víctima, ha aumentado de un 27.2% a 36.1%”. El más reciente estudio de la Oficina Nacional de Estadística, señalaría que un 48% de las personas no salían de noche por miedo a ser asaltadas, atracadas. En el referido Informe se establece además, que los dominicanos y dominicanas no reportan a la policía cerca del 70% de los casos de robos, asaltos, atracos, etc., etc.

En Gallup/Hoy del Jueves 16 de julio de 2015 se señaló que la Tasa de Victimización directa, un 33.6% (a mí mismo 8.8; alguien de la familia: 17.2 y a un pariente: 7.6. A alguien conocido: 65.9). En Latinobarómetro Informe 1995 -2015, en la página 97 con el titulo: Problemas más importantes: Delincuencia y Desempleo, República Dominicana sacó 26 en delincuencia y 15% de desempleo. En nuestra sociedad la delincuencia y la Tasa de Victimización han venido aumentando casi sincrónicamente.

Sin embargo, la Tasa de Victimización, que son los delitos, atracos, asaltos, robos en las calles, en la casa, estafa, que reciben las personas está en doble dimensión con respecto a la delincuencia. Una cosa es la victimización y otra es la delincuencia. La delincuencia es la percepción que se tiene, sobre todo, con respecto a la criminalidad, al crimen organizado (homicidios, narcotráfico, lavado, sicariato). Podemos tener una Tasa de Homicidios baja y no obstante una Tasa de Victimización bien alta, como sucede en nuestro país. Hoy decimos que cuando la tasa de homicidios pasa de un 40/100,000 es porque nos encontramos con un crimen organizado bien orquestado, con redes poderosas de articulación. ¡La inseguridad nos apabulla y nos crea una paranoia social, nos enferma y nos aniquila en la ansiedad, la angustia, la soledad y depresión!

La corrupción es el germen transversal de los demás males sociales. La corrupción es política y es societal, en el andamio social en que nos encontramos. La corrupción no solo debilita la democracia al extraerle su contenido sino que nos hace perder el horizonte de credibilidad en el sistema, pues la corrupción impide el logro de las satisfacciones materiales, el bienestar de la gente. En la Gallup/Hoy referida el 87.8% de los entrevistados dijo que era grave. El título del periódico Hoy el miércoles 15 de julio de 2015, rezaba así” La corrupción lo cubre todo, principalmente los gobiernos y la política”.

Entre las principales causas de la corrupción señalaron: Los políticos/Funcionarios 25.2%; desempleo: 13.1% y la impunidad: 11.3%. En el Índice de Competitividad del Foro Económico del 2015-2016, lo relativo directo a la corrupción arrojó: Favoritismo en las decisiones de puestos gubernamentales (126/140); Malgasto de los Fondos Públicos: (116/140); Comportamiento ético de las firmas: 130/140. Con datos hasta el 2013, en lo que respecta a la Percepción de Transparencia en el Gobierno, Latinobarómetro, Informe 1995-2015 de 18 países, República Dominicana obtuvo el tercer lugar con 56 y una percepción en la reducción de la corrupción de un 46.

Transparencia Internacional ha venido evaluando al mundo en materia de Percepción de la Corrupción: El país obtuvo en el 2012 (28/100); 2013 (30/100); 2014 (32/100) y 2015 (…). En Barómetro de Las Américas: Cultura Política de la democracia, la Tasa de Victimización por corrupción ha venido aumentando. Victimización por corrupción: 23.3%. Estamos muy por encima del promedio en la Región en personas que han sido víctimas por sobornos, ya sea con la policía, con la justicia, etc., etc.

La corrupción en nuestro país es típico de definirlo: espantoso. El caso más emblemático ahora mismo es todo lo que encierra el Darío Contreras. Una licitación por el orden de RD$886 millones de pesos terminaría en $1,700 millones de pesos, esto es, 91% por encima. Declarada de urgencia con una definición de los parámetros perfilada; violando la Ley 340-06, los procesos y procedimientos. Además, la Dirección de Compras y Contrataciones emitió una Resolución con respecto al mismo invocando las transgresiones a las leyes y los delitos cometidos, tanto en lo penal como en lo civil; diciendo claramente la empresa. Hoy 25 de enero, todavía que sepamos, la Procuraduría no ha hecho nada al respecto.

La confianza de la piel esta ahí, no así la confianza colectiva, la de las redes que se necesitan para construir Capital Social que posibilite amortiguar y sirva de ungüento necesario para poder resistir y disminuir la brecha de la desigualdad social; la instalación de la cultura de la legalidad, de la legitimidad; que asiente la meritocracia y la movilidad social y operativice en la corriente social la sanción moral como mecanismo de control social.

¡Solo así dejaremos bien atrás, en esta lacerante trampa de ser victimizados por la delincuencia y la corrupción, espejos de una democracia etiquetada, sin contenido, que nos lastra el presente y nos confina hacia un futuro asimétrico; ya que la única igualdad que nos puede dar la democracia es la igualdad ante la ley, el acceso y la igualdad de oportunidades y ello no aparece en la estructura institucional real de nuestra sociedad!

El desafío es asumir como ciudadano, aquella frase de Martín Luther King “Todos podemos ser grandes, porque todos podemos servir. No necesitas tener un título profesional para hacerlo. No tienes que ser capaz de hablar correctamente para servir. Tampoco hace falta que sepas sobre Platón y Aristóteles. Lo único que necesitas es tener el corazón lleno de compasión, un alma regenerada de amor”. No sigamos patinando en esta tautología trasnochada de democracia.