Los jóvenes concentrados frente a la JCE, enarbolan un reclamo intransigente frente al fraude electoral perpetrado por el gobierno y expresan su repudio frente a la llamada clase política cuyo ejercicio partidario no los representa y donde florece la cultura que alimenta a quienes estupran no solo a ellos, sino a todos los que somos víctimas de sus abusos, corruptelas y desmanes. Nada ni nadie los hará cambiar de opinión.

Durante los meses que siguieron al ajusticiamiento de Trujillo en 1961 el pueblo empezó a desbordarse. Yo tenía entonces 17 años, ya era dirigente estudiantil y mi padre, junto a otros que no sobrevivieron “La 40”, había sido torturado tras participar en el movimiento clandestino 14 de Junio. En esos meses, el Dr. José Augusto Puig que ya era un adulto, consumado y reconocido antitrujillista, nos llevó a una reunión en la casa de un tío de Narciso Isa Conde  en Puerto Plata donde un vice cónsul americano que se identificó como Joseph Fandino nos leyó la cartilla. Dijo que, si equivocábamos nuestro accionar, EEUU invadiría nuestro país. “Vayan preparando las tropas le dije. No aceptamos imposiciones”.  Poco tiempo después y tras otros incidentes relatados en mi libro TRAVESIA, repudié al Dr. Puig convencido de que yo hacía lo correcto mientras que él con su moderación, sus límites y su prudencia iba rumbo al compromiso. El Dr. Puig fue candidato a la vice presidencia por la Unión Cívica Nacional que perdió ante Juan Bosch en las primeras elecciones libres en mas de 30 años. Tras el golpe de Estado de 1963 el Triunvirato lo nombró embajador en Francia.  Habría de pasar toda una vida para que yo finalmente entendiera sus razones no necesariamente para que le diera la razón.

¿Por qué he querido rememorar esta historia tan antigua? El momento es oportuno para aprender de ella. Como dije antes, nada ni nadie hará que esos jóvenes cambien de opinión ni de actitud. Ellos ahora, como nosotros antes, están avergonzados de la mierda de país que tenemos, de cómo esta gente nos estupra y los hemos dejado hacer; de la inacción de una generación, de los valores enarbolados por los adultos de hoy; no están contaminados con la lógica perversa pero usualmente eficiente del sistema. Ellos tienen ahora un sueño, ya despiertan de una larga pesadilla y repudian a la clase política con la cual no quieren coincidir ni mezclarse. Como nosotros, estos jóvenes protestan. A diferencia de nosotros deberán pronto proponer.

A mi generación, ese sueño y la época la condujeron a la guerrilla, la conspiración, la muerte temprana, el fracaso. Estábamos dispuestos a todo menos a ceder, a hacer concesiones; éramos puritanos y fundamentalistas. No podemos echarle a nadie la culpa de nuestro fracaso. Quizás hayamos aprendido algo.

La integración y la mezcla de estos  jóvenes con nuestros políticos no es posible. El enemigo no es solo Danilo y el PLD sino la cultura prohijada por ellos. Aunque han sufrido reveses importantes, no están derrotados. La próxima solución política caerá inevitablemente en las manos de políticos y partidos contaminados y/o corresponsables del caos actual. Sin embargo, el referente ético, los parámetros de conducta y la esperanza de un mejor país residen en esos jóvenes y son ellos los que pueden evitar que en aras del “pragmatismo” se destrocen los valores sobre las cuales edificar una nación y una sociedad. Que sean pues los jóvenes la consciencia crítica de esta época y que sea su accionar la espada sobre los hombros de aquellos muchos que, incluso despojados de mérito, heredarán el poder político mientras, esta nueva generación apura el paso para convertirse  a su vez en relevo.

Mientras mas tiempo duren los jóvenes en protesta mejores son las posibilidades de que pueda formarse una nueva cultura y una nueva tradición de lucha que supere el oportunismo, el consumismo y la desesperanza que prosperaron después que, el fracaso de mi generación y la siguiente, estuvo consumado. Aunque muchos no lo vean aun, desde la Marcha Verde hasta ahora esta sociedad ha empezado a renacer. Faltan éxitos y fracasos pero una sociedad vigilante en la defensa de la democracia solamente puede surgir de estas luchas. Un nuevo liderazgo nacional, por igual, se alimentará de estas jornadas. Por todo esto  suscribo Rescate Democrático: Al pueblo: está prohibido olvidar. A los que luchan: está prohibido fallar.

Mientras tanto, tratemos de no equivocarnos. Danilo Medina y lo que él representa, aunque golpeado, no está derrotado ni fuera de juego. Hay que rematarlo política y judicialmente. Será entonces cuando podremos exhibir la alegría que desde ya, sin haber completado la tarea, inunda las calles y plazas de cualquier parte del país y del  mundo que albergue una comunidad de dominicanos. Además de protestar y hacerlo en todas partes y con la energía que está ocurriendo hay que proponer.