La formación de los docentes para la educación básica  se realiza en institutos superiores y en universidades. De modo que el Ministerio de Educación cuenta con unas 20 instituciones para satisfacer la demanda de docentes que requiere el sistema educativo cada año.

En adición a estas instituciones hay que agregar su Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODOSU), conformado por la Rectoría y seis Recintos ubicados en distintas ciudades.

La aplicación de una política de cambios reales en el paradigma de  formación docente debe gestarse en la institución rectora, el ISFODOSU. Por un lado, porque su Rectoría es quien propone a la Junta Directiva la creación o supresión de los programas académicos; por el otro, porque es el único instrumento que posee el MINERD para pautar el tipo de maestro que desea que se forme en las demás instituciones.

El ISFODOSU se ha parecido mucho a la sociedad dominicana. Desde el año 2004 se han celebrado dos concursos para “seleccionar” al rector. El primero, en la gestión de Alejandrina Germán; el segundo en la de Melanio Paredes.  En ambos casos, cada uno de ellos impuso al candidato de su predilección.

“Hacer lo que nunca se ha hecho”, ya no es un eslogan de campaña. Es parte de la política de trabajo del presidente Danilo Medina. Y viene al caso porque acaba de nombrar, por decreto, al Dr. Julio Sánchez Maríñez, como nuevo Rector del ISFODOSU, y esto es una novedad en  el fondo y en la forma.

La formación de maestros es un punto neurálgico en la actualidad, en que la sociedad reclama una educación preuniversitaria de mayor calidad, lo cual no es posible si los docentes no se forman con igual criterio. Por tanto, el ISFODOSU requería este cambio, para impulsar una mejor formación a sus egresados..

El cambio también se justifica por el siguiente  hecho, que demuestra la necesidad de otra direccionalidad.

Desde enero de 2012, la  Vicerrectoría Ejecutiva del Recinto Urania Montás de San Juan de la Maguana, la ocupa de manera “interina” el Director Académico, sin que la ex rectora actuara para resolver esa situación, como lo indica el Estatuto Orgánico; máxime que no se trata de un centro educativo cualquiera, que tampoco se justifica que este acéfalo, sino de una institución superior formadora de maestros.

En términos de política de formación, las prioridades del ISFODOSU deberían ser la formación de los docentes que deben completar la licenciatura en Educación Básica;  la capacitación permanente de los docentes para mejorar su desempeño, sin descuidar la formación de nuevos maestros para atender el déficit anual.

Pero, estos programas requieren modificaciones. El curriculum tiene severas deficiencias. Asimismo, sus programas de maestrías deberían revisarse, porque carecen de nivel y rigurosidad científica; prácticamente son licenciaturas ampliadas, reconocen desde dentro.

Por todo eso, es que hay que tomar cuantas medidas sean necesarias para mejorar la formación y el desempeño de los maestros.

Modificar la política de formación docente implica reorientar el ISFODOSU como institución rectora. El primer paso está dado, ahora corresponde al nuevo rector  y a su equipo de trabajo situar esta institución en un lugar preeminente en la formación de maestros en el país, y revertir la afirmación de Ramón Flores cuando expresa: “… aun cuando está reconocida como una institución de educación superior, da la impresión que el Instituto perdió [nunca tuvo] la mística de la vieja Escuela Normal sin ganar un auténtico prestigio como institución de educación superior”.  Esto quiere decir que ese prestigio debe conquistarse a partir de ahora.

¡Enhorabuena Dr. Sánchez Maríñez y adelante!