Los envidio. No saben qué es un apagón ni el tamaño de las mentiras de nuestros políticos. No ven televisión criolla (por tanto, no se enfrentan de pronto al rostro de Fello Suberví ni a la gracia de Euclides o Vinchito). No les interesa saber si hay jueces corruptos o si Félix Bautista se embolsilló, él solito, 26 mil millones. Son felices. Son turistas. Sólo les interesa el placer con sol, playa, comer, beber y pasear sin la más mínima preocupación por un país que ni siquiera saben bien dónde queda…(Es más, propongo que todos tomemos vacaciones permanentes, pagadas por Danilo, en Quisqueya la Bella o como se llame).