¡Un padre, es una persona que está en la vida de un hijo, para toda la vida!

Estas líneas de reflexión van en honor a mi padre y a todos los padres que en este tiempo celebran su día, aunque como sabemos, su día es siempre.

La primera relación que todo hijo o hija tiene en la vida, es con su padre y su madre. Y cuando esta relación es firme, sana y equilibrada, las demás relaciones serán muy oportunas y fluidas. Pues la relación con los padres es la plataforma que sostiene a todas las demás relaciones. En este sentido, una de las garantías de las buenas relaciones humanas está centrada en una sana relación con los padres.

Bert Hellinger, fundador de las constelaciones familiares, dice que, el hijo o hija siempre lleva al padre en su corazón, es una realidad vital, no es una metáfora; y el hacernos consciente de esta verdad, es lo que nos permitirá concretar los proyectos de vida. Esta presencia masculina que viene del padre, ayuda a establecer los límites, a saber, dónde estamos ubicados/as.

Sostiene Hellinger, que el padre es como un motor de arranque, da la fuerza para romper las barreras, da el pensamiento lógico matemático, sin el padre, de alguna manera, estamos perdidos; y cuando no se puede integrar el padre en el corazón, difícilmente se pueda avanzar con fluidez en los estudios y en otras decisiones, aparecen los vacíos, y es cuando las adicciones se toman como una opción para llenarlos.

La relación con papa qué nos otorga plenitud

Desde la mirada sistémica, el padre aporta a los hijos e hijas habilidades para manejarse en la vida. Del padre nos viene la capacidad de triunfar, de abrirnos paso en la vida, y desde ahí echar adelante, conectar con aquello que es el propósito de vida.

Para Hellinger, el padre siempre está presente en la vida de un hijo o hija, no importa lo que haya pasado o como ha sido su concepción, el padre está presente.  Y para alcanzar eso que nos aporta el padre, además del apellido y el ADN; es importante que el hijo / hija se haga consciente y tenga la fuerza de tomarlo.

Del padre nos viene la capacidad de logro, esto porque al tener una relación sana, el hijo sabe con claridad lo que busca y desde la integridad y la conciencia de ser y estar, vive su presente.

El buen uso de las capacidades

Cuando el ser está íntegro y se siente completo se cultiva la capacidad de hacer buen uso de la vida, de los recursos, de las posibilidades que se posee, y eso se cultiva desde el origen de nuestra vida, con una sana relación con papá.

Esta relación se va fraguando desde que somos muy pequeños, cuando tomamos a papá como figura de apego, de forma saludable; y según lo que plantea Melanie Klein en su teoría de relaciones objetales, desde cero edad, se produce esta conexión por la elección al azar de esta figura de apego.

En la experiencia de vida, en la crianza y en la convivencia del padre con su hijo o hija, esta elección que se dio al azar en los inicios de la vida, será fortalecida o debilitada.  Y partiendo de ahí, será el éxito y crecimiento humano de este hijo o hija.

La seguridad para triunfar en la vida

Del padre tomamos la seguridad para triunfar en la vida, por eso, cuando un hijo no ha podido lograr esta conexión profunda con el padre, tenderá a buscarlo en otras experiencias, que no le dejan ni en salud ni en realización, como es el tema de las adicciones.

La invitación para la planificación de vida, para alcanzar las bendiciones y prosperidad que se desea y se merece, está en la integración de papá como figura de apego saludable, íntegra y plena.

Poder revisar la relación con papá, desde la conciencia de que todos los padres también son hijos, por tanto, mirar la misión de padre y mirar el rol de hijo, pues todas estas cosas se pasan de una generación a otra, y al trabajarlas también se pasan los beneficios.