Termina un año. Comienza otro. La Patria no termina. No vuelve a comenzar. No se detiene. Camina mirando el horizonte buscando quien la invite a caminar respirando dignidad. 

Herida por los grandes males que trajeron las indiferencias de los oportunistas sigue corriendo con muletas buscando desagravios. Buscando acompañantes que le ayuden a extender sus alas para no perder el rumbo de la alegría ni sufrir más desengaños.

Termina un año. La Patria no termina. La Patria no comienza. Camina con los ojos abiertos y el corazón despierto porque está en celo velando la alborada para despertar a sus hijos y escuchar el canto que en voz de Alberto Cortez le reza: ¡Vamos arriba!, que no se diga que estás llorando; que tus heridas mal avenidas se irán curando. Defiende tu derecho a la vida y juntos seguiremos andando”.

Muchos no podrán caminar junto a la Patria. Muchos no podrán acompañarla  en sus desvelos. En sus dolores. En sus alegrías. En sus luchas pendientes. En sus sueños eternos. No podrán. Porque no pueden mirarla a los ojos sin sentirse demonios.

Otros no podrán acompañarla porque la traicionaron. Cambiaron las banderas que dividían el territorio de la verdad del territorio de la mentira. Se rieron cuando la Patria sufría y se fueron de fiesta cuando la Patria recogía las lágrimas de los olvidados, de los enfermos y de los vejados. 

Otros muchos no podrán acompañarla porque el peso de sus egoísmos desvía sus pasos y los pone a la par  con mezquindades que no caben en otros corazones. Que no caben en las huellas de los otros.

Hay quienes no podrán caminar con la Patria porque la dividieron. La mutilaron. Le quitaron sus brazos para impedir que abrazara a todos. Le escondieron el pan para saciar el hambre de los muchos. Mataron las palomas que llenaban su cielo.

Otros no podrán acompañarla porque robaron su historia para escribir las suyas con renglones torcidos y alfabetos y números perversos maquillados de infamias.

Otros no podrán acompañarla porque profanaron los Altares donde reposa la honestidad, la justicia, el decoro, la decencia, la grandeza y la verdad. La corrompieron para arrancarle el corazón.

Otros, porque violaron sus ríos, sus valles, sus minas y  sus montañas. Y fabricaron plazas de toros donde debía haber templos, escuelas, hospitales y huertos.

Otros, porque se la apropiaron sin permiso de nadie; olvidando que la Patria somos todos. Que la Patria no cabe en sus ambiciones corrompidas.

No podrán caminar con la Patria los que borrachos de poder orinaron sus plazas, sus templos y sus monumentos.

Y aquellos que no puedan caminar con la Patria de todos construirán otras patrias cansadas, secuestradas, burladas y falsificadas, sin puntos cardinales y sin rostro, sin rezos y con cementerios anónimos.

Y a pesar de ellos seguirá habiendo Patria. La Patria no los necesita para seguir su marcha hacia un mañana cargado de auténticas bondades.

En este nuevo año que comienza pongamos la mirada sincera en la Patria. Y unidos, como comunidad de ciudadanos libres digamos en alta voz: “Vamos Patria a caminar, yo te acompaño”.