En las últimas décadas en el país se ha extendido la practica de construir verjas para garantizar la seguridad de las residencias en los estratos medios y altos. Estas verjas al no resultar efectivas se le aumenta el tamaño y grosor, lo que tampoco resulta efectivo y se acompaña de alambres de púas (tipo fortaleza) y muchas veces un sistema eléctrico.  Como ya las verjas individuales, a las que se le han agregado cámaras de seguridad, sistemas eléctricos, alambres de púas, no garantizan la seguridad en las residencias, se ha incrementado el cierre de los residenciales con garitas para restringir el acceso a los mismos, tampoco ha resuelto el problema de la seguridad.

La vulnerabilidad con respecto a la inseguridad ciudadana no se resuelve con medidas desde afuera hacia adentro de las residencias, sino desde adentro hacia afuera. Al interior de las familias se genera un flujo de informaciones a través de redes sociales, .whatsapp y relaciones primarias que las exponen a múltiples riesgos. Los robos residenciales están vinculados en muchos casos a informaciones que ofrecen las personas a familiares, amistades sobre su situación económica y la compra de artículos (como armas, joyas) que son atractivos para la venta en las redes de dinero fácil. Los atracos y robos residenciales están vinculados a redes delictivas que tienen conexión con esas relaciones primarias de las familias y con las redes sociales. No es un asunto fortuito de alguien que pasaba por la residencia y decide sorpresivamente entrar a robar.

 La respuesta a estos problemas no está en una verja que nos separe más de Haití ni de ningún otro país

En el caso de la verja perimetral a construir en la frontera entre Republica Dominicana y Haití anunciada por el presidente Luis Abinader hace unas semanas ocurre lo mismo. Se informa como una medida que favorecerá a la seguridad de la Republica Dominicana reforzándose con doble verja perimetral en las zonas de conflicto en la frontera con Haití. Lo que nos lleva a plantearnos varias preguntas:

  • ¿Los problemas de inseguridad ciudadana (robos, atracos, sicariato, microtráfico y tráfico de drogas, feminicidios, violencia, homicidios) que vive el país son provocados por inmigrantes haitianos?
  • ¿El tráfico de drogas solo fluye por la frontera con Haití?
  • ¿Una verja perimetral erradicará el tráfico de drogas hacia República Dominicana?
  • ¿Una verja perimetral erradicará el contrabando de armas y drogas hacia el país?
  • ¿Una verja perimetral erradicará el tráfico ilícito de población haitiana a través de la frontera?
  • ¿Una verja perimetral erradicará la trata de mujeres, niñas y niños haitianos a través de la frontera?

Todas estas preguntas tienen una sola respuesta y es negativa. La delincuencia en nuestro país no es dirigida, planificada y ejecutada por población haitiana sino dominicana. Puede aparecer alguna persona haitiana vinculada como igualmente de diferentes nacionalidades:  venezolana, colombiana, cubana, rusa, china, francés, italiana, española y muchas otras…. Lo mismo ocurre con el microtráfico y tráfico de drogas, homicidios, feminicidios, sicariato, robos, atracos y otros… Hablar de una verja perimetral para garantizar seguridad ciudadana en nuestro país es un absurdo total. Las raíces de la inseguridad ciudadana no están en tener a un país como Haití como vecino sino en problemas estructurales multifactoriales de índole económico, modelo de ascenso social (dinero fácil) corrupción, impunidad y debilidades del sistema de justicia. Haití lo que le provee a República Dominicana no son delincuentes sino mano de obra barata para la construcción, agricultura, seguridad, trabajo doméstico, ganadería entre otras… desde condiciones muchas veces de explotación y desigualdad.

La verja perimetral no frenará nada de lo que fluye por la frontera, le pondrá un costo mayor (tráfico ilícito de migrantes, trata de mujeres, niñas y niños, tráfico de drogas, contrabando de armas). Quienes realizamos estudios en la zona fronteriza por varios años sabemos que todo lo que pasa por la frontera hacia República Dominicana y en sentido contrario atraviesa puestos de control fronterizo y paga peaje. Lo que ocurrirá es un aumento de las tarifas de pago de peaje para: tráfico ilícito de migrantes, trata, contrabando y un mayor enriquecimiento a través de la cadena de corrupción existente en toda la zona fronteriza y en el territorio nacional. Igualmente, se incrementarán las prácticas de explotación y violencia hacia la población migrante haitiana desde distintas esferas.

Cada persona de origen haitiano paga entre 6,000.00 a 10,000.00 pesos para venir a República Dominicana no importa el lugar por el que entre, independientemente de que, si los traen en motoconchos, guaguas, camiones, jeepetas u otros. Este precio se incrementará probablemente al doble y se empeorarán las condiciones de explotación, violencia y violaciones de derechos que sufre la población haitiana que emigra de forma “ilícita” así como las mujeres que son víctimas de trata.

La respuesta a estos problemas no está en una verja que nos separe más de Haití ni de ningún otro país.  Está en una mirada a sus raíces estructurales en nuestra sociedad desde donde se tejen todo tipo de redes delictivas, tráfico y trata de personas, tráfico de drogas y armas y donde ocurren cotidianamente hechos de violencia, feminicidios y sicariato en total impunidad y con un tejido de complicidades desde distintos estamentos de poder.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY