Carlos Gardel cantó que “veinte años no es nada…”, pero de Pruebas Nacionales (PP.NN) sí.

Han sido dos décadas de recursos financieros mal invertidos, no aprovechados, pues sus resultados no han producido mejoras significativas en el sistema educativo en general, ni en el curriculum en particular. La vuelta en círculo continúa, sin que avizore ninguna estrategia que rompa la inercia, y sus resultados se utilicen y sirvan para retroalimentar el sistema, como se establece en cualquier texto de evaluación educativa, y ocurre en otros países. Pero siguen  como el primer aciago día que iniciaron. ¿Por qué perpetuar las PP.NN, si no han producido resultados aprovechables para el mejoramiento de la educación preuniversitaria? ¿Acaso se mantienen para seguir confirmando los bajos niveles cognoscitivos con que egresan los estudiantes del nivel básico, medio y el tercer ciclo de educación de adultos? Es como si los resultados sólo importaran a los estudiantes. El MINERD no los utiliza para el uso que están llamados a desempeñar: retroalimentar el curriculum y trazar nuevas políticas.

Estas pruebas significan un 30% de la calificación para aprobar y continuar en el nivel siguiente; y el 70% corresponde al trabajo académico en las escuelas y colegios durante el año lectivo.

Con los millones de pesos que se consumen en estas pruebas, se hubiera reducido el déficit de docentes capaces para aplicar el curriculum que se inició pocos años después del comienzo de las PP.NN. El  año pasado la prensa informó que “se invierte un mínimo de 80 o 90 millones de pesos lo que arroja un total superior a los 240 millones de pesos en cada año escolar”. Una buena gestión debe maximizar los recursos, siempre escasos, y más para la educación dominicana que tiene necesidades que aun aplicando el actual 4% del PIB no es suficiente para solventar los pasivos acumulados en más de quinientos años de educación deficiente.

Responsabilizar a las PP.NN de ciertos males de la educación es una parte del problema, no todo el problema. Pero hay que decir que, estas pruebas son elaboradas por especialistas en cada área académica, que aplican los  criterios  que establece la teoría para la evaluación de los aprendizajes. Los ítemes son elaborados y probados, es decir, cumplen con un nivel de refinamiento, por lo cual muchos docentes confrontan dificultades para entenderlos y responderlos correctamente. Además, su cuidadosa elaboración contrasta con los que los docentes redactan en sus pruebas cotidianas. Consecuentemente, los estudiantes también los enfrentan con dificultades para entenderlos y acertar la respuesta.

En todo este tiempo de PP.NN ha ocurrido de todo: fraudes generados por empleados desaprensivos para venderlas; desasosiego en la familia por temor a la reprobación y postergar el ingreso de los hijos a la universidad; presión psicológica; ventas de pruebas de años anteriores como actuales; y porque no decir que se resuelven in situ; se crea un mecanismo y algunas respuestas correctas circulan entre los estudiantes, y se reprueban menos. Eso es vox populi. Por eso, hoy el terror inicial prácticamente ha desaparecido. El ingenio ha vencido los controles del MINERD.

El mecanismo estratégico pruebas nacionales debería ser modificado. En vez de formar parte de la calificación de promoción, podrían ser de carácter muestral en octavo grado y en el tercer ciclo de educación de adultos, y aplicarlas por zonas, provincias… En la educación media podrían ser un requisito obligatorio para ingresar a la universidad y diagnósticas para el sistema. Esta medida podría ser una fuente motivadora para que los estudiantes aprendan más y mejor; además, el ahorro podría destinarse a la capacitación de sus docentes.

De los egresados del bachillerato ni hablar. Los profesores universitarios se quejan cada día más, porque el porcentaje de estudiantes que muestra haber  aprendido “algo” en lengua española y matemática, por referir sólo dos, es escaso. Es una lucha de titanes enseñar esas asignaturas. Significan: ¡A comenzar todo de nuevo!

En varios países latinoamericanos las PP.NN han sido eliminadas; las causas no importan en este momento.

¿Por qué las autoridades del MINERD no celebran un congreso donde se escuchen diferentes voces que tienen interés en estas pruebas y en la educación del país, para decidir de una vez por todas las conveniencias o no de mantenerlas con carácter de promoción?

La propuesta consiste en concentrarse para precisar qué hacer hoy, porque la idea es encontrarnos como país mejor posicionados en un futuro cercano. Todo a la luz de esta cruda realidad de veinte años de Pruebas Nacionales, sin resultados potenciadores de DESARROLLOS.