En su visión estratégica, sobre el encauzamiento correcto del país y de sus instituciones, el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), es del parecer, que a lo largo de la existencia de la humanidad, tanto el hombre como la mujer en procura de satisfacer sus necesidades, les ha sido muy difícil establecer un esquema de valores, dado que, lo que en un momento de la historia era considerado moralmente malo, hoy en día no parece serlo, generando una alarmante distorsión en las conciencias personales y en los comportamientos sociales, causante de serios problemas, que obstaculizan el desarrollo de la sociedad y de sus componentes.
Al respecto, asume, que esta gravísima problemática ha engendrado una enraizada crisis de valores, que en el momento actual, se ha tomado como un asunto que a la sociedad le urge encarar, para su supervivencia, convirtiéndose en un tema permanente, en todos nuestros entornos sociales, de tal forma, que a sus componentes en sentido general, les preocupa cómo solucionar la corrupción en todos los niveles y estratos sociales, el alto consumo de drogas, la violencia extrema, la alarmante delincuencia juvenil y otros males sociales.
Motiva lo señalado, en el hecho de quienes conformamos el conglomerado social de estos tiempos, estamos acudiendo a un acelerado proceso de desvalorización, consistente en una pérdida sistemática de aquellos valores que en otras épocas dieron gloria, prestigio y riqueza a nuestras naciones y sociedades, como resultó en nuestro pasado, la práctica de la responsabilidad, la honestidad, la valentía, el servicio desinteresado y muchos otros valores, que son los que dan sentido al término “ser humano”.
Por ello contempla, que el asunto de los valores en las familias, es más que nunca, un tema de preocupación fundamental, ya que abatida por la modernidad, la institución de la familia, se ha distorsionado y muchos padres han perdido el sentido de orientación, para guiar a sus hijos y sus propias relaciones de pareja.
Añade a lo anterior, la agravante de que los gobiernos y los partidos políticos víctimas de la corrupción, por la carencia de idóneos soportes morales, de la fortaleza institucional y del cambio de mentalidad que requieren, sumergen peligrosamente a los pueblos en la injusticia y la pobreza social, produciendo un pernicioso efecto en cadena que se traduce negativamente en desconfianza entre las personas y de ellas con relación a las instituciones públicas y privadas que rigen su entorno.
Dentro de la referida realidad y en procura de sus eficientes correctivos, el organismo de desarrollo recomienda asumir en su mayor dimensión, la práctica de los valores éticos dentro de nuestras familias, los estamentos del Estado y de toda la sociedad en general, sobretodo, por los impactos del mundo moderno, motorizador de una generación tecnológica y de nuevos sistemas de telecomunicaciones, cuyas aperturas económicas y sociales, han dado paso a transformaciones en la forma de vida de cada persona, requiriendo profundos cambios, por mostrarse en él un preocupante descenso en los valores que en nuestro pasado fueron fundamentales, como son: El honor, la responsabilidad, la libertad, la humildad, la obediencia, la armonía, la generosidad, la justicia, la paz, el patriotismo, la honestidad, la unidad y la cooperación.
Para el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), ante la crisis de valores que nos afecta y avasalla, se impone el cuestionamiento general y de cada uno en particular, y sobre todo, examinar nuestros roles sociales frente a las violaciones de las éticas y las conductas correctas, entendiendo que aún estamos a tiempo de rescatar a nuestra sociedad, si actuamos en el sentido correcto, solidificando valores en las familias, en nuestros gobiernos y en las entidades políticas, así como también, en las instituciones sociales y empresariales, para así lograr consolidar nuestra nación y nuestro Estado, y con esto asegurar un futuro más promisorio a las presentes y futuras generaciones.