En los últimos años del siglo XX, la mayoría de los gobiernos de los países europeos y las Américas introdujeron reformas para adecuar la educación al nuevo orden mundial que creaba la globalización y la tecnología de la información y la comunicación, que definían el marco del nuevo contexto nacional e internacional.
En la década de los noventa el Gobierno dominicano, con apoyo internacional, produjo la reforma educativa más importante que se conoce en la historia de la educación dominicana. Algunos países Latinoamericanos las habían concluido en los ochenta.
La literatura especializada establece que no todas las reformas educativas han tenido éxito; entre éstas hay que ubicar la dominicana, ¿por qué?
Porque una condición fundamental de toda reforma educativa es que los docentes la conozcan, la apoyen y estén decididos a aplicarla. Aquí no ocurrió así. Los docentes aplicaron superficialmente el nuevo curriculum, trayendo como consecuencia la deficiente educación actual.
En ese sentido, Beatrice Ávalos expresa: “…si los profesores no acompañan y apoyan las reformas los más hermosos diseños [curriculares] fracasarán”.
Y otra educadora chilena, Rosa María Torres, afirma que las reformas educativas y los docentes han estado siempre en conflicto en América Latina y el Caribe, debido a que los profesores se han resistido a ellas o simplemente no les han hecho caso o no han podido implementarlas.
La reforma educativa dominicana no escapó a esta realidad. Los docentes confrontaron múltiples dificultades para entenderla y llevarla a la práctica.
Otro aspecto a considerar en cualquier reforma educativa es que una vez que comienza no termina, se convierte en un continuum. Los diseños curriculares que se elaboraron para la educación inicial, básica y media en esta reforma, derivada del primer Plan Decenal de Educación (1992-2002), continúan sin modificaciones importantes en el segundo Plan Decenal de Educación (2008-2018).
Si se juzga por los resultados de las mediciones nacionales e internacionales, y por la apreciación de la sociedad sobre la calidad, la reforma educativa dominicana fracasó. He aquí algunas de sus razones:
a) El currículo reformado se puso en ejecución antes de tiempo y simultáneamente en todos los niveles y grados del sistema. Antes de tiempo, porque la Ordenanza 1’96 que establecía el sistema de evaluación fue posterior a la Ord. 1’95 que ponía en ejecución el nuevo curriculum, es decir, la forma nueva de evaluar, que lo era, aparece un año después.
La simultaneidad de su ejecución en todos los grados constituyó el aspecto más negativo, debido a que no era posible capacitar, al mismo tiempo, a todos los docentes en los aspectos cognoscitivos y metodológicos que demandaban los nuevos curricula. Además, se introdujeron asignaturas para las cuales no existían docentes capacitados, como lo exigían educación artística, educación física, inglés, francés, entre otras.
b) Los docentes y técnicos no fueron involucrados durante el proceso de elaboración de los diseños curriculares; su participación sería puntual para producir un nivel de concreción curricular (programas) que posibilitaría el desarrollo curricular a los ejecutores. Sin embargo, la ignorancia de la importancia de esta etapa condujo a que funcionarios influyentes la abortaran.
c) Los docentes tampoco se identificaron con el curriculum, porque su organización era diferente para cada asignatura, lo que dificultaba la planificación didáctica.
d) Los contenidos seleccionados para algunas asignaturas fueron excesivos, a tal grado que han tenido que ser reducidos.
e) Los resultados de las Pruebas Nacionales no fueron para mejorar el sistema, sino para promover a los estudiantes.
f) La supervisión del trabajo de los docentes fue casi inexistente. La educación es demasiado importante para dejarla únicamente bajo la responsabilidad de los docentes.
En la supervisión hay que separar el acompañamiento que es necesario realizar al trabajo en aula y la captación de informaciones estadísticas de las escuelas. Esta última no puede ser, como ha sido, el fundamento de la supervisión.
g) La falta de gerencia en las distintas instancias en general, y en las escuelas en particular. Todavía no se acepta que a dirigir, gerenciar,… se aprende. Los directores son docentes sin formación en esta área.
Se espera que en la adecuación curricular que el MINERD pondrá en ejecución se superen estas deficiencias, para que no se repita esta desafortunada y costosa experiencia de una reforma educativa fallida, porque se quedó en documentos curriculares.