“Verde que te quiero verde. / Verde viento. Verdes ramas./ El barco sobre la mar/ y el caballo en la montaña./ Con la sombra en la cintura/ ella sueña en su baranda,/ verde carne, pelo verde,/ con ojos de fría plata./ Verde que te quiero verde./ Bajo la luna gitana,/ las cosas le están mirando/ y ella no puede mirarlas… Verde que te quiero verde…” (Ayer, frente al Palacio Nacional, en medio de este portentoso renacer de la conciencia ciudadana -la que determina el curso preciso de todo sueño colectivo- vinieron a mi mente estos versos de Federico García Lorca, gran homenaje poético al color de la esperanza).